Cuenta la leyenda colombiana que en 2008 un alemán entendido en negocios e inversiones visitó a la familia de su esposa en Medellín, y que al acudir al mercado para comprar víveres se sorprendió con los precios al punto que elaboró una lista con más de 70 productos de primera necesidad que comparó con los precios de su país. Concluyó así que en estas tierras el modelo Aldi (vender únicamente productos básicos muy baratos) tendría gran acogida. Y decidió emprender un negocio abriendo dos locales con este esquema en Medellín. Pronto fueron una docena, y luego una veintena. Pero proyectar aún más el negocio requería un socio estratégico con gran músculo económico. El primero en involucrarse comprando una tajada fue el fondo de capital privado Aureos que luego pasaría a llamarse Fondo Abraaj. Y tras éste llegó el Grupo Empresarial Valórem (antes conocido como Grupo Empresarial Valores Bavaria) liderado por Alejandro Santo Domingo Dávila, cabeza del grupo familiar de herederos del industrial Julio Mario quien murió en 2011 siendo el hombre más rico de Colombia con una fortuna cercana a 8.500 millones de dólares. Era el multimillonario 108 en la lista Forbes.
Desde la dirección de Valorem, Alejandro, observó una gran oportunidad de negocio y pagó 11,2 millones de dólares por el 20 por ciento de D1. Y tan pronto se presentó la oportunidad se hizo con otro 5 por ciento, y así, una tajada tras otra, hasta desplazar al grupo fundador y alcanzar la participación mayoritaria. Valorem es propietaria del 60 por ciento de la empresa y tiene el control de la misma. De acuerdo a la revista Dinero, las tiendas D1, en su primer año de operaciones –2010– habían alcanzado ventas por $12.000 millones de pesos. Al año siguiente se habían casi triplicado al alcanzar $45.000 millones, para 2013 ya llegaban a $295.000 millones y en 2014 totalizaban $592.000 millones”
Esa impresionante curva de ascenso sostenida es la que hace que la joven D1 sea la empresa de mayores ingresos en el portafolio de Valorem, muy por encima de las ganancias que le dejan a Alejandro Santo Domingo otras de sus compañías con décadas de trayectoria como Caracol Televisión, Cine Colombia, El Espectador o Gases del Caribe.
Las Supertiendas y Droguerías Olímpica son el eje de la estructura de los negocios de los Char, el emporio mayor de la Costa Atlántica, que nació hace cerca de setenta años.
Arturo, el recién elegido presidente del Congreso y Alex, el popular exalcalde de Barranquilla, pertenecen a la tercera generación. La empresa nació con la compra El Olímpico en el centro de Barranquilla en 1952, fundada por el patriarca de la familia Ricardo Char. Se convirtió luego en Supertiendas Olímpica que incluye el negocio de droguerías, en cabeza de Fuad, el mayor de los hijos que además proyectó la organización hacia el Grupo Olímpica.
Cuenta con 350 almacenes con presencia en 105 municipios de 21 departamentos, que produjeron ventas de 6.1 billones de pesos a corte de 2018 (último dato público). El presidente de Supertiendas y Droguerías Olímpica desde 1999, es el tercer hijo de Fuad, Antonio Char Chaljub administrador de empresas de la Universidad del Norte, quien ha ocupado todos los escalones administrativos de la organización. Recibió la presidencia de su hermano Arturo cuando éste se postuló al senado, y es ahora el único dedicado al trabajo empresarial. El mega negocio de los Char opera bajo diferentes formatos: Super Droguerias, Supertiendas, los SAO o Supermercados Olímpica y la tienda virtual Olímpica.
Por su parte, detrás de Alkosto está un gran pionero paisa: Santiago Mejía Olarte, quien fundó en 1938 el grupo Corbeta, dueño de este hipermercado pero también de Ktronix y la ensambladora de motos AKT. Empezó a trabajar muy joven en el Almacén Antioquia y en una agencia de telas de Fabricato y pronto, a los 21 años, se casó con Helena Correa Ángel, quien lo sobrevive.
Alkosto forma parte del grupo Corbeta - Colombiana de Comercio, empresa fundada en 1938 como una distribuidora de telas, pero que veinte años después, gracias a la influencia de Manuel Santiago Mejía Olarte pasó a distribuir productos de consumo principalmente en las tiendas de barrio y minimercados, actividad donde desde hace varios años es el líder nacional. Posteriormente, incluiría la distribución de productos de audio y video, desarrollaría su propia marca, Kalley y en 1998 lanzaría un nuevo formato de tienda especializada en tecnología, Ktronix, almacenes que también presentaron largas colas físicas y virtuales el día sin IVA ante la demanda de sus productos electrónicos.
Alkosto es el primer hipermercado del país y la tercera empresa de comercio al por menor después de Almacenes Éxito y Supertiendas y Droguerías Olímpica, con mayor rentabilidad que ambas en el 2018, del 3,3 % vs 2,4 % y 1,3 % respectivamente. Sus ventas ese año fueron de $5,7 billones.
Su arraigue e influencia en el sector empresarial antioqueño, mas el peso de su patrimonio, con participación importante en Nutresa y el Grupo Sura, lo han convertido en uno de los bastiones claves para lograr que el GEA no perdiera el control de las empresas antioqueñas frente a la arremetida Jaime Gilinski respaldado por un gran capital. Y fue mas allá, Manuel Santiago Mejia lideró últimamente el grupo de empresarios que decidió adquirir el 50 % del periódico El Colombiano y atravesársele a la pretensión del mismo grupo económico de quedarse con el periódico emblemático de Antioquia.