Por los intereses económicos y políticos que se mueven detrás de los accionistas de algunas empresas encuestadoras estas se han convertido en uno de los instrumentos de manipulaciones electorales más eficaces en el país. Sus mediciones y sondeos no están siendo instrumentos idóneos en las orientaciones de los electores, sino en armas y herramientas poderosas de manipulaciones y engaños.
Dos de las empresas encuestadoras seriamente cuestionadas por sus mediciones amañadas son Guarumo e Invamer-Gallup. La primera que tiene como accionista a Víctor Muñoz Rodríguez, quién se ha desempeñado como Alto Consejero para la Innovación y la Transformación Digital del Estado en el gobierno de Iván Duque. La segunda, una empresa antioqueña con sede en Medellín, cuyos principales clientes son varias empresas del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).
Empresa encuestadora que se ha convertido en pieza clave en el control del poder político en Antioquia y el país, una empresa de propiedad de la familia Londoño y controlada en los últimos años por Jorge Londoño de la Cuesta, ex gerente de las Empresas Públicas de Medellín, cargo que ocupó durante el gobierno del ex alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, actual candidato presidencial del uribismo.
Nombramiento que obedeció en parte al papel que jugó Invamer en las manipulaciones de los sondeos electorales en beneficio de la elección de Gutiérrez y de los intereses del GEA. En aquellas elecciones del 2015, en tres meses manipuló de manera descarada las mediciones y disparó la candidatura de Gutiérrez y lo puso en un cabeza a cabeza con el candidato favorito Juan Carlos Vélez.
A los otros tres competidores de peso: el exalcalde Alonso Salazar, Gabriel Jaime Rico y el exsenador Eugenio Prieto Soto, los desinflaron a punto de las encuestas amañadas. Finalmente, publicaron una encuesta que influyó de manera decisiva para que Federico Gutiérrez fuera electo alcalde. Fue una estrategia de manipulación de los sondeos como la que actualmente hacen en contra de los candidatos presidenciales, Sergio Fajardo y Luis Pérez Gutiérrez. Su estrategia como la de la revista Semana y otros medios controlados por periodistas y empresarios afines del Centro Democrático es acabar con sus candidaturas.
En aquella campaña Gutiérrez recibió financiación de varias empresas del GEA y uno de los primeros nombramientos que hizo como alcalde en la Junta Directiva de EPM fue el del empresario Manuel Santiago Mejía, hombre orquesta ahora en su campaña presidencial.
Pese a que Londoño de la Cuesta es actualmente el embajador de Colombia en Canadá, sigue moviendo los hilos del poder de Invamer. En esta campaña presidencial Invamer comenzó a mostrar sus garras en la encuesta que publicó ayer viernes. Son varias las manipulaciones que quedan en evidencia.
La primera, vende la idea que el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, llegó al techo en las encuestas y comienza a decrecer. Las cifras muestran que en dos meses baja del 44,6% al 43,6%, una manera sesgada de manipular a los electores para que crean que no tiene el suficiente respaldo popular para ganar en la primera vuelta.
La segunda, el crecimiento exagerado en dos meses del candidato Federico Gutiérrez, quién pasa de un 8,7% a un 26,7%. Es decir, creció 18 puntos en medio de los escándalos de corrupción del gobierno. Es poco creíble que sea el aspirante presidencial que más crece cuando es el candidato del partido de gobierno y sobre su aspiración cabalga el peso de todos los escándalos de corrupción de la administración de Duque y, desde luego, de hechos tan notorios como la condena contra el ex gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos, uno de sus principales respaldos políticos en Antioquia.
También resulta insólito que los efectos de la caída de la revocatoria contra el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, las revelaciones de los militares ante la JEP sobre los falsos positivos en el gobierno de Uribe y el llamamiento a juicio al expresidente Uribe, su mentor por manipulación de testigos no afecten seriamente su candidatura. Son estos y otros hechos graves que ponen en cuidado intensivo a cualquier candidatura.
La tercera, la cifra de la caída en picado del candidato Sergio Fajardo, a leguas se observa que es una manipulación descarnada para que sus seguidores hagan voto útil escurriéndose hacia las toldas de Fico. Una manipulación encaminada a mostrar la inviabilidad de la candidatura de Fajardo, que según las maniobras de Invamer en dos meses se desploma del 15.0% al 6.5%, perdiendo un 8,5% de favorabilidad.
La cuarta movida de la manipulación fue subir levemente al candidato Rodolfo Hernández, del 13,1% al 13,9%, para presionar el retiro de Fajardo y luego arrancar otra etapa de manipulaciones desinflando a Hernández y seguidamente iniciar a exponer un crecimiento de Fico hasta ponerlo en un mano a mano con Petro. Sin embargo, en la estrategia se les olvidó afinar la puntería en dos detalles: la encuesta la publican al día siguiente que Fajardo y Hernández anuncian que están conversando sobre una posible alianza y no se percataron que Oscar Iván Zuluaga y Luis Gilberto Murillo ya no son candidatos.
@j15mosquera