Para entender la polarización en Colombia debemos retroceder en la historia política reciente del país. En 2009, Juan Manuel Santos renunciaba para lanzarse como candidato a la presidencia, ya en ese momento El santismo y el uribismo eran tan amigos que enarbolaban sus banderas de no agresión.
Justo después de la elección del primero (2010) ya sabemos lo que sucedería, “la amistad de conveniencia" se dividía y esto se enconó a raíz de la firma de los acuerdos (2016), resultante en dos vertientes, la Paz o la Guerra, equidistante una de otra
¿Y en que afecta ello en esté 2022? precisamente, los millones gastados en publicidad para legitimar dichos acuerdos y el desconocimiento de un referéndum, hicieron que al día de hoy haya una vértice político que no quiere recordar el pasado y ni se diga a Uribe, pero que encontraron en un viejo conocido, como el senador Gustavo Petro a un “salvador" que ha sabido aprovechar esa brecha ideológica para ahondar más la ya tan quebrantada vorágine política.
A tal punto de que en las universidades existe adoctrinamiento de adeptos y campañas en contra del expresidente Uribe acusándolo audazmente de que todo el mal que ocurre en Colombia es su culpa, olvidando los muertos que dejaron las guerrillas M19, EPL, FARC, ELN...etc, en su más de medio siglo de historia.
Y no, no estoy a favor de Uribe, por supuesto tampoco de Petro, lo que pasa es que es tal el fanatismo y la polarización en el país que ya los periodistas no podemos ser ecuánimes, debemos tomar partido dirán muchos, y no se dan cuenta que si sucumben a dichas pretensiones serán "marionetas convenientes” y en nosotros está el no "prostituir y degradar" más la labor.
Porqué tenemos "El poder en el bolígrafo" tal como decía Ernest Hemingway... Más bien, no creen dioses en la tierra y menos en cuestión de política, para no tener que quedar como el perro "con él rabo entre las piernas".