Se reúne el cuarto grupo de victimas, de los cinco pactados, con los negociadores de paz del Gobierno y de las Farc; tres han sido víctimas de paramilitares, dos de la guerrilla, dos de agentes del Estado y cinco de diferentes grupos armados. Nuevamente se nota la ausencia de Johan Estiven Martínez Tulcán, hijo del asesinado sargento mayor del Ejército Libio José Martínez Estrada, quien fuera privado de la libertad, durante el ataque a la base militar de Patascoy en el departamento de Nariño el 21 de diciembre del 1997.
Johan Steven al ser informado del asesinato de su padre le envió un doloroso mensaje a los Jefes de las Farc: " me rompieron las alas, me rompieron el sueño, el anhelo de conocer a mi padre personalmente, de darnos ese abrazo tan anhelado durante 13 años, 11 meses y 5 días"
Johan Steven es el símbolo de los niños y niñas víctimas del conflicto armado, aun estando en el vientre de su madre, estaba sufriendo el dolor de sentir a su papá lejos del hogar y privado forzosamente de su libertad, sin poder sentir su cariño al momento de su nacimiento y resignarse a conocerlo únicamente a través de fotos y videos de las pruebas de supervivencia que le hacían llegar. Desde niño debió madurar por el drama del secuestro de su padre, aprendiendo a reclamarle a la guerrilla de las Farc que se lo devolvieran a la libertad. Clamor que no fue escuchado.
A la frustración del sueño roto de no alcanzar su libertad, hoy se une una nueva desesperanza, el derecho que como hijo tiene de ser incluido en los grupos de victimas, poder viajar a La Habana y exigirle a las Farc, que le expliquen porque no atendieron su clamor de darle la libertad a la persona que le diera la vida.
La Carta de las Naciones Unidas establece que todos y cada uno de los derechos de la infancia son inalienables e irrenunciables, por lo que ninguna persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna circunstancia. Pareciese que en los Diálogos de la Habana, esos derechos no prevalecieran, pues se está negando la posibilidad de dar a conocer el drama de una población tan vulnerable, de exigirles a los actores de este conflicto la verdad y a la reparación. Ellos son víctimas indefensas de este conflicto, por el desplazamiento forzado, el ataque a las instalaciones educativas, el reclutamiento forzado, y el asesinato y desaparición de sus seres queridos.
Johan Steven es el símbolo de miles de niños y niñas que hoy cargan con el dolor de ser víctimas de esta violencia irracional, por ello la esperanza que nos debe unir es que en el último grupo de victimas sea incluido, así sea tardíamente, y no llevarnos a una nueva frustración y escepticismo frente a la voluntad que han manifestado, los negociadores en La Habana,de escuchar a los diferentes sectores poblacionales víctimas del conflicto.