Felipe Muñoz, a pesar de ser la cabeza de una de las barras bravas que más problemas causan en el país, tiene muy buena prensa y amigos poderosos. Por lo general Los del Sur, la barra brava del Nacional, aparecen en medios antioqueños como gestores sociales, una ONG transformada en barra de fútbol. Sin embargo, son muchas las denuncias que hay en su contra, por ejemplo, el bogotano Mario Rodríguez, creador de Nación verdolaga, la barra brava creada en el 2006 y que son vistos como leprosos por parte de los paisas de Los Del Sur. Rodríguez le comentó a Las 2 orillas que una vez que las cámaras desaparecen, Muñoz y el otro hombre fuerte de Los del Sur, Raúl Martínez, un sicólogo de 49 años, dejan su discurso fraternal para armarse de palos y ofensas contra sus rivales.
Muñoz es un psicólogo de la Universidad Pontificia Bolivariana, que, con 42 años, tiene la responsabilidad de estar al frente de una barra que cuenta con 16 mil integrantes en todo el país. Además es baterista de la banda Tres de Corazones, una de las más reconocidas dentro de la escena underground de Medellín.
Ahora, Muñoz se encuentra ante uno de los peores líos a los que se ha enfrentado en su vida. Creía que lo peor para él ya había pasado. A principios de enero Adalberto Diaz Espinosa, juez noveno de Antioquia, absolvió en primera instancia al barrista por el delito de aborto no consentido. Milena Uribe lo había denunciado. Muñoz, a comienzos del 2018, tenía una relación tan estable que pensaba casarse con su novia. Sin embargo, sostenía una relación casual con Uribe que arrancó en el 2014. El 2 de febrero del 2018 la joven le escribió al baterista que estaba embarazada. Estaba contrariada, ella no quería ser mamá.
Según la conversación que publicó la periodista Natalia Herrera Durán en El Espectador, Milena Uribe no quería abortar. Muñoz le dijo que no estaba de acuerdo, que tenía que abortar, porque él tenía una relación estable y estaba a punto de casarse. Felipe terminó la conversación convenciendo a su amiga para que ambos fueran a hacerse una segunda prueba.
Fueron hasta la clínica Las Vegas a hacerse un segundo examen. Mientras esperaban el resultado se quedaron en el carro del barrista. Él fue a buscar un jugo Hit sabor Tropical. Se lo entregó destapado. Milena tenía sed y se lo bebió. Según cuenta ella el jugo tenía un sabor extraño. Por eso no lo terminó. Los resultados salieron de nuevo y otra vez dieron positivo. Cuando Muñoz la dejó en la casa de su mamá Milena ya tenía un cólico profundo, agresivo.
El chat parece ser definitivo. Milena Uribe le dice en un audio “Te juro que me voy a dar cuenta qué le echaste y te voy a cagar la vida, sos un maldito”. Él le negó todo.
Después de que Milena Uribe le insistiera para que le dijera qué le había dado sin su consentimiento, Muñoz le respondió: “No, nos encontramos con tu mamá, hermana o con quien quieras y te digo. Cómo voy a confiar en vos que hoy suplantaste a un periodista ante un funcionario de la alcaldía? Entonces nos tocó en vivo para poder confiar ambos en vivo.” (sic)
Durante el juicio, el juez noveno de Antioquia reconoció que Felipe Muñoz le “suministró una bebida que contenía misoprostol (…) Una sustancia que puede inducir el aborto por dilatación del útero y cuello uterino, y que por eso ella requirió tratamiento médico por la situación de salud que se le presentó”.
Sin embargo, hace una semana el mismo juez absolvió a Muñoz con el argumento de que el embarazo de Milena Uribe podía no haber llegado a buen término, pues cuando ella se enteró que estaba embarazada había sufrido un primer sangrado inusual.
Muñoz, a pesar de que celebró la decisión, aún debe enfrentar a la justicia, pues esta es apenas un fallo en primera instancia, y la defensa de Milena Uribe ya aseguró que apelará. El caso será nuevamente revisado, con el chat de whatsapp como prueba reina del hecho. Felipe Muñoz sí le dio un abortivo a Milena Uribe sin su consentimiento, pero para el juez no fue suficiente para convertirse en un delito por el que deba pagar. Su futuro aún está en juego.