Si usted está arriba en las encuestas y tiene un apoyo popular fuerte ¿qué razón le asiste para vincular al contrario con el narcotráfico con argumentos vergonzantes, por no decir, vergajos?
Si usted tiene a su candidato ganando en todos los escenarios, ¿qué razón o razones le asisten para infiltrar la campaña del contrario con argumentos aparentemente válidos pero propios de Estados con prácticas nazis?
Si su candidato va de cuarto en las encuestas (caso Fajardo) ¿por qué uno de sus alfiles, el senador Ariel Avila, arma toda una estructura, no para exponer la pertinencia de su candidato, sino para dedicar las 24 horas del día con el propósito de desacreditar sistemáticamente al que va de segundo y hacerse el pendejo con que el que va de primero, incluso con el que va de tercero, que está comprometido con un entramado de corrupción, según una demoledora investigación de la Silla Vacía? (Este último está a punto de hacer alianza con Sergio Fajardo).
Si el candidato de la oposición va ganando, ¿qué razones le asisten a un senador de la república (Gustavo Bolívar) para apoyar y reírse con un simulacro de la muerte de Duque y Uribe? ¿Se imagina usted que los uribistas hubiesen hecho esa fanfarronada?
¿Por qué hay la sensación de que —si gana Petro— los fiquistas y los que no votaron por Petro van a reconocer los resultados, pero si gana Fico, no solo desconocerán los resultados sino que vendrá el desmadre?
¿Por qué la jauría de abogados que busca coordinar Miguel Ángel del Río para investigar la campaña del candidato que va de segundo, no dedica unos minutos para escudriñar por qué la congresista electa por el Pacto Histórico, Piedad Córdoba, más conocida en el bajo mundo como Teodora, y conocida de autos, anda visitando narcotraficantes y extraditables en cárceles como si fueran sus compadres?
Todas estas preguntas tienen una explicación y una respuesta: la degradación de la política y el peligro que representa el candidato que va ganando las encuestas.
Si así se comportan sin el poder, ¿se podrá imaginar usted lo que harán con el bastón en la mano, es decir, con Ejército, televisión, una chequera billonaria y otros juguetes más?
Si la senadora María José Pizarro regaña como una loca a unos policías que la protegen en el Congreso, como si fueran sus esclavos, ¿se imagina usted lo que hará esta señora cuando su jefe sea el presidente de la República?
Lo que se viene entonces será un matoneo en todos los niveles y con mayor virulencia si Petro se cruza la bandera de Colombia. Están creando deliberadamente una atmósfera maluca y terrorífica que recuerda esos Estados que hacen del poder una manigua de terror y persecución.
Pero, claro, si ellos odian a la ultraderecha es porque tienen las mismas neuronas y la misma espada. El problema no es que la ultraderecha use asquerosos procedimientos, el problema es que ellos lo quieren emular.
Si nos están vendiendo la idea que el candidato que va ganando las encuestas representa lo mejor y es el mesías que estamos necesitando y cuyo reinado traerá un paraíso jamás visto, lo que hacen sus corifeos enrarece su eventual mandato y crea un pánico totalmente justificado.
Y, sí, Satanás está en campaña, y su legión de ángeles perversos están haciendo de las suyas, ahora con un respaldo de creyentes de buena y mala fe.