Basta con salir un domingo en la mañana por las calles de Medellín para encontrar en las aceras decenas de indigentes,drogadictos,alcohólicos y personas de la tercera edad en estado sucio y famélico,esperando que personas caritativas se acerquen con temor o complicidad a dejar en sus manos una moneda para calmar su hambre o con que ir a buscar la siguiente dosis y tratar de pasar lo mejor posible la tediosa mañana dominical.
Si es verdad que la administración municipal ha destinado gran parte de su presupuesto para fortalecer programas de prevención y recuperación,también es cierto que el efecto de la gestión ha sido pobre, ya que cada día se observan más individuos en los parques,no sólo del centro,sino en los barrios,corregimientos y zonas aledañas del Valle del Aburrá.Indiscutiblemente algo está fallando y es hora de mirar al interior de las familias,a nuestra educación o a las políticas de represión al micro y narcotráfico,que cada día logra más adeptos y por ende la multiplicación de sus ingresos ilícitos.
Muchos de los habitantes de calle de nuestra ciudad,provienen de otras regiones del país o del departamento, atraídos por la fama de que los Paisas somos personas nobles y caritativas y porque el clima de la ciudad permite pasar el día o la noche sin mayores contratiempos.A eso hay que agregar el cierre de muchas ollas de vicio y expendios minoristas de alucinógenos, que ha desbordado y arrojado a sus clientes a sitios céntricos,formando hordas inmanejables que han sido desplazadas por operativos policiales a sitios menos concurridos,pero que han degenerado en atracos,violaciones y desmanes contra el parque automotor y contra la integridad ciudadana.La represión y control ejercidos por las autoridades durante las horas diurnas,decae y se vuelve inmanejable en las noches y los festivos.
Está próxima a iniciarse en Medellín la temporada navideña y con ella la llegada a nuestra urbe de centenares de turistas nacionales y extranjeros para mirar nuestros alumbrados,desarrollo,para verificar por qué somo la ciudad más innovadora del mundo,para transportarse en nuestro meto,metro-cable,escaleras eléctricas,para apreciar la belleza de nuestros paisajes,mujeres y para degustar nuestra gastronomía.La pregunta es:¿estamos preparados para que nuestros visitantes vean también esa parte oscura de nuestra sociedad? ¿se llevarán los turistas la impresión de una ciudad cobijada por el vicio,el descuido,la indigencia y la desigualdad social?He ahí la inquietud.
Es hora pues de recomponer las cargas,de establecer correctivos en lo que se hace,de re-direccionar políticas de prevención y de ocuparse más por la familia donde las carencias de todo tipo engendran vacíos profundos, llenados temporalmente por el humo del bazuco,la marihuana,por los alucinógenos o por el alcohol que generalmente es adulterado y de baja calidad,dando pie a que cada jornada sean mayores las victimas.