La política tradicional colombiana presenta inconvenientes si se quiere opinar de modo favorable de sus protagonistas y actores principales. Pero el observador tiene el sagrado deber de intentar explicar lo en apariencia inexplicable.
Es lo que ocurre cuando se le pregunta en qué favorece a la candidatura de Federico Gutiérrez el apoyo que se anuncia le brindará el Partido Liberal de César Gaviria para esta campaña electoral.
Si se miran los resultados de la primera vuelta de 2018, en la que su flamante candidato De la Calle Lombana a duras penas logró el medio millón de sufragios, podría sin rodeos afirmarse que poco.
Pero si la referencia es la elección de congresistas del 13 de marzo reciente, habría que decir que mucho. Esta última opción, sin embargo, hay que tomarla con beneficio de inventario, pues los registros de prensa nos dicen que hay una especie de motín a bordo liderado por legisladores electos y militantes de base contra el “omnímodo” director, quienes han anunciado su voto por Petro, tanto que integran los equipos de campaña.
Este encontrón- primera vuelta de 2018 y resultados del trece de marzo- puede matizarse si a los actores de esta coyuntura se los pone a compartir responsabilidades por haber apoyado al gobierno Duque, Gutiérrez todavía cargando el bacalao, y Gaviria intentando tirarlo.
Pareciera que Gaviria quisiera hacer imposible la alianza con el candidato derechista cuando ha anunciado que le entregará la plataforma sobre la cual giraría ella: una que contiene temas que Duque ha negado ejecutar durante su ya desfalleciente mandato.
Aunque Gutiérrez, basado en el apotegma nacional de que la política es dinámica, puede suscribirla sin titubeos en aras de los altos intereses de la patria. Aunque cometa oxímoron.
El corolario es inevitable. Dadas las ejecutorias de los artistas, -la política es un arte- en sus respectivas vidas públicas este enlace constituye un original abrazo del oso recíproco.