Entre propuestas poco realistas y una visión de Colombia y de la región no muy informada, Íngrid Betancourt hace evidente que su postulación como precandidata no tiene sustento real. Para argumentar esta afirmación, acerquémonos a la entrevista que Betancourt concedió a La W Radio el 24 de enero de este año, con el fin de pensar las propuestas de la precandidata y analizar de manera breve su visión de la política en Colombia y en la región.
En el curso de la entrevista, Paola Herrera, periodista de esa cadena radial, le indicó a Betancourt que su propuesta de construir ciudades para las comunidades desplazadas había recibido muchas críticas y por ello le solicitó que la explicara. La precandidata dice, palabras más palabras menos, que su propuesta consiste en tomar los terrenos baldíos y construir ciudades con todo, vías, las mejores universidades, empleos, salud, etcétera. Betancourt lo dice como si esto fuera completamente sencillo.
Nos preguntamos entonces si es tan fácil construir ciudades en los baldíos; no lo será todavía más llevar todos estos beneficios (vías, trabajos, educación, salud, etcétera) a las ciudades que ya existen. No será mucho más barato y más rápido aprovechar la infraestructura que ya tenemos para mejorar esas ciudades y que tanto los locales como los que llegan en condición de vulnerabilidad encuentren posibilidades de construir una vida digna. También cabe la pregunta: por qué construir una ciudad nueva es mucho más sencillo y mejor para la sociedad colombiana que recuperar los territorios que fueron usurpados a sangre y fuego, y devolverlos a sus verdaderos dueños.
Dejemos esa propuesta fantasiosa y hablemos ahora un poco sobre la política en Colombia. La candidata dice, en la misma entrevista, que este país siempre ha tenido que elegir entre dos malas opciones, las que están en los extremos, extrema derecha y extrema izquierda. La precandidata parece olvidar el frente nacional que impuso el bipartidismo, o tal vez Betancourt piensa que el Partido Liberal era la extrema izquierda de la época.
Además, si somos realistas, solo hasta ahora la izquierda tiene una opción real de llegar al poder, pues recordemos que entre finales de los ochenta y la década de los noventa fueron asesinados los candidatos que representaban a esa tendencia política. No se comprende entonces por qué dice Betancourt que siempre los colombianos hemos estado entre la izquierda y la derecha.
Más adelante, la candidata habla de la seguridad fronteriza y de la necesidad de “poner toda la presión de la región (…) para acabar el problema que tenemos con los venezolanos”. Estas palabras son similares a las del actual presidente cuando proponía conciertos en la frontera y se esforzaba por armar cercos diplomáticos. Ya sabemos nosotros en qué termina todo eso. Creo que, en este punto, el cual la precandidata tocó muy brevemente, hay poco conocimiento de la región.
Ella parece pensar que todos los Estados de América Latina tienen la misma posición de Colombia frente al tema del vecino país. Es como si Betancourt desconociera los giros políticos de la región y por lo mismo no se hubiera enterado de que en Perú, Bolivia, Chile y Argentina han elegido gobiernos que levantan las banderas de la izquierda, los cuales, a pesar de hacer críticas al gobierno de Maduro, podrían estar más cerca de apoyar al chavismo que de brindar su espaldarazo a una propuesta colombiana de presionar a Venezuela.
Por último, la candidata señala que a ella no le gustan las ideologías, con lo cual deja claro que muy poco conoce sobre lo que es la ideología. Particularmente me sorprende que una persona que ha estudiado en importantes universidades del mundo, como el Instituto de Estudios Políticos de París y la Universidad de Oxford, no se refiere a la ideología desde una perspectiva conceptual, como la que han construido importantes autores como Marx, Althusser o Žižek, sino que usa el término como suelen hacerlo los medios de comunicación, en los que la dimensión conceptual brilla por su ausencia.
Es decir, para ella ideología es casi igual a demagogia, un discurso con en el que se halaga a las multitudes para obtener su voto. Existen muchos autores, como los ya mencionados y otros no tan conocidos, que han demostrado que la ideología no es un discurso político concreto, sino que se refiere a conjuntos de prácticas que hacen parte del tejido social y que, de una manera u otra, están orientados a legitimar el poder de las fuerzas hegemónicas.
La crítica a la ideología que hace la precandidata en el fondo evidencia un sesgo elitista que parte de pensar que las bases populares son poco reflexivas y se dejan seducir por cualquier enunciado que propone un cambio a su favor.
Como podemos ver, estas propuestas son poco realistas y desinformadas. De hecho, me hace recordar, no por su contenido sino por sus condiciones de posibilidad, a las propuestas que algunos años atrás hacía el candidato torero, quien proponía carros con hélice para evitar trancones.
Referencia:
W Radio Colombia (24 de enero de 2022). Ingrid Betancourt: ¿qué propone para ser presidenta? ¿Qué pasará con la Coalición Esperanza? [Archivo de Vídeo].
YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=iPQ3Ism-zjg&t=2297s