El hoy es el gran regalo de la vida y por eso se llama presente. Hay que vivir todo lo que sucede a nuestro alrededor a última hora. Un punto especial es el referente a lo electoral del agitado panorama nacional. Se va a jugar en las urnas el destino de un país. Por lo menos durante un largo cuatrienio.
Digo esto porque la cosa política se está poniendo al rojo vivo cada vez que pasan 24 horas por la línea internacional de cambio de día, un lindero imaginario que sube del polo sur al norte atravesando el océano Pacífico. Es una línea quebrada que toma como referencia al meridiano 180°, o sea el opuesto al 0º de Greenwich. Su connotación literaria la puedes deducir leyendo la novela La vuelta al mundo en 80 días, de Jules Verne, en la que el ricachón inglés Phileas Fogg le apuesta a otro ricachón que puede dar la vuelta al mundo en ese número de días. Es un relato situado en el año 1872, el mismo de la publicación de esta famosa obra de ciencia ficción. Esto para situar en el tiempo a quienes no la han leído.
Aceptado el reto, el tipo Fogg y su ayudante Jean Passepartout o Picaporte se lanzan a la aventura. Hacia el fin de la peripecia, creen que han llegado con unas horas de retraso a Londres luego de dar el giro al planeta. Resulta que al pasar de occidente a oriente por tal línea de cambio de fecha “ganaron” un día y es así que, al darse cuenta a última hora de este sutil detalle y estar sobre el tiempo, corren al sitio convenido para la verificación de su arribo a la antigua Londinium, que es el Club Reform, y así ganar las 20.000 libras esterlinas en liza.
Como dije, los candidatos, capitanes y seguidores mueven a tutiplén plata y energía para tratar de lograr el favor y fervor de familias, grupos vecinales y masas en reuniones a puerta cerrada y actos públicos en plazas, correrías y caminatas, vítores o chifladas de acuerdo a los personajes, denuncias y contradenuncias por todo y por nada, publicidad de plataformas angelicales y televisación de debates superfluos, presentación de pruebas o indicios de compra de votos, inesperadas visitas a dignatarios internacionales, chismes de cachos consentidos y prostitución politiquera, etc.
Así es que veamos las jugadas que se están dando por el globo, nuestro subcontinente que va del río Grande del Norte a la Patagonia y, por supuesto, en esta tierra con tanto potencial productivo agropecuario que tan poco da a la parte menos favorecida de la población según un reciente informe de la FAO, que denuncia que los estratos populares se encuentran en inminencia de tragedia alimentaria. La gran verdad es que este desastre viene desde los tiempos coloniales. Solo que ahora es más publico.
Las jugadas de último momento son, sin lugar a dudas, preludio de las próximas que mejor ni las imaginamos. Las obras teatrales electorales se cranean en conventículos de cabezones o estrategas bien pagados. A veces les suena la flauta, pero por lo visto muchas veces se descachan. Veamos las jugadas.
Jugadotas de racamandaca: la recepción del papa Francisco a Gustavo Francisco, que pasa entonces de neocomunista castrochavista a renovado católico, apostólico y romano; la dura crítica de la peso pesado Cabal al “mamerto” subpresidente y al presidente entre bambalinas; el estridente portazo de Íngrid a la tibia Coalición de la Desesperanza; la entrega de nuevas pruebas o indicios de corrupción electoral a la Corte Suprema por parte de la abogada y exrepresentante a la cámara Aida Merlano; y la invitación al acto de posesión presidencial del chileno Boric a Petro, entre otras filigranas importantes.
Jugaditas que tienen intríngulis oficialistas: la que parece más notoria es la de los días sin IVA previos a elecciones. Le siguen el nombramiento de nuevos delegados electorales, con lo riesgoso que puede ser para la trasparencia de los comicios; la propuesta de Uribe para que lo dejen entrar al Pacto, con su notoria cuota de sorna; el elocuente silencio del Equipo por Colombia respecto al caso Char, mutismo similar al que ha caído el tema de la selección de fútbol ante la difícil perspectiva de clasificación al mundial de Catar; la temeraria acusación del mindefensa a Rusia de estar confabulada contra Colombia, para ver si se reanima el discurso anticastrochavista y despega por fin la candidatura del tal Iván. Cabe meter aquí la revocatoria de la emergencia sanitaria días antes de elecciones. Ve que te lo profetizo.
Jugarretas ramplonas o rastreras: las que están armando las maquinarias politiqueras en todos los frentes tradicionales de compravotos, con base al clientelismo burocrático de funcionarios o contratistas de base tanto en entidades como en empresas privadas, becas y medias becas calientes en universidades y colegios privados y oficiales, promesas de cumbiamberas de nombramientos públicos a tantos profesionales desempleados o subempleados con la ñapa del reparto de camisetas y cachuchas con sus logos venidos a menos.
Van aquí los coqueteos mutuos entre la dirección del Partido Liberal y algunos del Pacto, a ver si cuaja un “acuerdo programático” antes de la primera vuelta; las encuestuchas sobre preferencia de candidatos presidenciales que cambian como veletas del segundo para abajo; y los ataques del Eln, disidencias Farc y bacrim, que van aumentando en la medida en que se acercan las justas electorales; y claro que no podía faltar la mala pasada de licor o frías que copartidarios le dieron al jefe máximo del Pacto antes de su presentación en la concentración de Girardot.
Si gana, ojalá no salga parrandero como López o borrachín como Turbay.
