La noticia que mantiene en ascuas a gran parte de la población mundial, tiene que ver con la amenaza de una guerra al este de Europa, más exactamente en Ucrania. De acuerdo con lo expuesto por los medios occidentales, la Rusia de Vladimir Putin tiene en mente invadir este país, para lo cual tiene acantonados en su frontera a miles de soldados y armamento pesado.
Según los medios noticiosos de los Estados Unidos y la Unión Europea, estos dos poderes internacionales agrupados en la OTAN, se encuentran listos para defender la independencia de Ucrania. Por el momento envían a este país material de guerra y recursos que se acercan a los doscientos mil millones de dólares. Y amenazan con gravísimas sanciones a Rusia.
Sorprende que a estas alturas todavía se expongan las cosas de esa manera. Pero todavía asombra más que mucha gente incauta se las crea. Cuando algún funcionario de la cancillería rusa dice que su país tiene la disposición abierta de aumentar la cooperación en todo sentido con sus países amigos Venezuela, Cuba y Nicaragua, haciendo énfasis en el campo técnico militar, la histeria se apodera de muchos en este lado del mundo.
La OTAN, violando el compromiso adquirido con la antigua Unión Soviética tras el derrumbe del muro de Berlín, continuó su agresiva política de avance hacia el oriente de Europa, buscando integrar en su seno a los países que fueron en el pasado parte de la Europa comunista. Un hecho incomprensible si se tiene en cuenta que su gran rival, el pacto de Varsovia, desapareció con la desintegración de la Unión Soviética y el desplome del socialismo en Europa oriental.
El supuesto gran enemigo de occidente dejó de existir. Se habló de un mundo unipolar y el fin de la historia, con la hegemonía de los Estados Unidos. Las grandes transnacionales norteamericanas y europeas se aprestaron a abordar el territorio y la economía de las antiguas naciones socialistas, incluida Rusia. No había ya de quien temer el menor ataque. Con estrategias y tácticas diplomáticas podría asegurarse la estabilidad de la paz mundial capitalista.
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La OTAN, que debió haber desaparecido por ausencia de rival en el mundo, decidió lanzar una política que llamó de puertas abiertas, procurando ingresar a los antiguos países miembros del pacto de Varsovia
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Sin embargo la OTAN, que debió haber desaparecido por ausencia de rival en el mundo, decidió lanzar una política que llamó de puertas abiertas, procurando ingresar a su seno a los antiguos países miembros del pacto de Varsovia. Polonia, Letonia, Estonia, Lituania, se sumaron a ella, significando que la alianza puede ubicar tropas, armas convencionales y hasta nucleares en esos territorios, limítrofes con Rusia, en una política militar agresiva e inexplicable.
Dos cosas quedaron patentes. De un lado la terquedad norteamericana de continuar siendo la potencia hegemónica mundial. Y de otro el apoyo que la Unión Europea y la Gran Bretaña brindan a esa pretensión. Lo que cualquier observador sin prevenciones puede apreciar en el entorno mundial, es que surgen nuevos actores que lentamente reclaman de manera pacífica su importancia económica y política, sin actitudes guerreristas agresivas.
Un mundo multipolar, en el que de la cooperación global pueden surgir grandes beneficios para toda la humanidad. Desafortunadamente USA no lo ve así, mostrándose en cambio hostil y agresivo. De unos años para acá se empeña en que Ucrania haga parte de la OTAN, con armamento nuclear incluido, apuntando hacia su vecina Rusia, como ya lo hacen los países bálticos. Por eso lleva años interviniendo allí, patrocinando revueltas, golpes de Estado y hasta una guerra civil.
Lo que puede apreciarse a simple vista, es que Rusia se siente preocupada por el cerco que año a año viene haciéndole la OTAN. De hecho los Estados Unidos tienen más de 800 bases militares por fuera de sus fronteras, muchas de las cuales se encuentran en el Pacífico, formando casi una herradura que apunta sus armas nucleares contra Rusia y China. No existe ninguna razón para semejante amenaza. Pero nadie puede pronunciarse contra ella.
Rusia, asediada por la OTAN, a miles de kilómetros de los Estados Unidos, advierte que así como estos instalan armas y bases en su entorno, ella podría, por petición soberana de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua, incrementarles su apoyo, lo cual se convierte en escándalo a este lado del mundo. Hasta Duque ordena aumentar la presencia militar en la frontera con Venezuela, reviviendo la vieja ambición uribista de guerra con el vecino. Otro favor al imperio.
Lo que pide Rusia es que la OTAN le brinde por escrito garantías para su seguridad. Porque no concibe armas nucleares en Ucrania apuntando contra ella. Algo elemental, que sin embargo es traducido como agresión inminente a Occidente, en una alianza mediática de desinformación. Desplegar tropas y armas en su territorio, cerca de la frontera con Ucrania, es descrito como un crimen. No así las bases y armas nucleares que USA y la OTAN apuntan contra ella.
La hipocresía pura, pretender que veamos por un solo ojo.