A pesar de las innumerables trabas venidas desde el propio gobierno del presidente Iván Duque Márquez, que desde siempre se ha opuesto a cualquier salida civilizada a nuestro conflicto, de los inconvenientes originados por el orden público, de las amenazas a los propios candidatos, de ponerle todas las talanqueras a su financiación y a un largo etcétera que sería cansón ponerlos aquí, la verdad es que las llamadas curules de paz se abren paso como un mensaje para los colombianos, en el sentido de que allí podemos tener una herramienta de diálogo para nuestras regiones, porque, según el espíritu que las inspiró, se trata de darles voz a quienes han sido atropellados por la violencia monumental que hemos padecido desde hace más de 60 años: las víctimas.
Incluso cuando se leen advertencias de organismos oficiales, es decir, los que no pertenecen a ideologías de izquierda, que es el temor de muchos, la propia Defensoría del Pueblo en cabeza de Carlos Camargo Asís reveló en días recientes que del total de municipios contemplados con algún tipo de riesgo electoral, el 32 % corresponde a Zonas de Circunscripciones Transitorias Especiales para la Paz, y de paso llamó la atención sobre los 167 municipios, ya que 70 de ellos han sido identificados con riesgo extremo, 67 con riesgo alto, 23 con riesgo medio y siete con riesgo bajo, tal cual hemos reiterado desde estas mismas páginas.
El funcionario agregó que “muchas veces la democracia, el acto de elegir o ser elegido es una de las pocas cosas que les quedan a estas poblaciones y por eso hay que desplegar todas las acciones necesarias que prevengan hechos que vulneren ese derecho y que los violentos tienen el interés de patrocinar y cometer”. Frente a los riesgos de las Zonas de Circunscripciones Transitorias Especiales, la Defensoría advirtió que se deben extremar las medidas para las curules de paz, sobre todo luego de conocer los nombres de quienes resulten ganadores en los comicios, pues el Estado deberá brindarles las garantías para el ejercicio de sus nuevos espacios democráticos en zonas con riesgo muy alto.
Escrito lo anterior y con la salvedad de que el mejor de los propósitos para que nuestra maltratada región del Bajo Cauca hubiera asistido al evento democrático del domingo 13 de marzo con menos candidatos para acceder a esa curul en la Cámara de Representantes, el nombre de Servio Urzola Muñoz se abre paso como uno de los líderes que desde hace más de dos décadas irrumpió en la región y se ha hecho conocer a través de una serie de iniciativas que bien podrían multiplicarse en las demás comunidades.
Para quienes conocen a este candidato, a quien simplemente le dicen Servio, como debe ser, sin añadidos y remilgos protocolares, saben que se trata de una persona de 60 años de edad que junto con Juana de la Rosa son guías de una familia de seis hijos que se levantaron en la vereda La Capilla, un punto entre la cabecera de El Bagre y el corregimiento de Puerto López, en donde ha ejercido distintos oficios que van desde agricultor y campesino raso a ser un defensor de los derechos humanos.
Esto le ha permitido pertenecer a espacios de participación y formación como la Mesa Municipal de Víctimas en Antioquia por tres periodos consecutivos, fundador del Colectivo de Comunicaciones por el Derecho a la Tierra, secretario de la Asocomunal, Consejero Municipal de Desarrollo Rural y con varios reconocimientos de parte de la Corporación Regional Corantioquia en la cultura ambiental y ganador de la distinción por la Vida de esa misma entidad.
En fin, considero que este aspirante llena los requisitos para que los electores que tienen en sus manos la responsabilidad de escoger, por primera vez en lo que va de nuestra historia republicana, a un congresista que tiene origen allí mismo donde se han dado las peores confrontaciones lo hagan con la certeza de que así contribuyen con la materialización de aquellos quienes han dejado en el camino hasta su propia vida.
Servio Urzola Muñoz aspira por la circunscripción # 3 propuesto por la Corporación por la Paz y el Desarrollo de los Territorios con el número 502 en el tarjetón que incluye las zonas rurales de los municipios del Bajo Cauca, el Nordeste y el Norte de Antioquia.