Solo basta prender la televisión o abrir las redes sociales a cualquier hora del día para ver la enorme cobertura mediática del conflicto entre Ucrania y Rusia. No era para menos. La narrativa occidental muestra a una Rusia guerrerista, invasora, violadora de todos los derechos y tratados internacionales, y a su presidente, Vladímir Putin, como la versión rusa de Hitler.
Por otro lado, presenta a Ucrania como un país de resistencia, cuyo gobierno pacifista y un heroico presidente solo quieren terminar esta horrorosa guerra. Imágenes y videos de civiles huyendo, residencias impactadas por misiles, tanques rusos aplastando carros y cientos de testimonios de ucranianos son el pan de cada día.
Si bien es cierto que cualquier guerra, sean cuales sean las causas que la generaron, es terrible, injustificada y los más afectados siempre serán los civiles, hay que ver con lupa y, sobre todo, conocer las causas y las dos versiones de los hechos que llevaron a este conflicto que Occidente nos hace ver como el más grave del siglo XXI.
¿Qué no nos están contando muchos de los medios y analistas europeos de América del Norte y de América Latina?
Lo que todos sabemos de este lado del hemisferio es que a finales de febrero, el gobierno ruso decidió enviar a su ejército a ocupar las zonas ucranianas autoproclamadas rusas del Donbas, a su capital Kiev y a la segunda ciudad más importante Járkov y otras ciudades.
Es entonces cuando vemos a la presidenta del Comité de la Unión Europea imponiendo duras sanciones económicas a Rusia; a Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, diciendo que Rusia provocó este conflicto; al presidente de Colombia rechazando lo que sucede en Ucrania.
Se congelaron las cuentas de Rusia en el exterior, Alemania negó la aprobación final del gasoducto Nord Stream 2. No se le permite al país más grande del planeta sobrevolar espacio europeo, muchas organizaciones deportivas y de entretenimiento han expulsado a Rusia, censurado o negándose a realizar diferentes eventos en su territorio. Y como si no fuera poco, medios rusos como RT o Sputnik son censurados en Occidente.
¿Qué papel desempeña en todo esto el Tratado del Atlántico Norte (OTAN)?
Recordemos que la OTAN, que nació después de la Segunda Guerra Mundial, es un tratado de cooperación y alianza política y militar entre los Estados Unidos y la mayoría de países de Europa, incluyendo también a Turquía, que tiene fronteras con Rusia.
Esta alianza pretendía detener el avance del comunismo de la entonces Unión Soviética y ser garante de mantener “la paz y estabilidad” en Europa ante un ataque de la URSS. Por su lado, la Unión Soviética creó el Pacto de Varsovia.
Hay algo irrefutable en todo estos antecedentes y es que la OTAN sigue su peligrosa expansión hacia Rusia. No solo los países Bálticos y Turquía, que tienen fronteras con Rusia, son miembros del tratado, sino que Ucrania y Georgia, que también tienen fronteras con Rusia, solicitan formar parte de la OTAN.
Esto es, claramente, una provocación que puede desencadenar una tercera guerra mundial. Bien decía Putin sobre qué reacción tendrían los Estados Unidos si Rusia decidiera instalar bases militares y crear un tratado político y militar con México, al que Estados Unidos le quitó casi la mitad de su territorio. ¿No asumirían los Estados Unidos esto como una clara declaración de guerra en su patio trasero? ¿No aprobaría el senado de los Estados Unidos alguna resolución, medida para sancionar y detener esto? ¿No estarían los medios occidentales condenando a Rusia por la injerencia en América y justificando las movidas americanas?
Viendo que Ucrania estaba a punto de formar parte de la OTAN y la Unión Europea, ¿no era predecible que Rusia hiciera lo que terminó haciendo?
Lo que poco sabemos o no sabemos es que desde hacía ocho años, las regiones separatistas del Donbas han estado en una constante guerra interna con su gobierno ucraniano. Un colombiano que lleva bastantes años viviendo en aquella región comentaba para Noticias Caracol que el gobierno de Kiev los ha bombardeado durante años y uno de sus sobrinos resultó víctima en uno de esos ataques. Así, miles de civiles han resultado heridos, asesinados.
Lo que los medios no nos dicen es de la inmensa discriminación del gobierno de Kiev hacia los rusoparlantes del Donbas. Así como sucedió con Crimea, cuyos pobladores decidieron democráticamente formar parte de Rusia, los habitantes del Donbas se sentían más identificados con los rusos que con los ucranianos, a pesar de que ambas naciones comparten un mismo origen, y es por ello que son víctimas de una guerra que lleva más de ocho años. Un medio español como El Diario, incluso, reflejó en uno de sus artículos cómo era vivir en las trincheras del Donbas.
Lo que no nos dicen los medios occidentales es del nacionalismo ultraderechista y neonazi de varios gobernantes y pobladores de Ucrania (que no son la minoría). Tienen a Stéphan Bandera, colaborador ucraniano nazi con la invasión de Hitler a la entonces República soviética de Ucrania, como un héroe nacional. Este personaje estuvo implicado en varios atentados terroristas y asesinatos a judíos en un país que tiene actualmente un presidente judío.
La Guardia Nacional Ucraniana realiza desde 2018 un polémico saludo neonazi. Este sentimiento nazi fue exacerbado con el conflicto en Crimea de 2014. Solo basta ver un testimonio de un ucraniano en medios, en el que hablaba del conmovedor rescate de un niño “que tenía ojos azules y eso era lo importante”, según dijo tal cual el mismo ucraniano. Estudiantes indios y africanos hablan de la discriminación al no poder abandonar Ucrania.
Lo que los medios no nos dicen es que los acuerdos de Minsk, entre Ucrania y Rusia, a raíz del conflicto de 2014, no se cumplieron por parte de Ucrania. Algunos de sus 12 puntos como los siguientes:
8. Toma de medidas para mejorar la situación humanitaria en el región de Donbas en el este de Ucrania
9. Garantizar la realización anticipada de elecciones locales, en conformidad con la ley ucraniana (acordada en este protocolo) sobre «los arreglos provisionales de gobierno local en algunas áreas de los Óblasts de Donetsk y de Lugansk» («ley sobre el estatuto especial»).
10. Retirada de los grupos armados ilegales, equipo militar, así como de los combatientes y de los mercenarios de Ucrania.
11. Aprobación del programa de recuperación económica y reconstrucción de la región de Donbas, en el este de Ucrania.
Hay que resaltar que en una guerra no hay buenos o malos; podemos hablar del sangriento legado que dejó Stalin, sobre todo, con la hambruna que mató a 5 millones de ucranianos. De la violación de libertades a la comunidad LGBTI en Rusia, como también de las violaciones a los derechos humanos de los Estados Unidos y la Unión Europea con otros países.
La hipocresía de Occidente es que no ha habido una cobertura tan mediática en el conflicto entre una Israel, apoyada por Estados Unidos, y una Palestina que reclama con todo derecho su territorio. Algunos analistas y medios caen en la falacia de decir que es risible y ridículo el argumento del sentimiento neonazi en una Ucrania, pues tiene un presidente judío. ¿No han hecho los judíos sionistas de Israel, ataques a niños, mujeres y ambulancias en Palestina, invasiones relámpagos en su territorio?
¿No mandó a invadir los Estados Unidos en los 60 una isla que se autoproclamó comunista como Cuba?
¿No invadió el Reino Unido y Francia a un Egipto que decidió nacionalizar el canal del Suez?
¿Qué hizo durante décadas Francia con su colonia en Argelia?
¿Qué ha hecho el Reino Unido con el conflicto de Irlanda?
¿Qué hizo Madrid y la monarquía española cuando Cataluña, en un verdadero ejemplo y acto democrático, votó para separarse de España?, ¿no fueron reprimidos violentamente desde Madrid? Los mismos gobernantes españoles neo franquistas que hoy condenan a Rusia.
¿Qué han hecho todos estos países europeos en África?
¿Qué hizo la OTAN en el conflicto con Yugoslavia?
¿Qué ha hecho el gobierno de Colombia con sus líderes sociales y los estudiantes que han salido a marchar?
¿Qué han hecho los Estados Unidos con diferentes gobiernos, varios democráticos, en el mundo: Vietnam, Afganistán, Irak, Irán, Panamá, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Argentina, El Salvador, Bolivia, Chile, Guyana, México, Haití, Venezuela?
Es así como vemos que el actual conflicto en Ucrania y Rusia tiene un doble rasero para Occidente y los países que hoy posan de democráticos siguen moviendo sus fichas militares y censurando medios rusos. Esperemos que no haya una mayor escalada del conflicto que no beneficiaría a nadie, a excepción de quienes viven del negocio de la guerra, y más cuando hay armas nucleares de por medio.