Hasta hace algo más de un mes era casi un imposible fáctico que Federico Gutiérrez, Fico, tuviese posibilidades de llegar a la presidencia de la república en las próximas elecciones. No obstante, a estas alturas del partido (a 40 días de la primera vuelta electoral) una sumatoria impensable, casi que una inaudita alienación cósmica de astros y hechos, están haciendo que cada día que transcurre el exalcalde de Medellín esté un paso más cerca de la victoria.
Tres son los hechos que están definiendo esta remontada trepidante del candidato del establecimiento, de la derecha, del presidente Duque y del uribismo: en primer lugar, el suicidio impensable de la coalición de centro; en segunda instancia, una serie inexplicable y patética de errores de Gustavo Petro y, en tercer lugar, un aprovechamiento magistral por parte de Fico y sus estrategas de los errores pueriles de sus contrincantes.
Llegados a este punto, es necesario expresar sin duda alguna que si Federico Gutiérrez logra finalmente vencer en esta decisiva contienda electoral, no habrá sido él quien realmente gane, sino que habrá sido Gustavo Petro quien se haya derrotado a sí mismo y pierda por tercera y definitiva ocasión la presidencia de la república.
Ante semejante conclusión, se hace entonces preciso patentizar una serie de elementos claves que puedan explicar con solvencia el porqué de ello y los escenarios que podrían derivarse, comenzando obviamente por los errores de Petro que están ad portas de cerrarle de modo irremisible la conquista de la presidencia.
1. Petro se equivocó al pensar que, esta vez, sumando los apoyos y adoptando las estrategias de la politiquería más rancia ya no podría perder.
Con la amarga experiencia de la elección anterior, en la que por carencia de una sólida estructura política y electoral en las regiones se vio imposibilitado de evitar la derrota ante la poderosa maquinaria clientelar y electorera que se unió en torno a Duque, decidió que esta vez no le haría asco a nada y que, por el contrario, recibiría en sus huestes a todo aquel que le reportara experiencia y músculo político, politiquero y electoral, sin importar sus antecedentes o su prontuario.
Obsesionado con no perder más que con obtener una legítima victoria, Petro sepultó las bases metafísicas de su credo particular y abrazó un axioma que la contracultura del narcotráfico enquistó en la psiquis colectiva del pueblo colombiano: el "se vale todo", en donde se aplican todos los medios al alcance -sean estos legales o ilegales- con tal de alcanzar los propósitos y/o liquidar al enemigo-.
De tal manera enceguecido, fue incapaz Petro de ver y reconocer que gran parte de su propio éxito electoral se debió a que el pueblo colombiano está hastiado de la mafiopolitica, de la podredumbre y de la corrupción, vístanse del matiz ideológico del que pretendan vestirse. A golpe de marginalidad, desesperanza e ira el pueblo colombiano ha comprendido que las mafias no reconocen ideología, solamente explotación, manipulación, destrucción, miseria y muerte.
Ha sido de tal magnitud el extravío ontológico, ideológico y estratégico de Gustavo Petro, que olvidó que gran parte del impulso que llevó a su Pacto Histórico a obtener más de seis millones de votos el pasado 13 de marzo y lograr veinte curules en el Senado, fue consecuencia directa del paro nacional de hace un año, que fue una violenta manifestación de la rabia y la desesperación de gran parte de la sociedad colombiana contra el actual sistema de cosas, y que el mismo Petro y sus aliados supieron instrumentalizar de manera eficaz y despiadada en su momento.
Así las cosas, Petro no solamente le abrió las puertas a personajes nefastos, con más prontuario que hoja de vida y profundamente despreciados por amplísimas capas de la sociedad colombiana, como Roy Barreras, Armando Benedetti, Piedad Córdoba, Alfonso Prada y otro inmenso número de mafiopolitiqueros por todos reconocidos, sino que además tuvo el utilitarista desparpajo de ubicarlos en puestos estratégicos de su campaña.
De tal suerte, ha comenzado Petro a perder el indispensable hálito de adalid antisistema y esperanza contra la mafiopolitica que lo ha llevado a estar muy cerca del triunfo final.
Tipos como Roy y Benedetti le suman experiencia en ardides y componendas, y algo de estructura politiquera, pero le restan credibilidad, legitimidad, respeto y confianza ante un pueblo colombiano asqueado de tanto hedor corrupto, y eso, en elecciones presidenciales como la que estamos viviendo, es fatal. No sería extraño que alguno de esos "estrategas del mal" haya sido quien empujó a Petro a cometer la torpeza histórica de enviar a su hermano a aquel "conversatorio de La Picota", el primer paso hacia la actual debacle que vive el Pacto Histórico.
Y como si todo ello fuera poco, se acaba de comprobar que la electa Senadora por el Pacto Histórico, Piedad Córdoba, adelantó en lo corrido de este año una serie de visitas carcelarias a reconocidos capos de las más temibles organizaciones del crimen. Realmente cuesta trabajo creer que semejante maniobra haya podido ser adelantada sin el consentimiento previo de Petro.
Ahora bien, lo más probable es que, más allá de intentar buscar la cooptación del voto cautivo que puedan tener dichas organizaciones criminales en vastas extensiones del territorio nacional (lo cual por sí mismo daría, de ser probado, para llevar ante la justicia al propio Gustavo Petro), el objetivo subterráneo de esta acción haya sido el intento por parte de Petro de comenzar a cimentar desde ya (en su fe ciega de que será presidente contra viento y marea) lo que en su gobierno sería la implementación de un proceso de desmovilización y sometimiento colectivo ante el gobierno y la justicia de dichas organizaciones.
No debe olvidarse que ya el mismo Petro ha hablado de la posible instauración de una suerte de "JEP para el narcotráfico". Todo esto, de ser así, configuraría una absurda y siniestra confabulación en contra del Estado, la ley y el pueblo colombiano, puesto que ninguna persona que se endilgue la condición de líder político puede cometer el delito de negociar prebendas o beneficios a espaldas de ese mismo pueblo y con sus propios verdugos.
Igual de grave sería el hecho de nombrar como negociadora de semejante estropicio al mismísimo demonio, es decir, a Piedad Esneda Córdoba, quien de no llegar Petro a la presidencia, muy seguramente terminará extraditada en los Estados Unidos.
2. El segundo error estratégico de Petro fue haberse dejado acorralar por Francia Márquez (o más bien por el titiritero de ésta, Alexander López), con lo cual perdió la oportunidad de designar una fórmula vicepresidencial que le sumara voto de opinión y de centro. Ahí Fico, con la designación de Rodrigo Lara Sánchez, le ganó otra mano estratégica.
Cuando el sistema límbico de millones de colombianos de clases medias y populares (muchos de ellos fuertemente tradicionalistas y aún indecisos con respecto a por quién votar) observan el rostro y los gestos de Francia (con todo lo admirable y valiosa que es ella por sí misma) y escuchan su discurso, perciben a una persona evidentemente resentida, iracunda, con sed de revancha, peligrosa...
Entre tanto, es innegable que la bonhomía y la sinceridad que exuda Rodrigo Lara (además de ser hijo de un mártir ampliamente respetado), así como su probada capacidad innata de acceder al votante centrista (si es que existe algo que pueda llamarse así) se han convertido en un plus estratégico del que adolecía evidentemente Federico Gutiérrez.
Estos errores crasos, propios de personalidades narcisistas, ensimismadas, como parece ser la de Gustavo Petro, llevan a que las decisiones erráticas terminen por liquidar los aciertos, ideales o buenos propósitos previamente establecidos.
Al respecto, jamás dejará de ser una duda razonable el preguntarse si un tipo tan particular como Petro, que usa una aplicación ultrasecreta —especialmente para él diseñada— para poder comunicarse con el "mundo exterior", no encarna en realidad un talante narcisista y paranóico que jamás podrá creer, asumir ni practicar genuinamente valores tan fundamentales como la democracia y las libertades. Es un interrogante
3. Mientras Federico Gutiérrez logró magistralmente "minimizar daños" camuflando eficazmente el poderoso apoyo estratégico que le están brindando Duque, el Uribismo y esa tenebrosa red de mafias y clanes politiqueros que han expoliado sin conmiseración a las regiones colombianas, Petro en cambio, por soberbia y falta de una lectura adecuada del pueblo colombiano (de todo el pueblo colombiano y no únicamente de ese 25 % que lo sigue ciegamente), ha mostrado como trofeos de lidia el apoyo de Roy, Benedetti, los Comunes, Piedad... sin darse cuenta de que con ello está alertando y alejando irrevocablemente de sí a ese otro 26 % que requiere indefectiblemente si realmente quiere ganar la presidencia.
4. Con todo lo anterior, Petro ha terminado de llenar de razones al empresariado grande y mediano, a los gremios y a amplios sectores de las clases medias e incluso populares, los cuales, enfrentados a un "miedo existencial" (exponencialmente atizado por los errores terribles de Petro y hábilmente comprendido y explotado por "Fico" y sus estrategas) se vienen decantando mayoritariamente hacia aquella otra opción de la cual conocen sus "sombras" y falencias, pero que al menos les genera una tranquilidad visceral de que el país no saltará al vacío.
Al ya no ser Fajardo una opción viable (no lo es —y de forma irremediable— desde junio de 2018), Fico es ahora (en el concepto y la estructura límbica de este amplio conglomerado social) el único camino posible, aquel líder jovial que -pese a estar férreamente flanqueado, blindado y apoyado por la misma macroestructura clientelar, sombría y paraestatal que llevó a Duque al poder— parece encarnar y ofrecer al menos un camino conocido; predecible en sus maneras, intenciones y resultados esperables, pero al menos desprovisto de temeridades insalvables e incertidumbres innecesarias, y eso, para una sociedad pos covid, pobre y con sobredosis de miedo, ya es una "ganancia".
El apoyo masivo y decidido del gran empresariado (industrial, comercial y banquero) se nota a leguas en los miles de millones de pesos invertidos en publicidad, vallas y eventos "pro-Fico" en las grandes y medianas ciudades del país. Es un hecho tan claro que ya incluso el muy "Santista" Bruce MacMaster, presidente de la poderosa ANDI, está de lleno en las toldas "Fiquistas".
5. Qué debería hacer Petro
Sería un error de grandes proporciones pensar que ya Petro está derrotado, puesto que aún restan varios días para la primera vuelta, y muchos más para la inexorable segunda vuelta.
Petro aún tiene margen de acción y Fico no está exento de cometer posibles errores.
Si Petro quiere retomar un ritmo de ganador deberá hacer un poderoso y rápido control de daños en primera instancia, e inmediatamente pasar de nuevo a la ofensiva. Si se queda una semana más en la actitud defensiva en la que ha caído, ya no habrá retorno...
Así las cosas, en primer lugar, debería hacer cuanto antes un firme acto de mea culpa público ante la nación, expulsando inmediatamente a Piedad Córdoba del Pacto Histórico e impugnando su credencial de Senadora electa. El contragolpe sería mucho más efectivo si de paso expulsara también de su coalición a los Comunes, Benedetti y Roy Barreras. Obviamente, esto último no será capaz de hacerlo.
Acto seguido, debería convocar una comisión de notables (gente respetable de todos los sectores visibles del país) para explicar, profundizar y retroalimentar sus propuestas, enmendando o explicando con mayor transparencia cada propuesta o propósito, de manera pública, de cara a la nación entera.
Finalmente, debería pasar a la ofensiva, denunciando con firmeza y continuidad el prontuario de aquellos corruptos o delincuentes que probadamente hacen parte de la campaña de Fico y que, evidentemente, son numerosos.
6. Qué debería hacer Fico si llega a la Presidencia
Si finalmente Fico ganase la presidencia, y si realmente tiene el propósito de ser y hacer un gobierno que deje un legado importante y respetable para el país, en lugar de ser un simple gobierno de transición para impedir la llegada al poder de radicalismos peligrosos, entonces deberá gobernar realmente con los mejores de todos los sectores, por meritocracia y con los antecedentes en mano de cada miembro de su gobierno. Simultáneamente, deberá hacer público ante el conjunto de la nación todo intento de coerción por parte de los sectores que lo apoyaron o de cualquier otro, en aras de hacer un muy buen gobierno cuyo legado se convierta en sí mismo en un eficaz dique de contención contra todo intento futuro de populismo, sin importar su revestimiento ideológico.
7. El futuro de izquierdas y derechas
Las izquierdas deberán renunciar a todo enfoque de tinte totalitario, populista y revanchista para, en su lugar, construir liderazgos, partidos y propuestas al mejor estilo de la socialdemocracia, aquella en la cual es posible construir sociedades y naciones soberanas signadas por una poderosa equidad por todos construída, y no por inviables propósitos de generar una igualdad a raja tabla, a todas luces excluyente, totalitaria y revanchista, que termina por sumir a los pueblos en divisiones y conflictos irreparables, mutilación de las capacidades productivas y naufragio masivo en la pobreza y la miseria.
Las derechas, por su parte, deberán reinventarse, renovarse, renunciar a sus viejas estructuras, métodos y dogmas, extirpar de su seno cualquier vaso comunicante con mafias, corrupción y plutocracias de cualquier índole, y comenzar a construir una nueva derecha, en la cual —sin renunciar a la defensa de sus valores fundamentatales como la defensa de la vida, la libertad, la familia, el orden y la propiedad privada— se asuma que una nación genuinamente soberana es aquella en la que cada quien prospere acorde a sus capacidades, pero sin permitir que ninguno de sus conciudadanos sea dejado atrás para malvivir en la indignidad o la miseria.
Solo así, una vez pasadas estás complejas y trascendentales elecciones, podrá la sociedad colombiana construir una nación moderna y próspera, capaz de erradicar la pobreza, la contracultura mafiosa, la inequidad estructural y asumir, de una vez por todas, un sitial digno entre los pueblos del mundo.