En la vida real, cuando se apagan los fogones de la estufa, la comida tiende a enfriarse después de un tiempo. Esto es un vaticinio de lo que va a ocurrir con el debate de la despenalización del aborto que cursa en la Corte Constitucional.
Una semana expectante se vivió en el máximo tribunal constitucional colombiano y en los medios de comunicación ante la posibilidad de despenalizar el aborto, asunto que lamentablemente no ocurrió.
La decisión fue aplazada para unas semanas más. La principal razón son las más de 50 recusaciones en contra del conjuez Juan Carlos Henao, el cual fue escogido para desempatar el debate anterior. El fundamento de la recusación fueron los pronunciamientos que este señor tuvo en medios de comunicación, defendiendo la despenalización total del aborto, asunto el cual hace pensar que existe un prejuzgamiento por parte del operador judicial.
Así pues, también se radicaron documentos que invocaban una despenalización parcial del aborto, tomando en consideración las semanas de gestación y demás circunstancias que pueden influir en el escenario de una reforma al código penal, asunto que dio pie igualmente para postergar la decisión de la corte.
Con la situación tal como está no se hace descabellado pensar que el finiquito de este tema va a durar más de lo que se piensa. Existen colectivos y alianzas que están en contra de esta decisión, aliados con el desdén que existe en algunas poblaciones; al ser un asunto tan controversial era de saberse que el camino sería difícil, pero la prórroga nunca es buena ante el escenario de inseguridad jurídica que viven las niñas y mujeres que quieren acceder a métodos abortivos seguros.
La suerte está echada. Esta puja que lleva más de un año tiene progresión a futuro y siempre será objeto de controversias y palos en la rueda. Sin embargo, lo esencial es que el debate ya está sobre la mes; depende de los activistas y colectivos no dejar que se enfríe como aquella comida cuando se apaga el fogón de la estufa.