La tristeza de Jorge Luis Pinto se veía desde lejos. Uno de sus hijos futbolísticos, Freddy Rincón, había muerto. Por eso, con el peso del mundo sobre sus hombros, empezó su discurso entrecortado. “Cuando empezó ni siquiera tenía guayos” recordó en frente de cientos de fanáticos que gritaban al unísono el nombre de Freddy Rincón. El féretro estaba ubicado frente a la tribuna norte del Pascual Guerrero, la misma que lo había visto darle tantas alegrías al América de Cali, incluyendo la estrella número 7 en 1990, la última estrella que conquistó el técnico más ganador del fútbol colombiano, Gabriel Ochoa Uribe. Un espectáculo en el que Freddy deleitó al país enfrentando a la temida nómina del Atlético Nacional con René Higuita y Faustino Asprilla liderando, los mismos que hoy llegaron hasta Cali para despedirse por última vez de su rival de ese momento, pero su compañero de victorias en la Selección.
Pinto siguió con el discurso: “Freddy es un ejemplo de vida para este país, transformó la humildad en grandeza” decía mientras intentaba mantener la calma. Fue el entrenador que creyó en él cuando nadie daba un peso por el jugador más allá de su natal Buenaventura. Como técnico del Santa Fe le dio la oportunidad en el profesionalismo en 1986 y además, le dio la oportunidad de ser su asistente técnico en Millonarios durante 2018. Los hijos de Rincón, Sebastián y Steven, escuchaban atentamente al igual que el resto de personalidades del fútbol colombiano que hacían presencia en el pascual. El sol y el calor estaban en todo su esplendor, pero los ánimos jamás se bajaron, a pesar del momento triste era una oportunidad para recordar las alegrías que el futbolista le dio a todo un país en medio de una de las épocas más oscuras de la historia de Colombia.
La ceremonia ya llevaba un tiempo andando. Desde las 10:40de la mañana inició el homenaje al Coloso en el estadio. Hasta ahí llegaron las viejas grandes glorias del fútbol colombiano que tuvieron la oportunidad de compartir campo con él en algún momento de su trayectoria: Óscar Córdoba, Rene Higuita, Faryd Mondragón, el profe Osorio, Francisco Maturana, Jorge Luis Pinto, Harold Lozano, Edison Mafla, una cantidad de estrellas que conocieron a Freddy Eusebio más allá del jugador de fútbol.
A las 11:25 ya le estaban aplicando los Santos Óleos al féretro y dando inicio a la misa que ofició Monseñor Luis Eduardo Rodríguez. Hasta la tarima se subió incluso el alcalde Ospina a dar sus últimas palabras, en los discursos nunca faltó el recuerdo del famoso gol contra Alemania y los recuerdos de sus relaciones con los compañeros que trascendía el trabajo e incluso tocaba las fibras de la familia.
Un silencio sepulcral, momentáneo, se tomó el estadio cuando llegó la hora en la que su hijo menor iniciaba el discurso. “Lo llamé cuando firmé mi primer contrato con el Santa fe” -recordó Sebastián haciendo un esfuerzo notable por aguantar las lágrimas- el mismo equipo en el que debutó su padre. “Pa, soy profesional”, le dijo en esa llamada y fueron las últimas palabras que pudo decir el joven, el esfuerzo ya era en vano y el silencio por el llanto solo se llenó con los gritos de los cientos de fanáticos que le deseaban fuerza. Sebastián Rincón heredó la vena futbolística de su padre y actualmente es jugador del Barracas, y junto a su hermano Steven, con la camiseta de la selección que tenía el número 19 de su padre, le dieron el último adiós.
La salsa, otra de las pasiones del futbolista, también estuvo presente. Integrantes del Grupo Niche subieron a la tarima a dedicarle versos inéditos. La canción no podría ser otra que Buenaventura y Caney, cambiando letras para que encajara con la situación: “Del Caney al bulevar camino los pasos, Buenaventura, Colombia despide al Coloso” cantaban entre aplausos y lágrimas, el final estaba llegando.
Con el avance de la ceremonia en la tribuna norte ya se empezaba a formar la fila de todos los fanáticos que tenían la intención de bajar a tocar, o por lo menos ver de cerca, el féretro de Rincón que reposaba en la gramilla con la bandera de Cali encima. Contrastaba con el grupo de fanáticos agolpados contra la barandilla de la cancha que esperaban que alguna de las leyendas del fútbol que ya empezaban a salir se acercaran a tocarles la mano o a posar para una foto. Colgando del segundo piso se leía un cartel con la frase “Gracias al gran coloso del pacifico: Freddy Rincón''. Y se podía ver varios seguidores del jugador con fotografías antiguas de cuando Freddy estuvo en el Real Madrid, el Corinthians, el mismo América de Cali, o en el Santa Fe. Cualquiera que hubiera sido el equipo de sus pasiones, todos estaban ahí para homenajear a un grande que le dio esperanzas a un país en el momento en el que más lo necesitaba.