Putin dio un patadón en el tablero internacional y la historia de la humanidad parece encogerse, ajustar las cuentas. Con el atentado del 11 de septiembre de 2001 entramos de verdad al siglo XXI, mediante la primera guerra de las redes, como la llamó Castells. Con la invasión rusa a Ucrania, iniciada el 24 de febrero pasado, y el llamado a alerta de las fuerzas de contención estratégica, léase de combate nuclear y de misiles hipersónicos, Putin decidió acelerar el rompimiento del precario orden internacional de pos guerra fría. El futuro de Rusia, parece decir Putin, es con Asia (China-India) o no es. Veamos.
China e India se abstuvieron de condenar a Rusia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y claro, Rusia vetó ese intento de condena. Ese es el hecho relevante. Occidente seguirá apoyando la resistencia ucraniana y esa historia por venir ya la conocemos, aunque al revés: Estados Unidos y sus aliados, primero se empantanaron con la invasión terrestre (la destrucción aérea sí es efectiva) en Siria, Irak, Afganistán y un largo etcétera hasta Vietnam; luego salieron ensangrentados y derrotados. Los rusos, en tiempos de la Unión Soviética, tuvieron que salir igual de Afganistán. Putin conoce bien esa tragedia. Por eso la opción que le queda, luego de destruir la infraestructura y causar miles de muertes en Ucrania, es retirarse pronto para no empantanarse. O la otra: escalar el conflicto a nivel de guerra nuclear y por eso estamos hoy temblando en el mundo entero.
Luego de destruir la infraestructura y causar miles de muertes en Ucrania, la opcoón de Putin es retirarse pronto para no empantanarse Foto: tiempo.com.mex
El tema de fondo tal vez no es Ucrania. Es Asia.
Japón y Corea del Sur son los dos grandes actores asiáticos claramente alineados con EUA y Europa. Por eso el gran riesgo de la coyuntura internacional dramática es que el eje de la crisis se desplace de Ucrania a China-Taiwán-Hong Kong y al Mar de Japón, porque ese sería otro cantar. Por suerte nadie está hablando hoy de tal escenario, que sería apocalíptico, como nadie hablaba hace quince días del riesgo de bombas sobre Kiev. China se abstuvo de caracterizar el conflicto como una invasión de Rusia a Ucrania, que lo es, pero ha llamado a negociaciones entre las partes y se perfila como el gran mediador, tal vez con el ´papa Francisco.
Por lo pronto los gobiernos de Occidente, además de apoyar con armas a Ucrania, intentan enjaular a Putin y a sus socios más cercanos de la sociedad y de las empresas rusas: cerraron el espacio aéreo a la aviación rusa, bloquearon bancos rusos claves y suspendieron parcialmente a Rusia del SWIFT (Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales). Todas esas medidas afectan gravemente a Rusia, pero también le cuestan a Occidente. Y la salida, para Putin, es Asia y más Asia. Ese es el cambio geopolítico que está ocurriendo en el tablero internacional.
Recordemos, de paso, que cuando en la Segunda Guerra Mundial los Aliados aislaron a Japón, la respuesta desesperada y fatal fue Pearl Harbor…
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Rusia tiene hoy una vía de escape con China y la India, por fortuna
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Rusia tiene hoy una vía de escape con China y la India, por fortuna. No es un camino expedito, pero ha trabajado mucho en construirlo. China requiere gas, petróleo y minerales rusos, y le aportará a Rusia la tecnología que Occidente le está cerrando ahora. Pero el riesgo con un largo bloqueo al oso polar es grande. Se juega con candela.
El escenario descrito es complicado para Colombia, no solo por los vínculos que se estrechan entre Venezuela y Rusia sino por algo más grave, que denunció recién Daniel Coronell: el senador demócrata por Nueva Jersey, Robert (Bob) Menéndez, presentó un proyecto de ley al Congreso de EUA para consagrar a Colombia como “el principal aliado de Estados Unidos, por fuera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”.
En esencia, el proyecto de Menéndez intenta amarrar a Colombia, ya no solo a la política antidrogas de EUA o a los intereses comerciales y de inversionistas estadounidenses, como lo hace el Tratado de Libre Comercio, TLC, sino que se propone amarrar toda la política social, económica, cultural, tecnológica, étnica, laboral, de género, de estabilidad institucional, de paz, de biodiversidad, de seguridad, de desarrollo rural, de Colombia a los intereses estadounidenses. Menéndez propone adoptar por ley interna de EUA un programa de gobierno interno de Colombia, financiado en parte con recursos norteamericanos. Así, maestros, ¡para qué campaña electoral en Colombia!
Pero hay un detallito: la ley gringa incluiría el compromiso colombiano de confrontar “las actividades malintencionadas de actores estatales en la región andina”. ¿Qué quiere decir esto, Senador Menéndez? ¿Colombia debe ser el muro para contener el avance de políticas estatales progresista en América Latina? ¿Le preocupan a usted los gobiernos de Chile, Perú, Bolivia y obvio Venezuela, o un gobierno progresista en Colombia?
Piensa mal y acertarás. Trump sugirió que Biden haga en América Latina lo mismo que hizo Putin en Ucrania, para compensar. El senador Menéndez dice que su proyecto es bipartidista… Putin no es tan sutil como Menéndez, es más bizarro y peligroso, pero igual, en ambos casos la soberanía de las naciones está en juego.
Adenda:
En las elecciones del 13 de marzo, en el Caquetá, mi departamento, muy posiblemente ganará la candidata del Partido Liberal, la señora Gilma Díaz de Pacheco, esposa de Álvaro Pacheco, exgobernador condenado por la Corte Suprema de Justicia por parapolítica. Que mis coterráneos no se hagan los ignorantes: votar por el Partido Liberal en el Caquetá es votar, en cuerpo ajeno, por un condenado y preso por parapolítica. Y para completar, la otra que puede ganar es Patricia Farfán, ésta por el Partido Conservador. Patricia fue esposa de Evaristo Porras y luego del actual Gobernador, Arnulfo Gasca. No tengo nada contra Patricia, pero amigos caqueteños: ¿no será la hora de cambiar? Si se trata de elegir una mujer, ¿por qué no una campesina transparente, hija de un dirigente campesino, Yeny Chilatra, del Pacto Histórico?