Así decía mi papá cuando estábamos en una situación grave y sin señales de recuperación. Así siento a veces que va la situación de la vida y las democracias en el mundo.
¿Cómo es posible que un Estado se aleje de polo a polo de los fines para los que fue creado? ¿Cómo es posible que no defienda ni la vida, ni la honra ni los bienes de la población a la que dice representar? ¿Cómo es posible que no logre ni redistribuir las riquezas, ni el reconocimiento de la diversidad, ni medie en los conflictos para que estos se resuelvan desde el argumento y la justicia, sino que profundice la ley del más fuerte?
El crimen de los normalistas de Ayotzinapa en México, nos pone de frente el espejo de lo que son en este momento los Estados en gran parte del mundo: instituciones huecas, capturadas por mafias e intereses mezquinos que no dudan en utilizar los métodos del terror para defender sus ganancias y su estatus.
Particularmente, las realidades locales han vivido en este subcontinente la captura por parte de todo tipo de poderes ilegales. También aquí en Colombia y en otros países la fuerza pública, las inspecciones de policía, la justicia, los concejos municipales, el sistema de salud, las alcaldías y gobernaciones han llegado a manos de capos de todos los tamaños. Casi toda la generación de riqueza en Colombia ha estado regada por la sangre de la gente que en los territorios se ha atrevido a oponerse a los proyectos, o al despojo de la tierra donde se proyectan las grandes inversiones de capital, o simplemente por reclamar derechos laborales a las grandes compañías.
Que la policía entregue estudiantes capturados en una pacífica protesta a verdugos que los masacren cruelmente, es una realidad que desafortunadamente, también en Colombia hemos vivido.
Pistas importantes para comprender lo que está pasando con los regímenes políticos en el mundo y sobre todo en Latinoamérica, nos brinda la reciente entrevista de Ediciones Desde Abajo a Boaventura de Sousa Santos, investigador e inspirador de la circulación de conocimientos y reflexiones sobre globalización, democracia y resistencias en el planeta.
Este análisis afirma, y los hechos lo verifican, que estamos ante un retroceso de las democracias y un avance de totalitarismos e incluso de métodos fascistas para mantener el poder económico y político cada vez más concentrado. Motosierras, hornos crematorios, hogueras donde se quema a la oposición, desapariciones forzosas, destierros, asesinatos selectivos, parecen confirmar plenamente que la exclusión y la concentración se defienden con el peor arsenal que ha inventado la humanidad.
Algo que me parece aún peor: Quienes ejecutan los hechos planeados por el poder son personas humildes, sin conciencia plena de a quién le están sirviendo, con rostros mestizos, rasgos y palabras de cualquier vecino de barrio o vereda.
Y no hablo sólo de las manifestaciones del poder de las grandes empresas multinacionales, de las mafias y sus representantes. También los integrantes de las Farc que en estos días cometieron el horrendo crimen contra los guardias indígenas del pueblo nasa, aparecen como otros indígenas, humildes y desubicados, obedeciendo ciegas órdenes de poderosos jefes que no están en la selva ni en el campo de batalla hace mucho tiempo. Que desde su migaja de poder no logran apreciar la resistencia contundente que el pueblo nasa le hace a los avances del feroz capitalismo. Que no logran dimensionar la defensa limpia y clara de la naturaleza y las relaciones armónicas que encabezan las comunidades. Los métodos del fascismo no solo campean entre quienes detentan y promueven una ideología de derecha.
Urge que, sabiendo la magnitud de los inmensos poderes y su capacidad de intimidación y defensa, logremos avanzar en la conciencia frente a ellos, logremos un salto en la capacidad de recuperar el poder local para la participación, la construcción de otros horizontes de democracia, redistribución del bienestar y reconocimiento de los actores locales que durante siglos han estado con su trabajo de hormiga preservando el mundo para las generaciones venideras. Las próximas elecciones son un buen pulso entre los cautiverios y la posibilidad de liberar los territorios de las mafias, las castas y las famiempresas de corrupción que los han capturado.
Insistimos en que otros mundos son posibles, porque los vemos y los vivimos a diario, en medio del dolor y la barbarie, en forma de organizaciones de base, colectivos, círculos, ecoaldeas, redes, confluencias.
Hay una escena memorable en la película Piratas del Caribe, en la que sale del mar un enorme calamar, que sobrepasa por mucho el tamaño y la capacidad del barco pirata. Ante esto, el antihéroe Jack Sparrow, no lo piensa: Saca su espada y se dispone a enfrentarlo. Creo que es la actitud que mantenemos quienes nadamos contra corriente y nos atrevemos a visionar y empezar una y otra vez proyectos de vida digna y feliz.
Uno de estos intentos lo iniciamos esta semana un grupo de mujeres de Cali, en el Minuto Lila: el programa Amaneciendo de Telepacífico, que se transmite a las 7 y 30 de la mañana todos los días, ha ofrecido un espacio para que, las voces, rostros, ideas, opiniones, propuestas y esfuerzos de mujeres diversas en edades, etnias, trayectorias académicas, vitales y políticas circulemos nuestras inspiraciones. Somos mujeres que insistimos en caminar en red. La red es el esfuerzo para que algo detenga la caída en el estanque.