Llegan componentes de diferentes organizaciones no gubernamentales, de la OEA, ONU, UE. De Estados Unidos. Nos faltan las chinas y las rusas. Pero esas expediciones extranjeras lo único que harán será legalizar el fraude que se avecina.
Ellos vendrán previstos de técnicos en el manejo de los softwares contratados de expertos estadísticos y muchos turistas, pero eso de nada servirá.
Escuché en La W que para el día de las elecciones todos los taxis de Barranquilla ya están contratados para llevar votantes “amarrados” de sus casas a los puestos de votación.
Se sabe de la inusual visita de camionetas blindadas en barrios pobres de Cartagena y Santa Marta prometiendo dinero y haciendo los listados de los beneficiados a quienes les dan una dirección a donde el “candidato” beneficiado o su equipo de trabajo le entregará lo prometido, luego de constatar su voto efectivo. Eso no lo pueden ver los organismos de verificación que ya están llegando.
Tampoco verán cómo en muchos territorios a punta de fusil otros ejercerán el sagrado derecho porque a esas zonas no entra nadie diferente a quienes dominan esos, no tan apartados, lugares.
¿Sabrán las misiones que al Dane le da una cifra de ciudadanos y que a la Registraduría le sobran cinco millones de colombianos, cantidad suficiente como para cuadrar la caja electoral a nombre de los que pongan el billete en efectivo y sin recibo de prueba?
Creo que a varios funcionarios extranjeros les tocará dormir en la puerta de los cementerios cuidando que quienes allí reposan no se salgan a votar.
Como lo dijo el Senador Gerlein (q.e.p.d.): eso es parte del folclor de Colombia, entonces no está bien visto que vengan de por allá lejos a dañarnos “la fiesta democrática”.
Pero eso ocurre en todo el país en donde todo el que aspira a contestar con el Estado está buscándole votos a quien ya le ha dado contraticos con el 15% de comisión.
El mismo presidente, tan certero en todos sus discursos sobre todo cuando interviene en el exterior, ya se ha referido al tema y ha dado a entender que fuerzas oscuras están preparando el saboteo de los sistemas de la Registraduría, que la derrota del actual establecimiento no se debe a su mala gestión y la de sus antecesores sino a factores externos que quieren atentar contra nuestra ya antigua democracia.
Pero el señor registrador no se ha quedado atrás y no sabemos si está preparándose para los ciberataques extranjeros o los del fuego amigo, pues sus cambios repentinos de personal clave en puestos determinantes, más los problemas denunciados en las inscripciones de cédulas sumados a “chismes “que sus malquerientes tienen sobre algunas de sus actuaciones pasadas, deben tener muy pendientes a sus inspectores extranjeros, que a no dudar tendrán todo el apoyo necesario de esa entidad estatal.
Pueda ser que ese día no se interrumpan en la Registraduría los servicios públicos como ya pasó alguna vez cuando fue elegido Misael Pastrana. Dios quiera que las Registraduría paralelas como las que utilizaba cierto personaje del Valle del Cauca para elegirse como senador no funcionen esta vez.
Por lo que vemos será la primera ocasión en que las fuerzas de izquierda, como llaman a quienes están contrarios a este sistema, serán acusadas de cometer fraude; privilegio que nunca en setenta años que llevamos viviendo en este platanal habíamos visto.
Por todo lo anterior, a esas misiones extranjeras se les desea lo mejor en su ardua labor y se les aconseja no ir al Carnaval de Barranquilla por aquello de la transparencia.