Por el derecho a soñar en grande, por una vez en la vida

Por el derecho a soñar en grande, por una vez en la vida

En Suiza no surgen subversivos, rebeldes, porque allá no hay miseria, caldo de cultivo de la subversión. Petro es producto de la infamia a la que nos someten

Por: FERNANDO GARCIA ORTEGA
abril 12, 2022
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Por el derecho a soñar en grande, por una vez en la vida
Foto: Nelson Cárdenas

Es un terrible dolor de cabeza para la clase política de la derecha, ineficiente y mezquina hasta los tuétanos, que se empecina en culparlo de desgracias que sólo ellos han propiciado durante 200 años.

Y cuando por fin la sociedad miserable y hambrienta despierta de esa modorra en que se ha mantenido y se produce el estallido actual que hoy, entonces se quejan y lloran como plañideras, cuando estamos ad portas de que Gustavo Petro sea el nuevo presidente de la República.

Ahora, para despreciarlo y desvirtuarlo por todos los medios y en redes sociales, les dio por equipararlo con “grandes monstruos de la humanidad”, como Hitler, Julio César, Stalin o Putin, cuando su único crimen en realidad, es pensar en veinte millones de pobres y siete de miserables de Colombia. Solo le hacen favor, lo encumbran con sus ataques aleves. Y desesperados.

Ellos jamás escogerían como compañera vicepresidencial a una mujer, negra, pobre y procedente del sector rural, olvidado y alejado de la capital de la república como su fórmula vicepresidencial; una que pudiese tener el carisma y la fortaleza necesarias para impactar favorablemente en el imaginario colectivo. Y cuando se dieron cuenta, ahí si fue Troya.

Este subdesarrollado platanal, gobernado por mediocres y bandidos, con ínfulas de quien sabe qué, hinchados de rencores, orgullos y prejuicios propios de su escaso y retardatario bagaje intelectual.

La hipocresía no aguanta más y el racismo infame sale a flote de todas partes. No es más que ver a Marbell, deplorable plasta de silicona y arribismo ofensivos, resentimientos de infancia y temor recónditos hacia una mujer admirable que, luchando contra toda la adversidad posible, ha escalado a niveles protagónicos del acontecer nacional y en reciprocité a la ofensa le brinda un abrazo fraterno.

O al mezquino y lenguaraz presidente del senado, tan mestizo como millones que se ve nórdico, con prontuario en vez de currículum, difamándola y poniendo en grave peligro su vida.

O a las periodistas que se han empeñado en tratarla despectivamente, minimizándola y desconociendo que también es doctora, reconocida internacionalmente, haciéndole preguntas sobre su pasado de exclusión, metiéndole el dedo en la llaga.

Tratando de destruirla. Sólo han logrado que esa negra, provinciana, se erija como el ébano, con altivez y dignidad enormes, poniendo en su lugar a cada quien, sin sobresaltos, con seguridad pasmosa, porque ya sabe que crece incontenible en los afectos del pueblo, de los que sufrieron como ella, que se ven en ella representados, que la aclaman como parte importantísima de la esperanza de cambios inaplazables con este pacto histórico triunfante.

Esos odios, ese racismo, esos ataques despiadados, ese rencor que destilan, los insultos y el rechazo social de ciertos sectores que se creen "gentes de bien", hacen recordar al pez globo que temeroso se infla para evitar ser tragado por el depredador. Ese pescadito clasista y corrompido de nuestra élite, ya está perdido porque el avance del binomio Petro-Francia ya es incontenible.

El Estado de derecha, ese pez inflado y anacrónico, será devorado por el estado social de derecho, por la democracia participativa, por la voluntad del pueblo.

Petro es producto de la infamia a la cual nos han sometido por centurias. Él existe por culpa de 114 presidentes electos hasta hoy.

En Suiza no surgen los subversivos, los rebeldes, porque allá no hay miseria, caldo de cultivo de la subversión. Él logró elevar la autoestima de los millones de nadies que hoy reclaman derechos vulnerados siempre. Las deudas enormes de esa clase social escasa, abusiva y dominante contra millones de desposeídos sin esperanza, sólo defienden lo que les pertenece.

Eso que es calificado como un atrevimiento por la godarria nacional, es simplemente la justicia social que todos merecemos. Es el ajuste de cargas más que necesario si deseamos sobrevivir como país y como especie.

Los riesgos con el nuevo presidente Petro, son dos: que se vuelva como Uribe, un enajenado mental, ególatra y que nadie pueda controvertir su verdad revelada. Eso es válido para cualquiera. O también, como lo hicieron Mujica, Mandela, Ho Chi Min, López Obrador y tantos otros, trazar rumbos hacia la reconciliación, a defender la institucionalidad y la democracia participativa, hacia el progreso.

A enfocar esfuerzos en una sola dirección para sacar el país del abismo en que lo dejan, especialmente en los últimos 30 años, los amantes del capitalismo salvaje, una oligarquía gobernante, miope por no decir ciega y corrupta como pocas.

Petro mantiene la cordura a pesar de tanta ignorancia y agresividad de sus detractores, que le acusan de crímenes inexistentes, de cinismo, corrupción y de mitómano, que vive inventado cifras y datos.

Lo cierto es que muchas veces sus mismos opositores se dan cuenta (para sus adentros) que es cierto todo lo que lleva diciéndoles lustros. Es un soñador, de aquellos que emprenden lo imposible, hace que sus seguidores se contagien del optimismo imprescindible para creer en ellos mismos y realizar todo lo que se propongan.

Ese es su logro enorme, más que hacer las obras de envergadura, como un tren interoceánico desde Tumaco a Barranquilla por ejemplo, propuesto recientemente y que de inmediato hizo saltar a los inútiles crónicos a criticar en medio de su pasional ignorancia, porque además de retrógrada y mísera, la godarria piensa en minúsculo.

Es necesario entonces enseñarles que a pesar de ser criticado en su momento por inalcanzable, por dificultades técnicas, por costos, por todo lo que se imaginaban los mismos ruines y poca cosa que también existen allá en Europa, hay un EUROTÚNEL bajo lecho marino, uniendo París con Londres mediante un tren bala que viaja a 300 km por hora.

Así que los invito a imaginar a un país gobernado por un hombre con grandes aspiraciones, con ganas de realizar las obras necesarias para salir del atraso. Estamos llenos de personas capaces con las mismas ensoñaciones, que no han tenido oportunidades para hacerlas realidad.

Soñemos todos los colombianos, sin distingos de color, credo, condición social, género, o tendencia política en abrazo fraterno de tolerancia y reconciliación. Dense la oportunidad de vivir tranquilos y morir en paz, no baleados ni masacrados o de hambre, como sucede hoy con tanta frecuencia.

 

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