El desarrollo turístico que venía tomando auge en los territorios llamados de posconflicto nuevamente se encuentra amenazado por la presencia de las disidencias en las Farc.
Regiones como la zona rural de Tuluá, Valle del Cauca, en donde el turismo de memoria estaba creciendo en corregimientos como la Moralia, sitio en donde se dio la primera incursión paramilitar del bloque Calima en las montañas de Tuluá y que seguidamente se realizaron cientos de masacres, violaciones y todo tipo de brutalidad en contra de los campesinos y campesinas, se ha vuelto a estancar.
Ente tipo de turismo de memoria estaban convirtiendo hechos dolorosos en elementos para reflexionar sobre los sucesos violentos del pasado, para que no se repitieran más, haciendo homenaje a las víctimas, y en los cuales se venía educando a los turistas
Un gigantesco monumento a las víctimas ubicado en el centro del parque, y murales alusivos a lo ocurrido hoy nadie los visita, la razón: los retenes ilegales en la zona que rural de Tuluá que han denunciado los propios pobladores, al parecer producto de la disputa de territorio por parte del Clan del Golfo y miembros del ELN.
De esta manera han entorpecido los procesos económicos de los habitantes de la parte media y alta de Tuluá, no solamente el turismo de memoria y el turismo recreativo, que diariamente congregaba centenares de ciclistas por la zona, sino también a muchos campesinos que se dedican principalmente a actividades de cosecha, caza y pesca.
El Jardín Botánico Juan María Céspedes, ubicado en el piedemonte de la Cordillera Central de Tulúa, y que guarda un tesoro destinado para investigadores, científicos, amantes de la flora y la fauna y del paisaje que ofrecen los bosques secos tropicales es otro atractivo turístico afectado indirectamente por la presencia de las disidencias.
Zonas como la vereda Cienegueta es paso obligado para llegar a este sitio y allí los disidentes han estado incursionando para amedrentar a la población.
Los habitantes del lugar aseguran que los militantes del grupo han pasado armados por la vereda a bordo de motocicletas y pintaron grafitis alusivos a las Farc en las fachadas de algunas casas. Dichas incursiones subversivas han generado el confinamiento de centenares de personas en la zona y han frenado el turístico en esta región.