El día nos ofrecía todos sus matices, el sol y la lluvia se alternaron durante la jornada tanto cuanto las emociones de los participantes que iban del asombro a la duda, de la alegría a la tristeza. Solo reflejamos la vida entera, durante esas pocas horas de taller.
El momento cumbre llega cuando, contrario a lo habitual en un espacio de reflexión interior, se solicita a los participantes hacer uso del teléfono celular. Se me ocurrió de repente. “Saquen el celular, escogen una persona a la cual llamar y le preguntan: ¿cuál es mi mejor cualidad?
Las risas nerviosas no se hacen esperar, tampoco la cara de incertidumbre. La mente comienza a barajar posibilidades: ¿llamo a mi madre? No, demasiado fácil (o mi relación no es tan buena), ¿llamo a mi esposo?, tal vez y resulta que el esposo no contesta. Llamo a un hijo y acabo escogiendo aquel con quien más exigente soy. Y así se sucede uno tras otro. Retornan al salón ya que la llamada la hicieron en el campo, verde, solaz. Los comentarios entre ellos se suceden uno tras otro y cuando se hace silencio la cara de felicidad en todos es manifiesta.
El asombro es mayúsculo ante las cualidades que les dijeron personas allegadas y otras no tanto, personas con quien la relación es a veces fácil, otras difícil. Algunas cualidades son conocidas y reconocidas pero otras no, incluso algunas son difíciles de creer para quien las recibe.
Ternura, honestidad, profundidad, sinceridad, cariño, perseverancia, liderazgo, tranquilidad son unas pocas de las cualidades o Dones que he encontrado en los ya varios talleres en que utilizo esta técnica, —sacada de la intuición—. Y es que una cualidad que los demás ven en nosotros se convierte en un Don con el cual podemos servir. Un Don con el que sembramos buenas emociones en quienes nos rodean. Un Don con el cual construir relaciones interpersonales sólidas, amigables, duraderas.
Una cualidad así es para, primero reconocer que se tiene, luego cultivar al máximo y finalmente entregarla con el fin de producir bienestar. Una cualidad así desarrolla nuestro espíritu, nos hace grandes, da paz. La dificultad reside en tomar un tiempo en los afanes de la vida cotidiana para hacer lo aquí sugerido.
La misión del alma (título del taller), la misión de todas las almas, es manifestar el amor en sus diversas facetas, llamadas cualidades. Nuestra misión como seres individuales es encontrar cada cualidad que poseemos y saber utilizarla, con amor.
Fecha de publicación original: 9 noviembre de 2014