En ocasiones el autor de esta columna recibe escritos tan sumamente buenos que es inevitable compartirlos con los lectores. En este caso es un escrito que pareciera ser de la autoría de un médico de Málaga, don Juan Manuel Jiménez Muñoz. Me tomo la libertad, ojalá con la complacencia del autor, de compartir el texto. Creo que ante una amenaza populista de muy bajo nivel, y una grotesca “primera línea” que abusa de los derechos que les da el ordenamiento jurídico, el texto del médico Jiménez es de infinita actualidad.
- “No es difícil manejar una pistola. Lo difícil es manejar un azadón para labrar la tierra.
- No es difícil robar a un semejante. Lo difícil es madrugar cada día para llegar al trabajo.
- No es difícil quemar contenedores (o buses de Trasmilenio). Lo difícil es retirar la basura cada noche.
- No es difícil encerrarse en la Universidad para protestar por algo. Lo difícil es encerrarse media vida hasta sacar una carrera.
- No es difícil rociar con gasolina a un coche. Lo difícil es llenar el depósito de gasolina.
- No es difícil arrancar un adoquín (o un ladrillo) para usarlo como arma. Lo difícil es ser un magnífico albañil que pavimente la calle.
- No es difícil herir a una persona (o un policía). Lo difícil es atender a los heridos.
- No es difícil destrozar el escaparate de un comercio. Lo difícil es arriesgar tu patrimonio para crear ese comercio y dar trabajo a tus vecinos.
- No es difícil forzar la cerradura para vivir en la casa de otro. Lo difícil es pagar una hipoteca.
- No es difícil insultar a quien no opina como tú. Lo difícil es pensar que, tal vez, puedas ser tú quien se equivoca.
- No es difícil exigir que no te impidan hablar. Lo difícil es saber cuándo procede el silencio.
- No es difícil exigir nuevos derechos. Lo difícil es cumplir con los deberes.
Y no es difícil pedir más libertad cuando ya se tiene la libertad de pedirla. Lo difícil es conseguir la libertad cuando la libertad no estaba.
Y algún día –ya lo veréis– seremos nosotros los alzados. Nosotros. Los sumisos. Los callados. Los pagafantas. Los madrugadores. Los mansos. Los que queremos la paz. Los de las dificultades diarias. Los que sostenemos la Hacienda Pública. Los que no vivimos de enredar. Los que no vivimos de enfrentar. Los que somos lo que somos gracias a nuestros mayores. Los del esfuerzo personal. Los silenciosos.
Nosotros tomaremos las calles algún día. Y entonces, vosotros, no seréis nada.”