Días atrás, Gaviria había expresado lo siguiente: “Colombia requiere urgente de la transición a un modelo diferente de Estado. La dirección del Partido Liberal apoyará para la siguiente legislatura un candidato que represente el clamor popular de un pueblo cansado de lo mismo. Un candidato que abiertamente no tenga nada que ver con el gobierno actual ni que tenga un pasado en años anteriores de cercanía con el Centro Democrático. Agrego que el país requiere de cirugías profundas, no de simples promesas, si queremos que en Colombia no se generen problemas sociales gravísimos”.
La decisión de Gaviria de apoyar a Fico contradice abiertamente lo anteriormente dicho, pues sobran las evidencias de los nexos de Fico con Uribe desde años anteriores a su aspiración presidencial, además el libreto de campaña de Fico es prácticamente la radiografía del de Duque.
Pero la pregunta que podemos formularnos es: ¿por qué no pudo llegar a un consenso con Petro, Fajardo o Rodolfo que son candidatos sin nexos demasiado evidentes con Uribe?
Aparentemente, obedece a sus aspiraciones clientelistas más que a presiones de algunos “barones electorales” del partido. Lo que se ha filtrado es que Gaviria pediría cuotas burocráticas, entre ellas las carteras de Hacienda y Defensa, prácticamente, significa esto el manejo de la chequera y la seguridad, en otras palabras, cogobernar, y hacerlo en cabeza de Simoncito (El que firma sin leer), es decir, entregarle parte del gobierno a sus clientelas.
Ni Petro ni Rodolfo le caminan a esta aspiración de Gaviria, Fajardo no se sabe. Lo que procede es su apoyo a Fico que no tendrá ningún inconveniente en surtirle sus aspiraciones. Gaviria es el jefe, pero el Partido no es Gaviria, diferente de lo que sucede en el Centro Democrático, que ese sí tiene dueño.
Gaviria se presenta como el salvador de Colombia, el mismo discurso de su apoyo a Duque en 2018. Cuando la realidad es que las bancadas liberales terminarán por darle la espalda, pues la candidatura de Fico no representa el ideal liberal ni las banderas del liberalismo. Ni las fuerzas progresistas de las nuevas generaciones.
Terminará Gaviria por abandonar la presidencia después de este segundo apoyo al uribismo, pero el Partido superará este escollo por la división y profunda grieta que ha suscitado en sus bancadas.
En conclusión: El Partido Liberal es mucho más grande que la pequeñez de Gaviria, quien desde su militancia en el Nuevo Liberalismo no tuvo inconveniente en enterrar las banderas de Galán que recibió en su funeral. Lo que se traduce en que Gaviria se sepultará junto con el gavirismo y el Partido Liberal tomará un nuevo aire.
Fin del comunicado.