La imagen satelital de Marine Traffic el 13 de abril era abrumadora, el puerto de Shanghai, el más grande del mundo en los últimos diez años, era una mancha de puntos que mostraba 477 barcos atascados, esperando cargar y descargar; la semana anterior habían sido 300, dice El Mundo de España. Los 26 millones de habitantes de la ciudad viven desde hace cuatro semanas confinados por un rebrote de covid.
No hay trabajadores que descarguen e inspeccionen la mercancía, ni camioneros que lleguen hasta el puerto, sumergidos como están en una burbuja sanitaria dentro de la estrategia “covid cero” para esta variante ómicron. Miles de contenedores se apilan en el puerto poniendo otra vez contra la pared la cadena de suministros global, cuando apenas se estaba levantando cabeza del golpe sufrido durante la pandemia.
La metrópoli china no es silo un supercentro financiero mundial, también lo es en comercio de mercancías: en 2021 representó el 17 % del tráfico de contenedores de China y el 27 % de sus exportaciones, según BBC. Mueve al año más de 40 millones de contenedores estándar (TEU), más que ningún otro puerto. Desde allí se exportan desde lavadoras, aspiradoras, paneles solares hasta componentes electrónicos y textiles según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OCE). Se estima que estos productos representan entre el 30 % y el 50 % de las exportaciones totales de esos productos de China.
Este colapso marítimo amenaza con complicar los procesos de cientos de miles de empresas de todo el mundo. La situación de la cadena de suministro en Shanghai sigue empeorando. El puerto se está quedando sin capacidad para algunos tipos de carga ya que los importadores no pueden recoger sus mercancías. La naviera Maersk, la más grande del mundo anunció que varios busques evadirán el puerto de Shanghái debido a la escasez de espacio disponible para contenedores. Otras dos de las grandes, MCS y ONE también han ordenado que traten de buscar puertos alternativos y hacer llegar a su destino los productos por vía terrestre. Los perecederos son los más afectados.
El tiempo de espera de los buques cisterna, graneleros y portacontenedores ha subido de forma abrupta. Además, hay que tener en cuenta que los retrasos en el transporte marítimo desde los tres principales puertos chinos a Hamburgo, Alemania y Ámsterdam se habían duplicado a más de 12 días durante el primer trimestre, antes de que se materializara por completo el cierre de Shanghái.
La demora en los suministros ya se empieza a sentir en industrias como la automovilística y la electrónica aunque el golpe puede ser mayor dentro de unas semanas cuando hayan disminuido los inventarios para capear el temporal. Esto es de ida y vuelta. A Shanghái llegan materias primas como níquel o aluminio que se utilizan para fabricar materias intermedias en gran variedad de industrias.
Las consecuencias derivadas de los cuellos de botella en las cadenas de son bien conocidas: retrasos en entregas de productos e inflación. Aún antes del colapso marítimo de Shanghái, el Fondo Monetario Internacional había manifestado en su último informe que “El alcance y la frecuencia de los confinamientos en China ha desacelerado la actividad allí y podrían causar nuevos cuellos de botella en las cadenas de suministro globales”. Los temores se han intensificado ahora por el temor de que las exportaciones se vean afectadas y por el impacto inflacionario en el mundo, incluida América Latina que es un gran socio comercial de China.
Colombia entre ellos. En el 2021 China se consolidó como el segundo socio comercial de Colombia en términos de exportaciones, se convirtió en el primer origen de las importaciones del país y en términos de inversión se consolidó como primer inversionista de Asia en Colombia. En pandemia, las exportaciones se contrajeron un poco y sumaron 3.660 millones de dólares, las importaciones 14.800 millones de dólares.
Muchas fábricas chinas han tenido que parar por la estrategia 'covid cero', eso se traduce en menores exportaciones, pero en cuanto se resuelva la situación seguramente harán falta muchos contenedores y barcos para dar salida a la producción y atender a una demanda previsiblemente mayor que compense el déficit de estos días.
El escenario que hoy viven los habitantes de Shanghái y otras importantes ciudades en China tiene en vilo a los mercados financieros, por la posibilidad de que Beijung adopte un confinamiento estricto que llevó a la pequineses a desocupar supermercados en medio del pánico.
Valora Analitik pone de manifiesto que el Índice Compuesto de Shanghái, referencia de China, cayó 5,1% el lunes el peor día que desde el 3 de febrero de 2020, cuando el covid impactó por primera vez al mercado chino, el Hang Seng de Hong Kong, se contrajo un 3,7 % el Nikkei de Japón cayó 1,9 %, y el Kospi de Corea 1,7 %.
En paralelo se alerta sobre las repercusiones en el precio del petróleo, por la disminución del consumo en China confinada y en los precios de los commodities del sector minero, por la participación de esta nación en enormes obras de infraestructura.
En medio de los temores por una nueva pandemia, el puerto de Shanghái sigue atemorizando al mundo. “Como la capacidad del puerto no es la misma que en marzo o febrero tomará tiempo resolver la situación, y aunque el confinamiento de la ciudad terminara mañana hay un retraso en la capacidad que no se resolverá rápidamente”, le dijo a BBC Mundo Rodrigo Zeidan, profesor de Economía y Finanzas de la NYU de Shanghái.
En lo que no parece haber duda es que la inflación estará aquí por un tiempo y los precios de muchos bienes tardarán en estabilizarse. El efecto ómicron de Shanghái se sentirá en todo el mundo.