Dicen que pocos se defendían en el ring como lo hacía Miguel ‘El Happy’ Lora. El nacido en Montería, que hoy tiene 60 años, solo atacaba cuando tenía la seguridad de que sus puños enguantados iban a causar daño severo en sus rivales. Durante los restantes minutos de cada asalto hacía que ellos se desgastaran mientras que él esquivaba golpes con una sonrisa burlona que incomodaba.
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‘El happy’ Lora se retiró en del boxeo en 1993 luego de intentar recuperar la corona de campeón mundial de peso gallo, que perdió en 1988 contra el mexicano Raúl "Jíbaro" Pérez y que había defendido contra siete rivales durante tres años consecutivos.
Cuando el monteriano ganó su primer título como campeón mundial en 1985, frente al mexicano Daniel Zaragoza en el Tamiami Fairgrounds Auditorium de Miami, aparte de poner en lo más alto el deporte colombiano, hizo popular el sombrero vueltiao que hasta ese día nadie conocía por fuera del país.
A diferencia de otros peleadores colombianos que terminaron sumidos en la pobreza, el alcohol, las drogas y en el olvido como Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’ o Prudencio Cardona o Rubén ‘La Cobra’ Valdez, entre otros más, Miguel Lora supo retirarse a tiempo con un record de 40 peleas disputadas, de las que solo perdió tres y con un colchón económico para empezar a vivir de negocios que lo han hecho un exboxeador millonario.
Desde que colgó los guantes ha probado con varios negocios. Empezó intentándolo como entrenador, pero no le fue bien. Ha hecho de actor natural, interpretándose a sí mismo. Formó un grupo vallenato, grabó un disco que no pegó.
Pero no todos los emprendimientos del exdeportista se fueron a pique. Años después de su retiro, mientras intentaba poner dinero en varias inversiones, aseguró gran parte de su capital en tierras en su natal Montería y en cabezas de ganado, gran negocio que hoy lo tienen viviendo sin preocupaciones.