Todo el intríngulis sobre las encuestas y su poder de manipulación

Todo el intríngulis sobre las encuestas y su poder de manipulación

Encuestas: Tienen su epopeya en los períodos electorales. Candidato favorecido cree en ellas a pie juntillas y el perdedor las denigra hasta el paroxismo

Por: Orlando Solano Bárcenas
febrero 16, 2022
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Todo el intríngulis sobre las encuestas y su poder de manipulación
Foto: Pixabay

Una encuesta de opinión es un procedimiento de investigación que parte de definir qué tipo de preguntas normalizadas serán dirigidas a una muestra representativa o específica de población a fin de que suministre la información que se quiera obtener de ella mediante comentarios y puntos de vista de los encuestados.

En asuntos políticos, un ejemplo de encuesta podría ser tomar el pulso a las tendencias políticas de un país en un determinado momento electoral. O, como se suele decir: “Tomar la foto de un momento X”. 

 Las encuestas de opinión política tratan de revestirse del prestigio de lo cuantitativo, añadiendo mucho de lo cualitativo. Pese a este esfuerzo, sobre ellas recae a veces justa o injustamente la sospecha de la manipulación.

¿Realidad, ficción? En el actual período electoral colombiano hay muchas encuestas generalmente “tempraneras” y como el vino “tempranillo”, joven, pero de “cuerpo medio”. Conocer el gran público algunas de las características de las encuestas de opinión es obligación democrática porque, contrario a los chorizos, aquí sí se impone saber cómo se hacen. 

La hipótesis de partida 

La encuesta debe estar guiada por una serie de hipótesis que la respalden y permitan establecer ciertos contrastes a través del examen de algunas variables que dejen observar interrelaciones que faciliten las inferencias explicativas.

A las encuestas se acude por la necesidad de probar una hipótesis o para tratar de descubrir la solución a un problema. También para identificar e interpretar de la manera más metódica posible un conjunto de testimonios que puedan cumplir con el propósito previamente establecido.

Elaborar la hipótesis de la encuesta es tarea delicada, especializada y exigente en metodologías, técnicas y ética. También lo es determinar lo que se espera encontrar con ella.

Lo que se busca o los objetivos de la encuesta 

¿Qué se quiere conocer? ¿Cuál es la motivación y la razón de hacer la encuesta? ¿Qué datos específicos se logrará obtener en bien de, por ejemplo, la encuesta política? Toda encuesta exige la elaboración de un “plan” y este debe iniciarse estableciendo un objetivo que la haga organizada y enfocada.

El objetivo “general” comienza por una declaración de visión, por una explicación de la aspiración, de los aspectos que se quieren conseguir. Sigue la descripción de las metas. Se pasa a redactar un verbo rector en infinitivo que explique de manera concreta la acción o logro que se espera alcanzar al finalizar el estudio a cumplir.

Se expone el evento de estudio y el contexto. Por ejemplo: Determinar la tasa de participación; Diagnosticar lo que esperan de los candidatos; Explorar lo que desean los electores del programa de gobierno; Anticipar la posible votación por el candidato o partido.  

El objetivo general de la encuesta 

El objetivo general, a diferencia de los objetivos específicos, es aquel que apunta a la problemática general. Es decir, el resultado final que busca alcanzarse con la investigación, la motivación y la razón por la cual se está investigando.

El objetivo general será el enunciado de una acción, del último cometido o de la meta principal que deberá alcanzarse para obtener la respuesta global. El objetivo general le da sentido al conjunto, el cual solo puede alcanzarse una vez también completados los objetivos particulares o específicos. 

El objetivo específico de la encuesta 

Para enunciar el objetivo general y los específicos -estos son las metas concretas, individuales y medibles que se espera alcanzar en corto tiempo, siempre bajo las directrices de los objetivos generales-, hay que formular la “pregunta central” o global que se quiere responder (es decir, el problema de investigación) a partir de la realización de la encuesta:

Qué se quiere saber y Por qué. El objetivo guiará de principio a fin la encuesta para impedir desviarse del propósito del cuestionario elaborado.

¿Qué preguntas se quieren hacer? ¿Qué se quiere averiguar? ¿Cuál es la población objetivo? ¿Quién deberá responder la encuesta? ¿Qué grupos demográficos debo buscar dentro del conjunto de encuestados? ¿Cómo voy a usar los datos que recopile? 

Los objetivos de la encuesta de opinión política 

 En materia de encuestas de opinión política el objetivo de ellas puede ser obtener opiniones sobre las personas (población objetivo) que votarán en la elección, cómo votarán en general, por quién o quiénes votarán, qué esperan del candidato o partido, cuáles fueron los resultados de las últimas votaciones.

Señalar el objetivo pasa por fijar los aspectos específicos que se quiere averiguar, donde cada tema se convertirá al final en una pregunta al momento de revelar la fotografía que captó un determinado momento en el proceso de la elección. Se afirma que entre más grande sea la población objetivo, la “muestra” será mucho más representativa del espectro poblacional. 

La muestra de la encuesta de opinión   

Debe ser conformada por una serie de individuos que posean características similares, a fin de que pueda darse una referencia sobre lo que se quiere saber de una población mucho más grande, siendo de esta precisamente de donde se extraerá.

Cuando la encuesta es de votantes, la muestra se debe seleccionar antes de la elección, a efectos de poder conocer lo que se opina de los candidatos. El principio de las encuestas por muestreo, por ejemplo, no es observar toda la población estudiada, sino un subconjunto debidamente seleccionado, que es al que se le llama la “muestra”.

Por ejemplo, si usted quisiera vender a los japoneses 100 hectolitros de “Chanel Number five”, no tiene, sino que llevarles un (1) frasco de “échantillon”, de muestra, porque esta es representativa del resto. 

El tamaño de la muestra en la encuesta de opinión 

Debe ser representativo, es decir, que, a diferencia del perfume mencionado, entre más encuestados mejor. A menor número de encuestados puede disminuir la precisión y aumentar el margen de error.

La mayor cantidad, entonces, puede aumentar el nivel de “confianza” y es por esto por lo que el tamaño de la muestra se debe adoptar según la población, el número de encuestados esperado, el margen de error y el nivel de confianza. Este último aumenta si la probabilidad de ser escogido al azar también aumenta.

En el muestreo probabilístico cada miembro de la población tiene la misma posibilidad de ser seleccionado. 

La probabilidad de ser encuestado 

En materia de encuestas es acto de honradez e imparcialidad considerar que cada individuo de la población tiene la probabilidad de ser seleccionado. Es decir, de “por casualidad” ser parte de una muestra que para ser fiable debe ser representativa en el tamaño.

A las personas encuestadas en sus opiniones políticas, por ejemplo, es necesario presentarles antes del interrogatorio un preámbulo en que se explique que se trata de una exploración sobre opiniones políticas, en qué consiste y qué se pretende obtener.

En otras palabras, se impone explicarles los objetivos, los beneficios que reportará la información, la voluntariedad de la participación, la persona de contacto a quien se le pueda solicitar información, el tratamiento anónimo de los datos y el tratamiento que recibirá la información de acuerdo con las leyes de Protección de Datos para no ofender a nadie en temas delicados como el género, religión, raza, etnia, etc.  

Encuestado, no asaltado 

Las respuestas se deben solicitar de forma anónima para que los encuestados respondan con mayor honestidad, al saber que están seguros de que la encuesta no recolectará datos personales. Se debe entonces en asuntos políticos garantizar el anonimato en las respuestas dada la secrecía del voto. Los datos políticos entregados por una persona son percibidos por ella como delicados y a cambio de suministrarlos espera en retribución, honradez en el encuestador que pregunta. 

La obtención de los datos de la encuesta 

Suelen obtenerse mediante el uso de procedimientos estandarizados para que cada persona encuestada responda las preguntas en igualdad de condiciones con relación a otras personas, evitando las opiniones sesgadas que puedan influir negativamente en el resultado de la investigación. En la elaboración del cuestionario es conveniente determinar con claridad qué tipo de información se necesita y de qué personas se quiere su opinión, algo que exige instrucciones iniciales claras y sencillas sobre cómo responder. 

La elaboración del cuestionario  

El cuestionario de una encuesta es un documento formado por un conjunto de preguntas que deben estar redactadas de forma coherente, organizadas, secuenciadas y estructuradas de acuerdo con una determinada planificación.

Esto con el fin de que sus respuestas puedan ofrecer toda la información necesaria. Las preguntas deben tener un orden lógico o estratégico que evite el sesgo durante la encuesta, que proporcione resultados más precisos y se erradique el abandono de encuesta.

Lo primero que se debe hacer, entonces, es formular una serie de preguntas que sean relevantes, cortas y sin despreciar las respuestas aleatorias para cada encuestado. Un cuestionario validado debe reunir los siguientes requisitos: Ser fiable y capaz de medir sin error; Ser capaz de detectar y medir cambios; Ser sencillo y aceptado por participantes, usuarios e investigadores. Tarea que exige una cuidadosa revisión.  

Revisión del cuestionario  

Realizado en su conjunto, hay que probar la claridad de las preguntas y las respuestas que se esperan si se tiene en cuenta que estas pueden orientar diferentes aspectos en determinada dirección.

Por ejemplo, la visión de los cambios en las tendencias políticas; las preferencias, deseos, necesidades, el pensamiento, las preocupaciones de los electores y de la opinión pública vistos ambos por sectores, clases, edad o nivel social. 

Surge entonces la obligación de verificar con rigor si la elaboración de las preguntas ha sido acertada, por ser ellas precisamente el instrumento que se aplicará a los individuos encuestados; pero, ese mismo rigor se deberá aplicar a los entrevistadores y a las pruebas iniciales experimentales para que el cuestionario quede bien elaborado y su funcionamiento sea correcto.

El objetivo, es decir, lo que se va a consultar, implicará definir de antemano las hipótesis de partida, así como hacer las precisiones correspondientes que conduzcan a la elaboración acertada y profesional del cuestionario. De estas operaciones dependerá su valor. 

La validez y confiabilidad del cuestionario a presentar 

Ambas se determinan por el grado en que la aplicación repetida del instrumento al mismo sujeto produzca los mismos resultados. Es decir, que la validez se refiere al grado en que un instrumento mide lo que se supone debe medir.

Es importante entonces determinar cómo se realiza la validez y confiabilidad del instrumento. La “validez” se define como la medida en que un concepto se mide con precisión, por ejemplo, en un estudio de carácter cuantitativo.

La “fiabilidad” se refiere a la medida en que un instrumento de investigación obtenga sistemáticamente los mismos resultados al utilizarlo en la misma situación en repetidas ocasiones. Para que un cuestionario sea válido, como todo instrumento de medición debe reunir las siguientes características:

Ser fiable y preciso, es decir, con mediciones libres de error; y Ser adecuado para el problema que se pretende medir, o validez de contenido.

Por la complejidad de las encuestas políticas, se exige en ellas los criterios de validez y confiabilidad dado que en la realidad social juegan papel capital las variables. 

Las variables 

Lo “variable” representa a aquello que varía o que está sujeto a algún tipo de cambio por ser inestable, inconstante y mudable. En ciencia se utilizan las variables para hacer referencia a los objetos y a las características de ellos que se hacen presentes dentro de las hipótesis científicas que se están estudiando, en estos casos el científico intenta deducir un supuesto vínculo entre una causa y un efecto, y de allí surgen las variables dependientes y las independientes.  

Existen diferentes tipos de variables, las más generales son las “cualitativas” (aquellas no medibles que expresen características o cualidades diferentes que pueden tomar como valores cualidades o categorías el Sexo, el Estrato y la Educación generalmente) y las “cuantitativas” (aquellas que expresen argumentos numéricos medibles como Número de teléfonos; Habitantes en una casa; Salarios de un hogar; Teléfonos; Televisores; etc.).  

Una variable es, entonces, una condición o característica determinada sobre la que obtendremos información. En investigación, las variables son las características y propiedades cuantitativas o cualitativas de un objeto o fenómeno que adquieren distintos valores, o sea, que varían respecto a las unidades de observación. La variable sexo, por ejemplo, puede tomar dos valores: femenino y masculino; la variable edad, puede tomar tres valores: niños, adultos, adultos mayores.  

En las encuestas políticas las variables se utilizan en las estratificaciones por sexos, edades, razas, territorios, tipos de empleos, niveles socioeconómicos o socioeducativos y culturales. Adoptarlas exige rigurosidad en la diversidad de variables retenidas a fin de poder comprender las diferencias de opiniones e intereses que pueden resultar de la realización de la encuestaEn las de opinión en general se aspira a la precisión, a huir del error. Pero, el error existe. En lo humano no cabe la perfección. 

El margen de error 

Los resultados de una encuesta no siempre coinciden perfectamente con la población que se estudia. Existe el margen de error que indicará si la cantidad de personas encuestadas es suficiente como para tener confianza en la exactitud de los datos que se recogen, por ejemplo, en las opiniones de la población-objetivo. Ocurre que el grupo pequeño encuestado va a representar a una población mucho más grande de la población total.

En estos casos el mayor número de encuestados otorga más confianza y menor margen de error, este permite evaluar la efectividad de la encuesta, el grado de certeza que se tiene de que la muestra refleja con precisión las actitudes de la población total según el tamaño definido de la muestra o el número de respuestas completas que efectivamente se reciban.

La precisión, la naturaleza del muestreo y los márgenes de error que previamente sean considerados por el encuestador, deben garantizar el carácter probabilístico o representativo de la encuesta o investigación por realizar. El margen de error es un elemento que debe ser contemplado al momento de realizar el muestreo. 

Tabulación de los resultados encuestas 

Una encuesta exige el uso de un cuestionario o el conjunto de preguntas utilizadas para la recopilación de información de una persona que luego será objeto de estudio detallado al momento de analizar los resultados mediante la tabulación.

En una encuesta se agregan a los cuestionarios datos específicos para que al finalizarla se pueda hacer un análisis estadístico con la información obtenida y para que al evaluar al grupo de personas que en ella participaron se agreguen las respuestas para así poder llegar a la conclusión.  

La tabulación de resultados es la etapa en que se resumen las operaciones realizadas durante la encuesta recogiendo los valores parciales, totales o acumulados.

Para ello en el proceso de medición se hace la llamada lectura de posición y el acopio de las cantidades correspondientes. Es decir, que se cuentan y organizan los datos obtenidos en la aplicación para de esta manera poder abarcar las operaciones relacionadas con los resultados numéricos, que deben ser conectados al objeto de estudio.  

La tabulación de resultados de la encuesta es un proceso complejo 

En ella se procede ordenando la información y contando las veces que aparecen algunas características para así poder determinar las cantidades de los datos, un valor muy importante para obtener la conclusión de la investigación.

Procediendo de esta manera se evita cometer errores de traspaso de datos, de pérdida de datos, de fallas humanas, así como las complicaciones en la arquitectura de datos o confusión y dificultad para interpretarlos.  

En el cálculo de resultados se debe realizar un análisis con tablas de Frecuencia que indiquen el número de personas que fueron encuestadas y aportaron cada respuesta posible a las preguntas realizadas; Tabulaciones Cruzadas, para examinar las respuestas a una pregunta y relacionarlas con las respuestas de otras.  

Utilidad de la tabulación de datos de una encuesta 

Tabular los resultados de una encuesta organiza la investigación y facilita su interpretación. Consolidadas, resumidas y clasificadas las estadísticas, deberán servir para realizar los análisis pertinentes de acuerdo con los objetivos señalados a fin de poder extraer de ellos las conclusiones correspondientes.

Estas deben brindar informaciones sobre un momento determinado puesto que, como se suele decir, son la “fotografía” que capta un instante dado según las personas que hayan participado en ellas y el lugar y tiempo en que se han realizado. 

En la tabulación se debe evitar la manipulación 

En las etapas de la codificación de las planillas y el procesamiento de los datos registrados se deberá actuar con sumo cuidado. Por ejemplo, las encuestas opináticas a la población -o no probabilísticas-, son poco confiables porque pueden desinformar y conducir a creer cosas que en la realidad son falsas y por lo tanto engañan y manipulan al gran público con una información deficiente en datos estadísticos que no representan el universo de consulta, que confunden, distorsionan y dañan la realidad. Con frecuencia esto ocurre en las encuestas sobre temas políticos, donde la ética debe estar particularmente atenta. 

La ética en las encuestas políticas 

Como en toda encuesta, el encuestador debe preservar la ética del oficio manteniendo la imparcialidad en beneficio de la sociedad.

Es decir, que no debe por codicia hacerle un mal a la sociedad a través de la manipulación de los resultados. La ética debe regir la encuesta en la autoría y la publicación de los resultados obtenidos, tarea que exige diligencia y cuidado en la elección del tipo de encuesta, la selección de la muestra, la fijación de los objetivos, la forma de darlas a conocer y preservar la privacidad, la no tergiversación de los resultados.

Entonces en el análisis de los datos se debe ser objetivo al igual que preciso en las metodologías utilizadas, para que haya correspondencia con el universo y con las características de la población que se va a consultar. 

La responsabilidad del encuestador 

Si bien es cierto que existe la libertad en el encuestador, también lo es la exigencia de responsabilidad y honestidad para con la comunidad y la sociedad en general al versar las encuestas sobre temas tan sensibles como los aspectos económicos, políticos o sociales temáticas donde los daños son mayores cuando se produce adulteración de resultados que desinformen al público.

Las conclusiones que resulten de las consultas políticas deben ser limpia y escrupulosas, levantadas con los mayores niveles técnicos y sin manipulación, alteración de datos o fines proselitistas.

La transparencia en estas materias exige que el análisis realizado sobre las informaciones obtenidas corresponda con las realidades que se manifiestan en ellas, porque contrariar los resultados es corrupción, es incurrir en el engaño, es falsificar la información y hacer inferencias erróneas sobre los estados de opinión de la ciudadanía.

Es inducir al error al cuerpo de ciudadanos en momentos en que va a conformar el poder del Estado. 

Las encuestas, para algunos son necesarias. Pero… 

Las encuestas en opinión de algunos son necesarias en las campañas electorales para saber qué es lo que quieren los electores.

Pero, desde sus inicios han recibido críticas sobre sus alcances y límites. También alabanzas. A veces se descresta con ellas, por la supuesta objetividad de los números.

En América Latina juegan desde los años 60. En los 80 se dispararon y se ha ido intensificando la necesidad de regularlas, para saber “cómo se hacen”.

Tienen su epopeya en los períodos electorales. Candidato favorecido cree en ellas a pie juntillas y el perdedor las denigra hasta el paroxismo. Los medios las degustan y las utilizan, sobre todo los medios partisanos. Los manipuladores de encuestas “tempranillas” creen poder hacer con ellas un Goliat antes de tiempo, pero con frecuencia les sale un David.

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