Mucha tinta ha corrido y muchas columnas se han escrito intentando entender el fenómeno político en que se ha convertido Gustavo Petro, un caudillo que logró un teflón de un material tan fuerte que ningún escándalo parece afectarlo, no importa si sus propuestas espantan a los economistas más reputados o si negocia un perdón social con políticos corruptos y narcotraficantes encerrados en las cárceles del país.
Descifrar la psiquis de sus seguidores debe ser un ejercicio que vaya más allá de creer que lo siguen por simple ignorancia o porque les gusta "vivir sabroso" a punta de subsidios y sin hacer nada.
Tampoco se puede quedar, aunque ese es el mensaje de su campaña, en la promesa de cambio, ya que muchos de sus electores son conocedores de la alianza con personajes como Roy Barreras, Armando Benedetti, Gustavo Bolívar o Piedad Córdoba, seriamente cuestionados por la opinión pública.
Desde hacía varios días, y juzgar por la agudización de la polarización y violencia verbal y en ocasiones física de los protagonistas y seguidores de las diferentes campañas, empecé a considerar que a Colombia no la estaba moviendo un sentimiento de esperanza, renovación o cambio, sino una sed de venganza, un odio que emergió con tal fuerza que solo quiere que todo de vaya a la mierda.
Esta percepción dejó de serlo para convertirse en certeza al cruzar un par de mensajes a través de redes sociales con Jennifer Lasso, una joven madre oriunda de Tuluá y que actualmente reside en Cali, con estudios en tecnología en contabilidad y finanzas en el SENA, quién no dudó en responder con firmeza a la publicación de una fotografía de Petro que subí a Facebook, en la que cuestionaba el uso de una especie de banda presidencial.
Jennifer, escribió desde su sentir, "...Realmente ningún candidato es un buen candidato, Petro no tiene la fama que tiene por ser buen candidato, todos los que lo apoyan saben que no lo es. Lo apoyan por ser diferente, no bueno. La gente está cansada de lo mismo con los mismos de siempre y sumidos en la miseria. Si vamos a vivir en la miseria pues que sea por parejo, no solo para algunos. Y que sea intentando algo diferente y pecar por intentar, que por seguir soportando".
Leí en varias oportunidades su respuesta, creyendo incluso que había escrito sin pensar y bajo la calentura de los infructuosos debates que se dan en redes sociales, hasta que me atreví a contra preguntar si en realidad esa era su motivación, “con mucho respeto, pienso que muchos de los que siguen a Petro lo hacen no porque crean que con él van a vivir mejor, en el fondo saben que no va a ser así, pero es tanta la frustración, el resentimiento y el odio que votarán por él con este argumento”.
Y para que no quedaran dudas sobre el tema entrecomillé parte de su repuesta, pensando ingenuamente que Jennifer, podría contra argumentar, "La gente está cansada de lo mismo con los mismos de siempre y sumidos en la miseria. Si vamos a vivir en la miseria pues que sea por parejo, no solo para algunos", agregando que eran sus palabras y que ese pensamiento me resultaba difícil de entender porque solo busca una supuesta "venganza" cuyo fin es que todos los colombianos comamos mierda.
Su nueva respuesta fue contundente, "Tu lo acabas de decir ¡Así es! No es culpa del tipo que la gente le siga la corriente y que haya gente que le siga la corriente no hace que esa gente automáticamente sea ignorante. Cada uno tiene sus razones para estar equivocado.