Faltando más de un mes para las elecciones presidenciales en Colombia, veremos aún muchas maniobras que intenten y logren desviar la atención de los votantes.
Las pobres campañas de la derecha de mil cabezas apelan a tácticas rebosantes de suciedad y desesperación, con la imaginación de un sapo de porcelana, con la misma angustia de un cuerpo institucional que agoniza y que en los estertores de la muerte se niega a la pérdida de su poder.
Su quehacer de corrupción, inequidad y exclusion ha saturado la expectativa de los electores. Es por ello que los arrodillados medios de comunicación y los cómplices a su servicio dentro y fuera del país, aprovechan con mezquindad bien dosificada, cualquier evento que de respiro a los electores.
No importa si es una cachetada de farándula justificada con antecedentes y consecuencias, o la muerte de un ídolo criollo con el llanto indispensable y su respectiva esperanza de resurrección, porque también podrá ser la aparición del monstruo del lago Ness en las playas de Santa Marta en plena temporada vacacional, la presentación de pruebas de la asesoría política de extraterrestres en la campaña del Pacto Histórico o tal vez, que Francia Márquez fue descubierta comiendo papas traídas de Rusia y pasándolos con agua de panela importada de China.
Además, seguirá siendo muy oportuna la ola noticiosa que oculte el descaro de la intervención del seudopresidente en la contienda política y ponga la mirada en los vaivenes de James Rodríguez, que diluya el impacto de la matanza de campesinos a manos del Ejército en Putumayo y distraiga a los colombianos de pecho frío con el advenimiento del próximo reguetonero.