Conozca cómo se mueven los vientos electorales en el Bajo Cauca

Conozca cómo se mueven los vientos electorales en el Bajo Cauca

Antioquia tendrá 14.483 mesas de votación y 1.160 puestos. En caso del Bajo Cauca las expectativas no son muy optimistas, pues el abstencionismo ha sido alto

Por: Carmelo Antonio Rodríguez Payares
febrero 28, 2022
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Conozca cómo se mueven los vientos electorales en el Bajo Cauca
Foto: cortesía

Confiados en mantener por lo menos la cifra que les validó su credencial y con ella su presencia en el actual Congreso de la República, cuyo periodo irá hasta el próximo 20 de julio, la dirigencia política avanza en su último trecho de cara a la jornada del próximo domingo 13 de marzo, momento en que los ciudadanos deberíamos hacer un cruce de cuentas para saber a quiénes se les puede extender el periodo, o, por el contrario, concederle ese privilegio –porque en eso se convirtió una curul– a los nuevos dignatarios.

Por lo pronto, en el Bajo Cauca antioqueño, las expectativas no se vislumbran muy optimistas según estiman algunos observadores del acontecer político regional, sobre todo porque esta región no ha recibido, en por lo menos los últimos 20 años, un legado de la clase política que la saque del marasmo.

Recordemos que son 17 las curules a las que tiene derecho Antioquia en la Cámara de Representantes y un número distinto en cada elección para el Senado, puesto que esta es una ciscuncripción nacional. En las de 2018 se alcanzaron 12 curules en esta corporación.

Harold Echeverri Avendaño, quien ocupó la alcaldía de El Bagre en el periodo 2012-2015 y aspiró a la Asamblea de Antioquia, dijo que en su reciente recorrido por la zona registró un escaso ánimo dentro de la ciudadanía para asistir a las urnas, al punto de que estima que las votaciones pueden presentar una baja en el número de electores.

Puso una cifra que dijo rondar el 30 %, pero advirtió que ojalá esté equivocado porque lo mejor que le puede ocurrir a la democracia es la participación, lo contrario es decir que una abierta abstención siempre va en dirección de ayudarle a cierta clase política que de este modo asegura de entrada su elección, pero a menor costo. También llamó la atención sobre la escasa presencia de los candidatos a la zona para promover sus iniciativas y de paso aclaró sus preocupaciones sobre este proceso electoral, cada vez más complicado con una consulta presidencial y unos candidatos cada vez más alejados de la realidad colombiana.

Agrega que la poca presencia de los candidatos en la región que puede tener origen en el enrarecido clima en el que se mueve el orden público, que de nuevo se vio afectado por el llamado del ELN al paro armado, que al final lo que hace es que las mismas autoridades le digan a la población, así sea de manera indirecta, que lo mejor es que se encierren porque no hay forma de poner un soldado y un policía en cada casa, en cada esquina.

Pero, por otro lado, el comerciante o el dueño de un negocio sabe que si atiende a los clientes, una vez se vaya la fuerza militar será convertido en blanco de los criminales, quienes, si actúan de forma pacífica, le incrementan el monto de la vacuna, o por el contrario, le mandarán un artefacto explosivo, como tantas veces ha ocurrido.

Pero volvamos al tema. Hoy en día, comenta el señor Echeverri, el ciudadano de a pie está desilusionado frente a la clase política porque nunca ha visto que se hayan hecho realidad ninguna de las promesas que desde hace más de 30 años escucha de los labios de estas personas. La muestra del botón es que no existe ni una –léase bien– ni una obra que se haya hecho gracias al empuje o a la propuesta nacida de algún congresista.

Alguien medianamente informado dirá que ellos no son los directos responsables de ordenar las obras, que para eso está el Ejecutivo. Y tienen razón, pero lo que entonces no se entiende es la razón por la cual ellos son los que van a estos territorios a comprometerse con esas obras. No se entiende.

Acerca de las CITREP o curules de paz, opina que este debate debería adelantarse en un ambiente más tranquilo, cuyas aguas han sido enturbiadas desde el mismo gobierno del presidente Iván Duque y su partido, el Centro Democrático, que en más de una ocasión las ha estigmatizado al señalar que los candidatos son voceros de la guerrilla o el mejor de los casos de otros grupos por fuera de la ley; con un agregado y es que desde el mismo gobierno se está en contra de estas curules al no haberles facilitado a tiempo el dinero oficial para adelantar sus campañas, como lo ordena la ley.

Sin embargo, agrega, "tampoco debemos estar optimistas porque mire lo que ocurre con nuestra circunscripción 3, que incluye las zonas rurales de los municipios de Amalfi, Anorí, Briceño, Cáceres, Caucasia, El Bagre, Ituango, Nechí, Remedios, Segovia, Tarazá, Valdivia y Zaragoza, en donde no su pudo lograr un acuerdo para reducir el número de aspirantes ya que apenas se elegirá uno que represente a estas ruralidades de los tantos candidatos en la palestra, y eso habla también de nuestras eternas divisiones en la región".

De otra parte, hay que ver otra realidad y es la mostrada desde el Gobierno nacional cuando el propio ministro de la política, el señor Daniel Palacios Martínez, al declarar que “en Antioquia tenemos priorizados 13 municipios con un alto grado de riesgo electoral como son El Bagre, Tarazá, Valdivia, Anorí, Ituango, Cáceres, Caucasia, Nechí, Zaragoza, Remedios, Segovia, Murindó y Turbo”. Por lo que se puede ver, también nos ganamos esa rifa.

Cuando se habla de la poca votación que se percibe para el 13 de marzo, hay que señalar que es la misma clase política la que se ha encargado, con su comportamiento, de alejar al ciudadano de sus filas. Es un hecho que la política, póngala en mayúscula, perdió sus principios que años atrás la caracterizaron al contar entre sus filas a una serie de personas que gozaban de respetabilidad y confianza, que se interesaban por las comunidades, no de palabras, sino con hechos; para ver en lo que se ha caído hoy que se parece como un nuevo traqueterismo y clanes que se apoderaron de esos espacios para defenderlos como si fueran de ellos y de esta forma poner en marcha iniciativas, que antes eran promovidas por personajes conocidos como lobistas, pero que decidieron cambiar de papel y ahora se apoderaron de los proyectos.

De allí nacieron las foto multas, las concesiones viales, los CDA, el PAE, los planes de semaforización, los peajes y otra serie de entidades que se mantienen por fuera de cualquier estructura oficial, porque ante cualquier queja de un ciudadano, ni los alcaldes ni los gobernadores pueden hacer nada. Con ese tipo de comportamientos es entendible que el pueblo sienta frustraciones cada vez que se le invita a una reunión de carácter político. —De allí que me atrevo a anticipar que la cifra de electores caerá hasta en un 30%.- Ojalá me equivoque, pero así lo siento, dice el señor Echeverri Avendaño—.

Si hablamos de obras para el Bajo Cauca en los últimos 20 años, apenas se podrán mencionar la Troncal de la Paz, proyectada desde el gobierno de Belisario Betancur Cuartas, el Puente Carlos Lleras Restrepo en Caucasia, que data desde 1994 y puesto al servicio en 1996; eso en el tema de vías, pero fíjese en la salud; lo más importante es el hospital de Caucasia cuya historia se remonta a la administración del gobernador Luis Alfredo Ramos Botero (2008-2011) con un aporte inicial de $25 mil millones de pesos y cuya cifra superó los 70.000 millones de pesos y más todavía, no se encuentra en pleno funcionamiento.

Agréguele a todo lo anterior que a la región se le han puesto cualquier cantidad de epítetos para estigmatizarla; pasamos desde zona guerrillera a paramilitar y de bandas criminales, pero nada que se ven las obras. Hoy tenemos una presencia muy limitada del Estado, a duras penas lo que las administraciones locales puedan hacer con sus presupuestos, pero cuando las cosas se ponen difíciles podemos ver figuras como las del presidente Iván Duque cuando se apareció en la vía Tarazá-Caucasia el 22 de julio del 2019, cuando ese tramo fue cerrado por acciones violentas y la Casa de Nariño hizo el siguiente registro: “Aquí está presente el presidente, con la Fuerza Pública, para que les quede claro que ese grupo tiene que acudir es a la desmovilización o si no van a ser capturados por la Fuerza Pública”, dijo contundentemente el mandatario a los medios de comunicación. Dígame si eso sirvió de algo.

Más adelante nos confesó lo que le sucedió cuando le brindó su apoyo político a Julián Bedoya Pulgarín al Senado y su fórmula a la Cámara de Representantes Marta Ramírez Orrego. Aunque ambas figuras se comprometieron con una serie de obras para El Bagre, la verdad fue que todo se quedó en meras palabras. Pero eso sí, para todo habrá disculpas y quienes pagan las mentiras son las personas que los llevaron a la región. Eso debería servir de lección, pero lo cierto es que nuestros líderes harán lo mismo hoy: es decir, recibirán algún apoyo material o económico y les reunirán cualquier cantidad de votos, porque esa región es eso, una fábrica de votos para todos.

Todo lo anterior nos debe llevar a la triste conclusión de decir que el modelo político en el país fracasó y serán los mismos ciudadanos los que tengan la última palabra para renovarlo o prefiere seguir absteniéndose cuando eso es lo que buscan los políticos; es decir, que voten menos personas porque así les sale más barata su curul. La Registraduría Nacional del Estado Civil dijo, de otro lado, que el domingo 13 la entrega de los resultados electorales tendrán el siguiente orden: Consulta presidencial, Senado, Cámara territorial, Indígena, Afro y Curules de paz.

Finalmente, una señora a quien conozco hace rato me dijo: tú pareces que no entendieras nada, acuérdate que cuando los partidos eran serios se comportaban como las gallinas, ponían el huevo –es decir elegían un candidato– y lo salían a cacarear; pues ahora sale un huevo de la nada –es decir el candidato– y sale a buscar una gallina para que los cacaree. Aprende que no te duraré para siempre, me dijo.

Notas al margen: Según las decisiones de las autoridades electorales, Antioquia tendrá 1.200 mesas más y 123 puestos nuevos de votación; es decir, 14.483 mesas y 1.160 puestos.

En 2018 elegimos 12 senadores, de los cuales 8 eran nuevos y para esta vez no aspiran Álvaro Uribe Vélez, Juan Luis Castro Córdoba y Juan Diego Gómez Jiménez. Tampoco irá el inefable José Obdulio Gaviria Vélez, quien a las pocas horas de conocerse el boletín de resultados no obtenía curul, pero después que sí, pero ya no aspira a repetir curul. El caso de la Cámara de Representantes dice que de los 17, 10 eran nuevos hasta que se retiró José Ignacio Mesa Betancur.

Usted, señor elector, tiene la palabra.

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