No es James. Anoche lo vimos, el problema no es James. James estuvo despierto, mandaba centros, cambios de frente, una calidad absoluta. James es el segundo goleador histórico de la selección y sus mejores actuaciones no fueron con sus equipos sino con Colombia. Todo lo contrario de Juan Guillermo Cuadrado. Todo ese desequilibrio que ha hecho leyenda en Italia, se ha dado a cuentagotas en el equipo nacional.
Lo de anoche contra Bolivia –la Bolivia Sub 23- fue de terror. Otra vez de terror. Ningún regate llegó a buen puerto, ningún desborde, ni siquiera un pase bueno. Es como si lo mejor de su galera sólo se guardara para la Juventus y no para nosotros. Los jugadores realmente grandes salen en los momentos más importantes, en los decisivos y el último partido que recordamos de Cuadrado con Colombia en un partido realmente grande, fue contra Polonia en la fase de grupos durante el Mundial de Rusia 2018 cuando hizo un gol después de un pase de James.
Así que, lo mejor que le pudo pasar a Rueda y a nosotros es que Cuadrado haya recibido la amarilla en el partido contra Bolivia Sub 23 y quedar suspendido en el encuentro decisivo contra Venezuela en Caracas. Además está el ambiente. Cuadrado es el poder en las sombras, fue él el que le bajó el pulgar a James y es el dueño del vestuario. Tremendo que Reinaldo Rueda no vea lo que todos estamos viendo: que Cuadrado hace rato no es el muchacho rebelde, el contestón carasucia que salió de Chigorodó para conquistar el mundo.