Pacífico colombiano: tanta pobreza en medio de tanta riqueza

Pacífico colombiano: tanta pobreza en medio de tanta riqueza

Algunos factores son estructurales; otros, coyunturales; y otros son tan sui generis que lo coyuntural toca las fibras de lo estructural debido a lo prolongado

Por: Oscar Seidel
abril 11, 2022
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Pacífico colombiano: tanta pobreza en medio de tanta riqueza
Foto: Wikimedia

No es posible dejar de detenerse, al hablar del presente, sobre las actividades del Club de Roma que hace muchos años atrás se planteó la gran necesidad de darle salvamento y luego desarrollo a las aldeas del Tercer Mundo.

De una muestra sacada en 19 países de Asia, África y América, países con diferencias radicales entre sí y que permiten hablar que no hay un Tercer Mundo, sino varios, se logró reagrupar seis factores determinantes en el atraso de estos pueblos: inestabilidad política, endeudamiento, tierra desviada de su destino, emigración, abandono de las costumbres y presencia de oportunistas.

Colombia —país de ciudades— aparentemente estaría fuera de esta muestra; pero, su ubicación debería ser la más precisa al contar con zonas tan desprotegidas como la Costa Pacífica, la Amazonia y la Guajira, lugares donde calzan con toda seguridad los factores de empobrecimiento.

Es palpable en el país la existencia de dos fenómenos que progresan en sentido contrario: desarrollo en las áreas metropolitanas y pobreza en la periferia del territorio nacional.

¿A qué obedece esto? Analicémoslo a nivel del Pacífico, en donde algunos factores son estructurales, otros son coyunturales, y otros son tan sui generis que lo coyuntural toca las fibras de lo estructural debido a lo prolongado de su existencia.

En el Pacífico tenemos inestabilidad política por la misma ausencia del Estado; se han creado poderes burocráticos que hacen más dependiente la administración pública y aíslan la solidaridad estatal, porque no hablan, no piden y no nos hacen comprender.

El endeudamiento es para esta gran región como para el resto del país un factor estructural; el desequilibrio financiero repercute para todos.

No tenemos la culpa de que no se ejecuten los grandes proyectos de hidroeléctricas, centros carboníferos, refinerías, puertos alternos, carreteras; todo obedece a decisiones políticas que a veces ignoran las necesidades esenciales de la población.

La tierra no se ha desviado de su destino, se ha maltratado. Grandes extensiones de bosques han sido taladas de forma rudimentaria; la agroindustria no ha tenido el apoyo necesario para que el campesino deje de cultivar la coca y se haga más intensivo el cultivo de la palma africana.

La estructura de la propiedad de la tierra no fue heredada de los españoles —excepto las minas—, no tenemos problemas de latifundios, pero el maderero cada día es más pobre por falta de bosques y tecnicismo.

En el Pacífico, y en especial Buenaventura y Tumaco, se padece el flagelo de la emigración. Estos puertos son el refugio de las ansiedades de los pobladores de la costa, quienes conforman en su gran mayoría el desempleo existente. A su vez, los profesionales nativos buscan a Cali para tratar de encontrar en ella los medios de subsistencia que les son negados en sus terruños.

El campesino y el viejo del Pacífico tienen enorme memoria ancestral. El joven de hoy quiere irse a Estados Unidos y volver convertido en un ‘norteño’. La música rock y el hip hop desplazaron al currulao; se cambiaron nuestras actitudes y creencias. Ojalá este sea un factor coyuntural y que volvamos los ojos a nuestras raíces.

En nuestros pueblos y aldeas siempre ha existido gente que ha tratado de aprovecharse de la pobreza, ignorancia y bondad de los moradores. Intermediarios que compran las mercancías en las urbes y les triplican su valor a los habitantes; negociantes que a cambio de sal, tela y trago se traen toda la madera de los aserríos; compañías mineras que dejan dragas obsoletas después de haber agotado el oro de nuestros ríos, y para colmo de los males casi agotaron la pesca.

Oportunistas que han desviado la asistencia financiera o la ayuda de emergencia que en forma de víveres o provisiones enviaron los países más ricos.

Estos son los factores de nuestra pobreza contra los cuales podemos luchar. Queda demostrado así por qué marchamos en contravía al desarrollo. Gracias al estudio del Club de Roma se cuenta con los factores de desarrollo aplicables al empobrecimiento, y a los cuales me referiré próximamente.

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