Hay muchas ciudades, hay muchos ciudadanos y muchas realidades, sobre todo. Cuando hablan en plural siento que están hablando de esta ciudad, no de una postal. Una ciudad que puede ser caminada, escuchada. Me molesta que cuando han matado parceros aparecen doscientos periodistas, sin exagerar. A los pocos meses citamos a todos nuestros contactos y llegó solo el parcero de La Urbe, entonces ahí también hay una responsabilidad sobre a quién estamos visibilizando, sobre qué estamos contando.
Llega la periodista o el periodista a decirte que vienen a hablar de los muertos ¿por qué? Y la Alcaldía llega para que contemos lo de los grafitis. Yo hablaría de la gente y de los procesos, de la gente que está todos los días intentándolo. Eso es lo que más me inspira a mi.
Hay días en que uno quiere cerrar esta vaina y dedicarse a hacer música, pero sale y se encuentra con un pelado que le está enseñando a otros a reciclar, sin que nadie le de un peso, porque le dio la gana. O piensa en Willington, un futbolista que decidió quedarse en el barrio enseñando fútbol a los chicos, con rigor y disciplina, al punto que ya hay varios en las menores del Nacional y en la Sub 20. Estas vainas son potentes, más en un barrio en que los chicos no pueden pagar una mensualidad, más bien hay que conseguirles los guayos.
Hay luchas internas y externas. Mi lucha interna es estar más tranquilo con mi hijo, con mi familia, con mi grupo, con mi música. Las externas son varias, la primera de ellas es dignificar el trabajo del artista, hacer visible el aporte que le hace a esta sociedad el arte.
P.D.: El arte como Cuidado.