¿Qué significa Colanta?
Esta cooperativa lechera, emplea en Colombia a un gran número de “soldados-campesinos”, organización paramilitar creada por el presidente Alvaro Uribe Vélez como nueva versión de las Convivir. Fue bautizada como Colanta, en referencia y asociación a la leyenda celta de Avendal, en la cual el mítico rey Ventar, para luchar contra las fuerzas del mal (hoy los llamarían “terroristas”), conformó un consejo de defensores del reino al que autoproclamó “Colanta”.
¿Cómo fue posible que a una cooperativa lechera le dieran, en pleno siglo XX, el nombre evocador de un grupo combatiente del siglo V?
Sencillamente porque dicha cooperativa es una organización encubierta para agrupar paramilitares bajo la sofisticada modalidad denominada “soldados-campesinos”, que se financian, ya no con la explotación de sembradíos de coca, sino con la producción de leche y la elaboración de sus derivados, a la vez que ocupan terrenos geoestratégicos para conformar un muro de contención entre el norte y el sur de Colombia, respondiendo a la táctica norteamericana de dividir los territorios en conflicto para debilitarlos, tal como se hizo en Yugoslavia y como ahora se pretende concretar en Irak, dividiendo al país en tres partes.
Además, en el sur del país Colanta forma una barrera en la frontera entre Ecuador y Colombia.
¿Quién gerencia y dirige a Colanta?
El currículo del gerente de Colanta es más que diciente y está en un todo acorde con los propósitos de la Colanta del siglo V y de su nueva versión, la colombiana de los siglos XX y XXI.
En efecto, Jenaro Pérez Gutiérrez, el gerente, es subteniente de la reserva. A lo largo de los últimos 20 años ha recibido múltiples reconocimientos del Batallón Contraguerrilla No. 4, quien lo condecoró por su apoyo y colaboración a su Unidad Táctica. Recibió la condecoración “servicios distinguidos” de manos del director general de la Policía Nacional en reconocimiento a la “colaboración incondicional” y apoyo blindado a la Institución Policial.
Es miembro destacado de la Asociación de exbecarios del Centro de Estudios Cooperativos de Israel y miembro del Comité Directivo, Capítulo Antioquia, de egresados del Batallón Miguel Antonio Caro, MAC.
Además, es colaborador de los diarios más derechistas del país, La República y El Colombiano. En representación del Partido Conservador ha sido concejal municipal y diputado departamental de Antioquia, miembro del Congreso de Colombia y Presidente del Concejo de Medellín en el período en que Álvaro Uribe Vélez se desempeñó como Gobernador de Antioquia.
Es, además miembro del Directorio Nacional Conservador desde 1994 y coautor del libro “Hacia un Nuevo Modelo Colombiano” escrito igualmente por Mariano Ospina Hernández, hijo del expresidente Mariano Ospina Pérez, gestor del genocidio contra el pueblo gaitanista a partir de 1946. Ospina Hernández posee en su casa un salón consagrado a coleccionar piezas del régimen nazi y de su orientador ideológico, Adolfo Hitler. Ha sido la única empresa lechera condecorada con la Cruz de Boyacá.
La opinión pública antioqueña –y altas personalidades del mundo político que me lo han confirmado– señalan al presidente de la Junta Directiva de Colanta, el señor Guillermo Gaviria, a quien afectuosamente llaman “el Negro Gaviria”, como instigador de la masacre de La Chinita, en la que a mediados de la década del noventa, en la región de Urabá en el departamento de Antioquia, fueron asesinados 36 campesinos militantes de izquierda. Varios ciudadanos señalados como miembros de las Farc fueron condenados a cerca de diez años de prisión, sin que la justicia les hubiera podido comprobar su participación en el crimen.
Este mapa de Colombia (de mayo 2004) muestra en amarillo las zonas lecheras que conforman la cooperativa Colante. El gráfico se bajó de la página web de Colanta, el cual fue suprimido inmediatamente después de que se hizo la denuncia a través del canal 8 de Venezolana de Televisión.
Comentarios finales
El corredor que conforman las tierras cooperativizadas de Colanta, que comprenden los departamentos de Córdoba, Antioquia y Boyacá, fue construyéndose a partir de la década de los setenta. Fue entonces cuando se inició una fuerte campaña que propugnaba por la independencia de Colombia del departamento de Antioquia (como ahora en Venezuela se propugna por la independencia del Estado del Zulia), pero el trasfondo era otro, se localizaba en el marco de la estrategia militar, bien conocida, de dividir la geografía allí donde existen conflictos de difícil resolución.
En aquel momento en Colombia se buscaba separar el sector más desarrollado industrialmente a fin de conformar una barrera de contención para obligar a la guerrilla a concentrarse en el sur del país. Es por esto que al estudiar las zonas con más densidad de presencia militar, constatamos que se encuentran en el norte del país, razón por la cual una ciudad como Neiva, situada en el departamento sureño del Huila, ha sido víctima de espectaculares ataques por parte de las Farc que han podido secuestrar, en su propia residencia, a numerosos miembros de la sociedad huilense.
Un operativo de esta índole jamás podría suceder en el norte del país.
Toda esta información me ha sido confirmada por diversas fuentes del alto mundo político e incluso una personalidad colombiana, que por sus funciones ha tenido acceso a las fuentes de inteligencia, me lo ha confirmado. Entiendo que no lo haya denunciado.
Con ello se juega la vida. Tal vez más temprano que tarde este asunto salga a la luz pública y exista el ambiente político adecuado para que personas con más proyección política nacional que la mía señalen lo que ocurre en el corredor geoestratégico de Colanta.
Develar lo que allí sucede y que la opinión pública colombiana conozca la verdad que allí se esconde, es indispensable para frenar los propósitos Bush-Uribe de invadir a Venezuela. Lástima grande que el pueblo colombiano no tenga la oportunidad de escuchar las conversaciones de salón de nuestra oligarquía nacional.
Invasión a Venezuela
El objetivo de Colanta, entonces, es crear una barrera de contención para el escenario de invasión a Venezuela, para lo cual el gobierno colombiano buscó comprarle tanques a España cuando Aznar era su presidente. Para esta operación se adelanta la conformación de un soporte militar norteamericano en la región del Catatumbo y se está creando el ambiente independentista necesario en el Zulia para construir las condiciones psicológicas que debiliten la reacción ciudadana a una invasión extranjera, ya que uno de las herramientas más temibles de la guerra es la “conquista de las mentes”.
Es claro que la oposición venezolana que no hace parte de la oligarquía venezolana (la que no tiene patria diferente que su bolsillo) debe tomar en consideración el peligro de esa alianza de los jefes opositores con el imperio norteamericano y Álvaro Uribe, quien le dio asilo político, ni más ni menos, que al cabecilla visible del intento de golpe de Estado al gobierno bolivariano de Hugo Chávez.
En estos momentos es el patriotismo el que está en juego, es la dignidad de los pueblos y el derecho a ser libres, autónomos e independientes.