Entre 1978 y 1993 hubo un programa de televisión denominado "el pasado en presente", un delicioso diálogo de saberes sobre temas históricos con el profesor universitario, humanista e historiador ya fallecido don Ramón de Zubiría y el político y humanista, también fallecido, Abelardo Forero Benavides, quien formó la memoria oral de varias generaciones, en un país que poco aprende de historia y que, para colmos, fue suprimida del pensum académico.
Esta clase de programas han venido siendo reemplazados, ante la inversión de valores, por otros en que reina la ramplonería, la farándula y el chisme mediático.
Recuerdo en mi mocedad, en aquellas tardes frescas de mis sabanas, las tertulias de mi abuelo, una especie de "Tuerto" López, por su humor negro, con un prestigioso y pintoresco abogado, oriundo del municipio de Chima, población reconocida en la geografía nacional no tanto por su Santo Domingo Vidal, que hizo famoso el escritor afrodescendiente Zapata Olivella, sino por la pavimentación de su carretera gracias a la gestión de uno de sus hijos, en pago de una deuda de gratitud por parte de un conocido expresidente con un elefante a cuestas.
Sobre este jurisconsulto hay infinidades de anécdotas en su oficio de juez de la República en los municipios costeros del departamento de Córdoba. Siendo una de las personas más versadas sobre el origen y el abolengo de las familias de las antiguas sabanas de Bolívar.
Esas conversaciones, en las que la lengua decir más no pudo, se asemejaban como una caricatura a las que sostenían esos dos grandes maestros del programa descrito, en una versión criolla del mismo. Sentados en unas mecedoras en la puerta de entrada de la quincalla de mi abuelo, tipo cuatro de la tarde, empezaban a dar rienda suelta a sus vernáculas charlas, realizando un paseo bembal sobre lo profano y sagrado del micromundo cotidiano de nuestro pueblo, haciendo mayor énfasis en los quehaceres políticos:
¿Cómo te parece, Geño? —decía el abogado— fulanito de tal hablando de honestidad, dizque a él que lo esculquen... ¡como sino conociéramos a ese fachada de catedral e interior de pesebrera!
Carajo, Ulpiano —decía mi abuelo— si vistes (sic) el debate que le hicieron al ministro de Economía, doctor Roberto Junguito Bonett; estuvo para alquilar balcones. Era para que se hubieran lucido los honorables de estos lares en esos recintos sagrados de la democracia... Pero qué va... sacaron a relucir que solo son honorables senadores con ce...
"¡Se la pasan es en la cafetería del Congreso!!" "A propósito de ese debate Geño —dijo el Chimalero—, el único de estos contornos que solicitó el uso de la palabra fue el "Gato", pero para embarrarla, se refirió al ministro como JUNCO y cuando le hicieron la advertencia que era Junguito... Encrespo manifestando: "¡Junguito le dirá su señora madre... para mí es Junco a secas!".
"Sabes, Garofalo, me acordé de lo que pasó con el anfitrión del ministro de Minas y Petróleos, doctor Martínez Siman, cuando estuvo por aquí.
El ministro le dijo que había un problema en su cartera con los hidrocarburos. El anfitrión le dijo que no se preocupara, que él también tenía un problema con los aminoácidos y que si su cartera estaba insuficiente, él le solucionaba cualquier falta de platica... ¡Para eso lo habían puesto como anfitrión suyo!".
"Oye, Geño, anoche pasé por la Alcaldía Municipal y me encontré sentado en el corredor de la esquina a tu hijo Agamenón. Al preguntarle qué hacía allí, me contesto: Celando. Yo le dije: mandas concha... ¿no ves que esto se lo roban es de día?".
"Sabes una cosa ¿Bonecase?, anoche llegó ajumao tu colega de la vecindad y trajo un mico que le obsequiaron en Bijao. La mujer lo desparpajó enseguida: "Mijo, esto no lo soporto... tú puedes tener la mujer que quieras en la calle... Pero traer a tus hijos naturales a mi casa... Eso sí no te lo aguanto.
"Nojoda, Geño, ese colega es un garañón, en las correrías del candidato del mandato caro, que vino acompañado de la posteriormente ministra de Estado, por el corregimiento de cintura, cerca a Pueblo Nuevo, ese carajo hizo alardes de su virilidad".
"Antes que se me olvide, Geño, en la Convención del partido de los azulejos, escogieron como aspirante a la Cámara de Representantes al hombre Yodora... ¡pulcritud a toda hora!" Ombe, CanParecido a cino, ese vergajito que es todo un pavo real... esplendoroso... pero cuando habla la caga".
"Te cuento una vaina, mi apreciado Justiniano, ayer estuvo por aquí "Caballo de agua" poniéndome quejas y ya no soportaba que le dijeran así. Yo lo tranquilicé y le dije que la paciencia era una de las virtudes de nosotros los de la familia de los Hipocampos".
"Erdda, Geño, tú eres la estaca viroca. Bueno, esto está muy interesante... pero se me hizo tarde y es hora de irme a tomar la pastilla para la presión. Seguimos hablando el próximo fin de semana. Cuídate, Geño, y deja de mamar tanto ron... mira que tu hijo Iván te lo prohibió"
Nojopla, Lombroso, ni soy el primero ni el último que se va a morir por tomar ron.., Y como dijo Berta Domínguez: "Se acabó la China de los Otero, Toronto de los Nader y se acabó Caracas de los Durango... Ahora no me voy a acabar yo:
Chao, Geño... Si ves al Chejo dile que se deje de estar civilizando a los montunos de los alrededores nombrándolos en la Gobernación de Córdoba e institutos descentralizados".