No hay selva o montaña colombiana que las machas no conozcan. Aquellas botas de caucho que el país rural hizo famosas hace más de 20 años, hoy son una de las insignias más importantes de Croydon, la marca de zapatos colombianos más reconocida de los últimos tiempos.
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Pero Croydon no solo es la marca de calzado más famosa, también es la más antigua que sigue en pie contra todo pronóstico, incluso después de su quiebra en 1996. Fue gracias al empresario Juan Carlos Restrepo Vélez y su familia que hoy Croydon compite hombro a hombro con las mejores marcas en el país.
Restrepo, un paisa antioqueño de esos que crecieron con la industria textil y de calzado como referente empresarial, compró Croydon hace 25 años al gobierno Samper que la liquidó después de su quiebra por la apertura económica de César Gaviria. Restrepo quería revivir la historia de esta empresa colombiana, que aunque nacida en Bogotá, era de extranjeros.
En 1937 los suizos Ernesto Leupin, Anthony Straessle y el canadiense Eric Straessle, deciden fundar en Colombia Croydon del Pacífico para venderle al gobierno abrigos para sus fuerzas armadas. Los zapatos, principalmente para la industria, se empiezan a fabricar en 1942.
Un par de años después se asocian con la prestigiosa compañía estadounidense Rubber, que fabricaba las llantas para carro de marca Uniroyal, las cuales dominaron el mercado de los neumáticos en el país por bastantes años. Aquella sociedad se llamó Croydon Uniroyal, que fue líder en el segmento automotriz y cada vez más se fortalecía en el mercado nacional del calzado.
Después de exitosos movimientos empresariales, y ventas de acciones a raíz de la muerte y separación de sus dueños fundadores, Croydon cayó en un declive sin salida. Hacia 1990, Ralph S. Reiner, quien se había quedado con la mayor parte de la empresa, vendió su participación. Los nuevos dueños intentaron salvar a la empresa del descalabro económico pero la prolongada pelea con el sindicato de aquella época y las masivas importaciones desde China de zapatos baratos, pero de baja calidad, a las que le abrió la puerta el expresidente Gaviria, hundieron aún más a la empresa terminó debiendo más de 10 mil millones de pesos.
Batallaron durante cinco años, pero en 1996 llegó la muerte insalvable. Croydon, que ya tenía presencia en el extranjero y que era la dueña del 10% del mercado nacional, con varias de sus marcas, fue liquidada por orden del Gobierno de Ernesto Samper. Los terrenos en Cali donde funcionaban las fábricas, la maquinaria, y las diferentes marcas que hicieron prestigiosa a la compañía, fueron repartidas entre los acreedores, el sindicato que representaba a los casi mil trabajadores y otra parte se les entregó a los pensionados.
Fue en ese difícil 1996 que entró en el juego Restrepo Vélez. Con la firma comercializadora Syx Footwear, la familia Restrepo firmó con la Superintendencia de Industria y Comercio un contrato para explotar en comodato la empresa Croydon y sus marcas que ya tenían lo más difícil en el mercado: el reconocimiento del público.
Juan Carlos Restrepo, ayudado por un equipo de gerentes, logró levantar la compañía. Durante 10 años pagó arriendo por el uso de las marcas y por las fábricas con su maquinaria incluida. La mayoría de trabajadores del viejo Croydon tuvieron puesto de trabajo en el nuevo proyecto, los diseños se mantuvieron y se crearon nuevos productos, como la línea Gomosos, para niños; la macha y la machita de caucho, para trabajo industrial y rural, y la línea deportiva con varios modelos.
En 2006 Restrepo les compró a los pensionados y a los extrabajadores, todo el paquete de Croydon. Compró terrenos, locales, maquinaria y marcas. Él y su familia se hicieron con todo el negocio en el que ya llevaban una década. En sus manos Croydon volvió a ser la potente empresa colombiana. Las machitas y los Discovery, que se parecen a los Converse gringos, son el machete de la empresa. El último informe conocido de ingresos operacionales (2020) Croydon registra ingresos por 166.021 millones de pesos.
Aunque el contrabando y la importación de China sigue al alza, esta empresa colombiana les ha hecho el quite a los problemas y sigue haciendo zapatos como arroz. Con sus 1900 empleados fabrica al año más de cinco millones de pares, de los cuales el 90% los compran los colombianos que siguen viendo en Croydon una marca cercana, con la que crecieron y que nada tiene que envidiarles a los zapatos extranjeros que los doblan en precio.