Los costeños nos hemos caracterizado por ser unas personas serviciales, de un corazón noble, pacíficos; pero nuestros campesinos, aún más; a pesar de la nobleza que embarga nuestros corazones, de lo servicial y pacíficos que somos, unos foráneos, sembraron el terror en nuestra región, llenándola de sangre, desesperación y dolor.
Todo comenzó un Domingo de Resurrección; mientras, según la Biblia, la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo se conmemora un viernes Santo, para los costeños el viacrucis comenzó, el 3 de abril de 1988, fecha para nunca olvidar.
Ese día, Domingo de Ramos, en la vereda La Mejor Esquina, perteneciente al Municipio de Buenavista en el departamento de Córdoba, los campesinos con fandango y velas, celebraban la culminación de la semana mayor; cuando se encontraban en pleno jolgorio, de un momento a otro, alrededor de las 10:30 de la noche, apareció una camioneta repleta de uniformados, armados hasta los dientes, irrumpieron violentamente en el lugar haciendo disparos y gritos.
Fue una orgía de sangre, que duró aproximadamente hora y media; esa macabra operación, dejó como saldo, 27 campesinos muertos, la mayoría con disparos en la cabeza, el corazón, o con violentas ráfagas, que por poco partían a las personas; fue la primera masacre del paramilitarismo en la costa caribe colombiana y el aviso de lo que seguiría después; fue una horrible noche, para nunca olvidar.
Cuatro meses después, el 30 de agosto de 1988, también en Córdoba, otro grupo paramilitar, irrumpió en el corregimiento El Tomate, municipio de Canalete, allí asesinaron 16 campesinos y 22 casas del pueblo fueron incendiadas.
El 9 de enero de 1999, en el corregimiento Playón de Orozco, municipio El Piñón, departamento del Magdalena, un escuadrón paramilitar, irrumpió en esa población y asesinaron con tiros de fusil a 30 campesinos; como consecuencia de ello, unas 300 personas entre hombres, mujeres, niños y ancianos, abandonaran sus casas y parcelas.
El 28 de enero de 2000 un grupo de paramilitares fuertemente armados, asesinó a 14 campesinos en el corregimiento Santa Cecilia, del municipio de Astrea en Cesar; el grupo paramilitar se estableció en la población y provocó el desplazamiento, del 90% de sus habitantes, más de 350 familias, en algún lugar de Colombia, integran los cordones de miseria.
Entre el 16 y el 22 de febrero de 2000, los paramilitares cometieron en el corregimiento Villa del Rosario-El Salado, municipio de El Carmen de Bolívar, una de las masacres más sangrientas que han realizado los paramilitares en toda su historia, muchos campesinos fueron decapitados y con sus cabezas, jugaron futbol en la plaza del pueblo.
Inicialmente se creían que eran entre 30 y 60 personas las asesinadas de manera brutal, posteriormente, la misma Fiscalía, determinó, que la cifra había sobrepasado las 100 personas; en la región de los Montes de María la violencia se ensañó, más de 42 masacres fueron cometidas por los paramilitares que dejaron más de 360 víctimas fatales, el propósito era el despojo de tierras de los campesinos.
El 13 de septiembre del año 2000, un grupo de 70 paramilitares llegó al corregimiento de Chinulito en Colosó (Sucre) ubicado en la vía San Onofre-Tolú Viejo, allí asesinaron a 11 personas; las mataron con morteros y garrotes, les quemaron sus casas y también la de algunos que lograron escapar; cuando una pasaba por Chinulito, de y hacia Cartagena, observaba las casas totalmente abandonadas, era un pueblo fantasma, uno sentía horror al cruzar por ahí, era la zona de Rodrigo Mercado Pelufo, alias Cadena.
El 14 de octubre de 2000 fueron asesinados en el corregimiento de Macayepo, municipio de El Carmen de Bolívar, 15 campesinos; unas 250 familias fueron desplazadas de su territorio, una estrategia de los latifundistas para ganar territorio en los Montes de María, importándoles el dolor de muchas familias campesinas.
El 22 de noviembre de 2000 un grupo de paramilitares irrumpió en el corregimiento Nueva Venecia, municipio de Sitio Nuevo en el departamento del Magdalena asesinando a 30 pescadores; durante el recorrido hasta llegar al lugar, mataron a todo pescador que encontraban por el camino, 15 en total, cuando llegaron, ultimaron a 15 más. ¿Quiénes eran esos pescadores? Desempleados, sin techo donde vivir con sus familias, se las ingeniaron, y en plena Ciénega Grande, construyeron sus viviendas, sin auxilios del Estado, de ahí el nombre: Nueva Venecia ¿Se justificaba dicha masacre?
El 17 de enero de 2001 un grupo de paramilitares irrumpió en el Corregimiento El Chengue Municipio de Ovejas Sucre y asesinó a 27 campesinos de la región; para ese momento el gobernador era Salvador Arana.
El 2 de febrero de 2003, en Corozal (Sucre) se realizó un consejo comunal presidido por en ese momento presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez. Allí, Eudaldo León Díaz Salgado (Tito Díaz), alcalde del municipio de El Roble, le anunció al presidente Uribe y a todos los asistentes al evento, incluida la prensa (Caracol y RCN) que lo iban a matar y señaló a Salvador Arana como su posible determinador, debido a la persecución que le tenía por ser el único alcalde del país que para ese momento seguía los lineamientos del representante a la Cámara, Gustavo Petro.
Dos meses después, el 10 de abril del 2003 el cuerpo de Tito, fue encontrado a 3 kilómetros de Sincelejo, con varios impactos de bala y con la credencial de alcalde tirada en su pecho; después del crimen de Tito, Salvador Arana fue nombrado por Uribe como embajador en Chile; hoy, ante la JEP, Arana pidió perdón por el crimen de Tito Díaz.
Los días 30 y 31 de agosto del 2002, 15 campesinos fueron asesinados en las fincas El Tapón y Los Guáimaros, en San Juan Nepomuceno Bolívar; esa masacre provocó el desplazamiento de familias enteras de los corregimientos vecinos de Corralito y San José del Peñón, y se convirtió en la tercera masacre más numerosa de los Montes de María.
El 1 de septiembre de 2002 un grupo de 200 paramilitares irrumpió en la Vereda El Limón en la zona rural de Riohacha, Guajira, y asesinó a 16 pobladores; los paramilitares lanzaron cilindros, e incendiaron 15 viviendas.
El 17 de septiembre de 2002, llegó al corregimiento La Punta de los Remedios, en el municipio de Dibulla, Guajira, un grupo de 50 paramilitares y asesinaron a 9 personas.
La Masacre de Bahía Portete, en el Municipio de Uribia, en la Guajira, fue realizada el 18 de abril del año 2004, pocos días después de instalada la mesa de negociación entre el Gobierno y los Paramilitares en Santafé de Ralito jurisdicción de Tierralta Córdoba; ahí asesinaron a 12 campesinos y desaparecieron a una persona; 600 campesinos fueron desplazados.
El 14 de agosto de 2006 ocho miembros del Gaula del Ejército y un investigador del DAS fingieron un supuesto operativo de rescate a dos secuestrados y asesinaron a seis personas, en el balneario de Caño Dulce, en el municipio de Tubará, Atlántico.
Todo esto lo narro para preguntarle a los colombianos y sobre todo a los costeños ¿Nos merecíamos esta crueldad que vivimos y seguimos viviendo? ¿Cuál era el propósito?
Sembrar el terror en la región, para apoderarse de nuestras tierras y que las empresas de servicios públicos domiciliarios como Electricaribe, hoy, Air-e o Afinia, hicieran su agosto con el usuario; o que multinacionales como la que explotan las minas de carbón en la Guajira, el Cesar y el Magdalena, el Hierro y el Níquel en Córdoba, se lleven nuestras riquezas y que nos hagamos los de la vista gorda.
¿Usted está de acuerdo con esto? La costa es un territorio de paz. ¿No cree usted que nuestros campesinos deben regresar a labrar la tierra y que los afrodescendientes e indígenas deban tener un trato más humano, más digno?
Invito a todo afrodescendiente, indígena o mestizo a votar por quienes representan la reivindicación de nuestros derechos, que han sido pisoteados por las élites que siempre han gobernado.
Apostémale al cambio por la vida.
No más masacres ni asesinatos de líderes sociales.