Salimos de la biblioteca con Julio Saúl y su grupo. Por un camino empinado llegamos al final del barrio donde en una zona verde se reúne la gente. Cerca está la terminal de buses y también la cancha de fútbol. La biblioteca sale a la comunidad para realizar lecturas y prestar libros en lo que llaman las ‘Tomas de lectura’.
En el camino el grupo habla sobre la paciencia que deben tener con los niños. Yadira, que llegó de Apartadó hace diez años, cuenta que dos días después de llegar al barrio conoció a Julio Saúl asistiendo a catequesis. Hoy hace parte del grupo de voluntarios de la biblioteca Nadino.
Astrid es silenciosa y tan aplomada que hace difícil descifrar su edad. Tiene el cuerpo de una niña y la mirada reservada de una mujer que ha visto mucho. Cuando le preguntamos sobre lo que la hace feliz no duda en decir “Mi mamá y mi hermanita. Cada una de ellas es la mitad de mi vida. Mi mamá trabaja como empleada por días, mi hermanita estudia criminalística, y yo, atención integral a la primera infancia. Me gusta lo que estudio aunque no es mi verdadera vocación.”