Una de las enseñanzas que nos ha mostrado la pandemia del COVID-19 es el impacto positivo que tiene para la humanidad los avances científicos, producto de su capacidad para responder con innovación a los retos de salud pública.
Ha quedado claro que el acceso a estos avances permanentes impacta de manera directa y significativa la calidad de vida de las personas en especial de los pacientes.
En tal sentido, un propósito de todo país debe ser el ofrecer las condiciones necesarias para que el acceso a estos medicamentos de vanguardia sea una realidad.
Es evidente entonces la importancia de la entidad regulatoria de cada país encargada de autorizar el suministro y comercialización de medicamentos, ya que tiene la enorme responsabilidad de permitir el acceso a la ciencia teniendo en cuenta un debido análisis de su costo efectividad.
Es el caso en Colombia del INVIMA, cuya función es la de ejecutar las políticas formuladas por el Ministerio de Salud en materia de la vigilancia sanitaria y control de medicamentos.
Se trata de una institución estatal que debe contar con una alta capacidad científica y tecnológica, que asegure su capacidad de respuesta oportuna. Algo que en el caso precisamente de los medicamentos, no ocurre.
Hoy el INVIMA es una agencia rezagada que afecta de manera directa a los pacientes y su calidad de vida; al no poder acceder a los medicamentos que requiere o que el médico tratante recomienda.
A la fecha, tiene más de 7,800 trámites pendientes de evaluación, entre registros nuevos, modificaciones y renovaciones. El tiempo de aprobación promedio de un medicamento es de 29 meses, el doble de lo que requiere, por ejemplo, su similar en Brasil.
Lo que hoy se requiere, y es factible lograr, es implementar un plan de contingencia urgente en materia de medicamentos que genere resultados inmediatos.
Los retrasos hoy impactan también la evaluación de los trámites de medicamentos vitales no disponibles que se requieren de manera prioritaria para salvaguardar la vida o aliviar el sufrimiento de pacientes.
La modernización y fortalecimiento del INVIMA debe ser una prioridad en la agenda pública. Es prioritario avanzar en garantizar predictibilidad, seguridad jurídica y certidumbre en sus procesos. En poner al servicio de los colombianos y del sistema de salud el INVIMA que el país y los pacientes merecemos.
El llamado es a establecer una hoja de ruta que lleve a actualizar el marco regulatorio del INVIMA en función de promover buenas prácticas; a lograr su reingeniería administrativa y modernización tecnológica; a adoptar guías de autoridades de referencia y rutas de evaluación por tipo de producto, teniendo en cuenta necesidades médicas insatisfechas; y a fortalecer la comisión revisora a partir de llenar sus vacantes, modificar perfiles y establecer el llamado grupo de expertos.
Así mismo, es necesario lograr una alineación con estándares internacionales, que incluyan jornadas de capacitación e intercambio con expertos de entidades homólogas de Europa y Estados Unidos. Colombia requiere que el INVIMA sea recertificada en materia de medicamentos como autoridad de referencia de la Organización Mundial de la Salud.
Desde el movimiento de pacientes estamos convencidos que todos los agentes del sector salud estamos listos para aportar a esta transformación para lograr el INVIMA que los colombianos merecemos.
*Denis Silva, director de Colombia Saludable y vocero de Pacientes Colombia.