Desde hace mucho tiempo, se han venido reportando graves casos de abuso en colegios, las iglesias, en gimnasios y en lugares de entrenamiento de deportistas.
En esos lugares se crea un círculo de temor y de silencio ya que los victimarios amenazan y amedrentan a sus víctimas empleando para ellos desde la agresión física, amenazas verbales hasta intenciones de hacerle daño a sus familias.
Esto genera una "burbuja" que les permite a los victimarios continuar con sus ofensas sexuales, mensajes abusivos, manoseos constantes y acciones físicas para abusar de las personas.
El dolor del silencio, nos dice que desgraciadamente cuando una persona abusada se queda callada, inconscientemente permite que el agresor o abusador, siga cometiendo delitos con otras personas que incluso la víctima anterior puede o no conocer.
Al guardar silencio se les permite a esos monstruos que abusen de otras personas al sentirse protegidos y al considerar que tienen bajo control a sus víctimas abusadas y que guardarán silencio por siempre.
Nos tenemos que armar de valor para poder dar a conocer situaciones de abuso, se sabe que no es fácil ya que luego de la vida, la integridad es el segundo bien más valioso del ser humano y cuando esto se ve afectado nos refugiamos en nosotros mismos, queremos aislarnos del mundo y perdernos en el fondo de un abismo hasta que algo o alguien nos tiende su mano y nos ayuda a salir de la espesura de la desesperación, de la oscuridad de la ansiedad y del frío de la soledad.
Vemos como ahora en un prestigioso colegio de Bogotá, se destapa un escándalo en el que varias niñas, adolescentes y que ya son mayores de edad dan a conocer los perversos comportamientos de uno de sus profesores, otro escándalo en el que un pervertido cura de la iglesia católica, manosea, viola, embaraza y obliga a abortar a una menor de 13 años y luego huye como un criminal para no responder por sus delitos.
Son sólo dos casos de los tantos que ocurren en el mundo; pero que se protegen cuando las víctimas guardan silencio. Sé que hablar abiertamente es complejo y a veces se genera una re-victimización; sin embargo, cuando hablamos y damos a conocer las situaciones a esa persona de confianza, se puede evitar que estos depredadores sigan haciendo más daño.
Cuando se habla, es como sí usáramos un medicamente para una indigestión cerebral, se liberan las tensiones, se deja de lado la presión y se ayuda a controlar a esos seres perversos dañinos y sin escrúpulos que sólo piensan en sí mismos sin importarles a quienes dañan.
Los invito a reflexionar, a que no nos quedemos callados ya que los delincuentes canallas se refugian en el silencio de las víctimas para seguir dañando a otros. Habla, denuncia, reporta, ya que el silencio que guardas hoy le ayudará a ese criminal a seguir oculto y dañando a otros inocentes. Tus palabras pueden ayudar a salvar a otros.