Las montañas de botellas de vodka que no ahogaron a Raphael

Las montañas de botellas de vodka que no ahogaron a Raphael

A los 78 años 20 mil personas vieron en el Movistar a un artista sublime. Tres horas intensas en donde demostró que es indestructible

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marzo 11, 2022
Las montañas de botellas de vodka que no ahogaron a Raphael

Siempre que viene un artista mayor de sesenta años a Bogotá uno piensa en que todo puede salir mal. Las muertes de Celia Cruz e Ibrahim Ferrer se han asociado a las visitas que hicieron a la capital y a los esfuerzos que tienen que hacer para entonar sus notas a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Hay conciertos de los que es mejor no hablar. Hace unos años vi uno en CAFAM de Richie Ray y Bobby Cruz en donde uno inevitablemente pensaba ¿qué necesidad hay de exponer el prestigio de un artista? ¿Tan mal terminaron económicamente que deben salir en plena decadencia para ganarse unos cuantos dólares? Sin embargo, cuando ocurren los milagros hay que celebrarlos a rabiar.

El 10 de marzo del 2016 los Rolling Stones se presentaron en el estadio el Campin. Mick Jagger en ese momento tenía 74 años y jamás se había enfrentado al desafío de cantar a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Parte de la estructura que usaron sus Majestades Satánicas fue llevada al concierto de La Habana, el apoteósico cierre de la gira Olé, la más extensa que ha hecho en Latinoamerica el más grandes de los grupos de la historia del rock. En Bogotá llovió de manera torrencial ese día, hacía frío y esperábamos que Mick se guardara, se cuidara, que usara todas las mañas de boxeador viejo. Nada que ver, Jagger se comió la extensa tarima y nos dio un concierto soñado.

Para los monstruos no importa nada, ni siquiera la edad. Raphael a sus 78 años se enfrentaba a un escenario impresionante. Cuando el Movistar Arena se llena es hermoso. Raphael sabe que jugaba en casa. Un público que lo adoraba, casi el mismo público al que se enfrentó en junio del 2018. Pero él podía no ser el mismo. Los años machacan, los abusos pesan, sobre todo cuando se llega a cierta edad. A Raphael el vodka le acaparó buena parte de su juventud. Cuando llegó a los 50 años era un guiñapo humano. Su hígado había colapsado y era necesario un transplante. En el 2001 no había la tecnología para garantizar que el transplante fuera un éxito. Incluso Raphael pensó que no volvería a subirse a un escenario. Artista flamengo, sus pasos marcaron historia y creíamos que nunca más lo volveríamos bailar y actuar. Pero veinte años después de su transplante, a los 79 años, lo vimos en la noche del 10 de marzo en el Movistar, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Colombia. Eran 20 mil personas. Buena parte de ellas eran jóvenes que no habían nacido ni siquiera cuando lanzó su éxito más grande, Como yo te amo. La altura no le pasó factura al Monstruo de la canción. Tres horas intensas, electrizantes, sorprendentes. Una tras otra, sin descanso alguno. Bailando y dándolo todo. Incluso haciéndole un homenaje a los grandes de la canción latinoamericana. Su versión de Nostalgia, el tango, fue mínimo sublime.

A pesar del frío, del trancón que acompaña a esta ciudad como una maldición, Raphael demostró que, como a Jagger, los años sólo le dan mas energía. Ojalá los aviones estuvieran hechos del material del que está hecho Raphael

 

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