El gobierno y su partido hieden por su podredumbre
Opinión

El gobierno y su partido hieden por su podredumbre

En las próximas elecciones, en marzo y mayo, hay la posibilidad real de relevarlos para siempre de la dirección del país

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febrero 25, 2022
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La ministra Marta Lucía Ramírez aparece hoy en primera plana clamando porque Dios proteja a Ucrania, al tiempo que nos enteran de los esfuerzos del gobierno nacional para traer de regreso al país a 68 compatriotas. Sería más útil que nos informaran de sus relaciones con el hoy formalmente imputado general Leonardo Barrero, considerado uno de los alfiles de la senadora Paloma Valencia en el suroccidente del país.

Sobre este asunto se procura echar tierra, al estilo felino. Una breve mirada al ayer permite concluir cosas muy preocupantes. El general Leonardo Barrero, comandante de las fuerzas militares entre los años 2012 y 2014, fue llamado a calificar servicios por el presidente Juan Manuel Santos, hecho que resultó suficiente para recibirlo en las filas del partido Centro Democrático como a un héroe vilipendiado.

En la prensa de la época se lee que su salida de tan alta responsabilidad obedeció a que la revista Semana, que por entonces era un medio decente, dio a conocer los audios de unas llamadas telefónicas entre el general de más alto rango en el país con uno de sus subalternos en prisión, el coronel Robinson González del Río, acusado del homicidio de dos campesinos por cuenta de la práctica conocida como los falsos positivos.

Según más audios revelados, desde las altas esferas del Ejército Nacional se hacían denodados esfuerzos por solidarizarse, con todos los recursos posibles, con los militares involucrados en esas investigaciones. Para ello se necesitaba dinero, el cual obtenían de la corrupción que se llevaba a cabo con los contratos públicos. No era que hubiera desfalcos para ayudar a los implicados, se hablaba simplemente de destinar parte de ellos a esa finalidad.

Una olla podrida en la contratación de más alto nivel en el Ejército, que obligaba la salida de un número considerable de oficiales de la institución. En cuanto al general Barrero, seriamente afectado por las denuncias, se determinó que salía de la institución por algo secundario, el audio de una llamada en la que sugería atacar con saña a los fiscales que adelantaban las investigaciones sobre los falsos positivos.

Resultó suficiente el consejo que le daba al coronel González del Río: “Aprovechen y únanse, hijueputa. Eso tiene uno que ser inteligente. Yo no lo puedo hacer, pero ustedes sí porque ustedes son los afectados (...) Hagan una mafia para denunciar fiscales y toda esa güevonada”. La orientación emitida por vía telefónica revelaba además que el general se comunicaba por celular, con un oficial detenido y privado de cualquier posibilidad legal de hacer llamadas.

El propio general Barrero pidió disculpas públicas “por el desafortunado empleo de expresiones que considero apresuradas y desobligantes”, lo que por cierto dejó muy mal parado al ministro de defensa de la época y actual embajador en Washington Juan Carlos Pinzón, quien de modo socarrón se había apresurado a declarar ante la prensa que según las primeras pesquisas, la voz que se escuchaba en los audios no correspondía a la del general Barrero.

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El mismo general aparece hoy acusado de ser El Padrino, la poderosa personalidad que trabajaba con la banda La Cordillera en Nariño, un simple un capítulo del Clan del Golfo

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Por encima de lo anterior, el general Barrero fue candidato del Centro Democrático a la gobernación del Cauca en las elecciones siguientes, y presentado ante el país por Álvaro Uribe, como el hombre más digno para ocupar tan alto cargo. Pues bien, el mismo general aparece hoy acusado de ser El Padrino, la poderosa personalidad que trabajaba con la banda La Cordillera en Nariño, un simple un capítulo del Clan del Golfo.

Su intermediario para ello era el mismo coronel González del Río. En lo fundamental se trataba de ejercer sus influencias para disponer los movimientos de las tropas, facilitando los traslados y negocios de drogas, al tiempo que el combate con otros grupos armados que disputan el negocio en la zona. Las pruebas surgieron del computador y el teléfono de Matamba, el jefe de esa banda que resultó capturado el año pasado en Floridablanca, Santander.

Lo anterior explica el pánico a lo que pueda contar Otoniel ante la JEP y la Comisión de la Verdad. Su declaración ante esta resultó robada por misteriosos ladrones, dos  días después que por orden del director de la Policía Nacional fuera interrumpida por agentes de la SIJIN, con argumentos pueriles, su audiencia ante esa Comisión. Según el ministro Molano días después, supuestamente se descubrió un plan de fuga.

Cualquiera puede intuir que un plan de fuga de Otoniel, como en el de Aída Merlano, sólo puede tener como propósito asesinarlo después, para sepultar el peligro de sus revelaciones. Hay algo muy cierto, el gobierno de Colombia y el partido que lo encabeza hieden por su podredumbre. Y esto únicamente puede remediarlo su relevo real en el Congreso y la Presidencia. Esa posibilidad existe en las elecciones de marzo y mayo próximos.

No hay una alternativa más limpia, votar en masa por Comunes y el Pacto Histórico. No lo dude.

 

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