Una de las personas que lo ha dado todo por Uribe es Oscar Ivan Zuluaga. En la campaña del 2014, en la desesperación que tenía por ganarle a su archirrival Juan Manuel Santos, el presidente eterno, entonces poderosísimo, se valió de todo, incluso de un hacker, para intentar frenar a Santos y su poderosa maquinaria encabezada por Ñoño Elias y Musa Besaile en la Costa. Como un héroe bíblico Zuluaga tuvo que sacrificar a su hijo David y entregarlo como chivo expiatorio como uno de los escándalos de espionaje y fraude electoral más tremendos en la historia política de este país.
David Zuluaga, antes del 2014, estaba destinado a ser uno de los políticos influyentes de Colombia. Su presencia en una tarima, su carisma, la capacidad que tenía para mamarle gallo al propio Uribe con sus imitaciones marcaron historia en el Centro Democrático hace 8 años y que se pueden ver en este video:
David fue el estratega principal de una campaña que le reportó a Zuluaga 6.917.001 votos en primera vuelta. Si tienen alguna duda de su capacidad como orador deberían ver sus charlas TED subidas
Sin embargo, el peso de la ley cayó sobre él. A pesar de su brillantez y su honestidad probadas tuvo que irse del país después de la presión del gobierno de Juan Manuel Santos para enlodarlo en el caso del Hacker Sepúlveda. Aunque en el 2021 la Fiscalía archivó la investigación porque el único testigo en el que se basó la Fiscalía fue el del propio hacker Sepúlveda. El daño igual estaba hecho. Zuluaga vive en Nueva York donde acaba de casarse y regresó al país solo para apoyar la inscripción de su papá.
David no estaba muy de acuerdo con la decisión de Oscar Iván. Las intenciones de Uribe eran claras, usar a su partido, el Centro Democrático, como mercancía dañada, un distractor para apoyar a su verdadero candidato, Federico Gutierrez. A pesar de la fidelidad de la que se ufana Uribe para con sus amigos, esto es lo más falso que existe. Al final lo único que importa es no soltar el poder. Por eso decidió quemar a Zuluaga que, de manera indigna a su edad, a su fidelidad al Centro Democrático, partido por el que estuvo dispuesto a entregar a su hijo e incluso ir a la cárcel, y lo obliga a renunciar, a privilegiar sus intereses.
El expresidente volvió a ridiculizar a Zuluaga. Lo puso a hacer el ridículo poniéndose sombreros y zapatos extraños, exponiendo de nuevo a su familia al escarnio público porque hasta una hija de Oscar Iván estuvo metida de nuevo en la campaña.
Triste final para un señor que, independientemente de su filiación política, tiene una decencia a prueba de cualquier otra ideología.