Quizás muchos como yo hasta hace poco no caímos en cuenta de ir registrando la historia de nuestros antepasados teniendo a nuestro lado la mejor fuente de información: ¡nuestros padres y parientes aún vivos y contando con la facilidad que nos ofrecen hoy en día sitios y personas especializados en genealogía!
Caemos en cuenta de hacer esa actividad tan valiosa cuando no podemos contar con la ayuda de quienes ya han partido y que luego recordamos con tanto amor. Construir el árbol genealógico de nuestra familia se hace por sentir la enorme satisfacción y la emoción de conocer y entender quiénes somos, de dónde venimos, cómo y dónde vivían nuestros ancestros.
También esta iniciativa la podemos iniciar porque quizá estamos interesados en aprovechar que hoy en día en varios países como Portugal están ofreciendo la posibilidad de tener una nacionalidad adicional para poder viajar sin necesidad de tramitar visas, vivir, trabajar o estudiar con mucha facilidad en otra región o continente, como por ejemplo Europa.
Hoy en día son varias las plataformas informáticas disponibles en la internet que están a nuestra disposición para emprender la tarea de crear y construir nuestro árbol genealógico. Unas de esas plataformas son de pago como Ancestry, MyHeritage, Geni y otras. Otra, que es gratuita: Familysearch.
Ya creada la cuenta en la plataforma, y apoyados con nuestra memoria empezamos a armar el árbol familiar, comienzan las llamadas a nuestros parientes vivos para ir obteniendo los nombres, parentesco y fechas claves para alimentar los datos de nuestros antepasados; iniciamos a buscar documentos de nacimiento, matrimonio y defunción de nuestros padres en el cajón de papeles importantes de la casa, pero nos damos cuenta de que no los tenemos. Entonces, viene el recuento y empezamos a pensar en cómo conseguirlos.
¿Cuándo entonces comienza el viacrucis y el calvario? Ya con el ansia de ascender a lo más alto del árbol para registrar nuestros ancestros y descendientes que son la raíz de nuestras familias y no encontramos los documentos, debemos buscar los datos de nacimiento, matrimonio y/o defunción en las fuentes que los poseen: iglesias, notarías, archivos históricos, libros de genealogías, o recibir asesoría por parte de los especialistas: los genealogistas.
En nuestro caso, como católicos y bogotanos, definitivamente debemos ir a las parroquias. Y acá empieza el asunto. ¿De qué época son las partidas?, ¿a cuál parroquia o notaría ir? Si son partidas antiguas, se supone que estas las debemos solicitar al Archivo Histórico de la Catedral de Bogotá mediante correo electrónico. Pero no todas las partidas antiguas están allí. Debemos empezar la búsqueda parroquia por parroquia para tratar de encontrar la parroquia a donde fueron bautizados o se casaron nuestros ancestros.
Una vez hecha la lista de parroquias, lo mejor es llamar previamente para solicitarle a los encargados de este servicio que horario de atención tiene la parroquia y de saber que prueba de consanguinidad nuestra con el difunto debemos tener para que reciban la solicitud de búsqueda. Sorteado lo anterior, la respuesta normal de los funcionarios del despacho parroquial es “apenas tenga un tiempito le busco la partida”.
Antes era posible que uno mismo consultara los libros, ahora eso ya no es posible. Quedamos en manos del tiempo disponible, la habilidad entender la letra de esos valiosos manuscritos y la buena voluntad del encargado para buscar y hallar con datos aproximados las partidas de nacimiento, matrimonio y/o defunción que tanto nos interesan. En manos de la iglesia está facilitar este proceso y evitar que los datos de nuestros nuestros ancestros queden enterrados en los libros guardados en los estantes de las parroquias.