En la Venezuela actual de la escasez y las penurias es más fácil conseguir un revólver que los medicamentos de mayor consumo o los de enfermos que no pueden detener sus tratamientos diarios, como los diabéticos o los dolientes por Parkinson.
—Tú hablas con un malandro cualquiera, le dices qué tipo de arma necesitas y te la consigue enseguida. Si no tienes suerte, buscas a un Guardia Nacional y él te soluciona el problema en forma inmediata o te alquila su propia arma, sucede todos los días —contó un periodista de la ciudad de San Cristóbal, especializado en temas de justicia.
— ¿Tan fácil?
—Sí. Te queda más fácil conseguir con qué matar a una persona que con qué salvarla.
El desabastecimiento de productos básicos en Venezuela se extiende en forma generalizada a las surtidas farmacias de otros tiempos. Hoy, como en los abastos, los estantes de los medicamentos se pueden ver tan vacíos como los de los supermercados.
—Ni pastillas anticonceptivos se consiguen ––se lamentó una mujer de 25 años que andaba en busca de esas medicinas.
—¿Cómo haces para cuidarte? –le pregunté
—Pues recurro a otros métodos –respondió.
Encontrar acetaminofén es tan difícil en la Venezuela de hoy como conseguir papel higiénico. Los medicamentos para la hipertensión y la diabetes también escasean, en detrimento de los enfermos avanzados que no pueden vivir sin sus dosis diarias.
En Caracas, la escasez de medicamentos llegó al 60 por ciento mientras que en el interior del país asciende al 70 por ciento, dijo la Federación Farmacéutica.
“No hay insumos, empezando porque no se consiguen bajalenguas, papeles protector de camillas, hojas para imprimir electrocardiogramas, ni placas radiológicas”, contó Delia Camargo, médica internista. Debido a la escasez, agregó, suele recetar medicamentos de generaciones pasadas, ya superados por otros más eficaces y con menos efectos colaterales, pero desaparecidos del mercado.
“Los pacientes que más me preocupan son los de hipertiroidismo. El medicamento para ellos, que es la hormona hipertiroidea, no tiene reemplazo y está agotado”, agregó Delia Camargo.
“Tampoco se consiguen medicinas para los enfermos mentales”, dijo la médica.
Otra dificultad que deben sortear los médicos del país es la falta de datos epidemiológicos. Se desconoce el número de casos de cada patología y en qué zonas se han producido. Esto impide preparar tratamientos contra enfermedades como Chikungunya.
“No hay una entidad que se ocupe de dar los datos y cuando alguien los da es amenazado terriblemente”, reveló la médica.
En septiembre pasado, la comunidad médica de la ciudad de Maracay, estado Aragua, lanzó una voz de alerta ante la presencia detectada del Chikungunya, que ya había dejado ocho muertos. El Presidente Maduro reaccionó iracundo, negó la versión y alegó que, en realidad, habían iniciado una guerra bacteriológica para desprestigiar al Gobierno Nacional y anunció que llevaría médicos cubanos para enfrentar el supuesto ataque, promovido por el imperialismo yanqui y la oposición.
Este tipo de actitudes explican por qué tres mil médicos se han ido de Venezuela, de acuerdo con el doctor Rafael Orihuela, profesor universitario y exministro de Salud Pública.
Orihuela sostuvo que “la gravedad del problema de salud pública no ha sido advertida por el Gobierno, que ha optado por ocultar la información y tratar de descalificar los planteamientos del Colegio de Médicos de Aragua, que ha denunciado ocho muertes en ese estado”.
En las abultadas colas para ingresar a las farmacias de San Cristóbal, estado Táchira, los rostros son más tristes, angustiados y desesperados que en las de los supermercados. La población está obligada a tomar turnos y formar filas extensas solamente para preguntar si hay algún medicamento y la respuesta principal suele ser la misma: “No tenemos”.
—No hay casi nada y los farmaceutas no tienen idea de cuándo pueden llegar ––dijo un médico.
La carencia de medicinas lleva a que se recurra a las redes sociales para solicitar ayuda. También se creó un programa en la emisora Ecos del Torbes, de San Cristóbal, para intercambiar remedios con personas que lo necesitan.
El autor del banco de medicamentos en la emisora, Ómar Labrador, explicó que la idea surgió para mitigar un problema desbordado de la salud.
—Así tenga el dinero, la gente no consigue los medicamentos —dijo Labrador.
— ¿Tu programa tal vez sea único en el mundo?
— Sí. La gente llora cuando viene a recibir un medicamento en la emisora para un tratamiento de por vida, como de tiroides, corazón, tensión; la calidad de vida y la salud del pueblo ha retrocedido —expresó Labrador.
Otro hombre, de 40 años, cuyo salario mensual es de 5.300 bolívares (115.000 pesos colombianos) sostuvo: “Soy hipertenso y no consigo el medicamento que necesito en ninguna ciudad del país; en Cúcuta lo podría conseguir pero vale cuatro veces más que aquí”.
Ivanna Molina contó que su familia vivió en zozobra cuando se enteró de que a un tío debían practicarle una cirugía a corazón abierto.
“Fuimos a hospitales públicos y no existían ni el personal médico ni los equipos para realizar la operación. Tuvimos que hacer distintas actividades como vendimias para poder recoger 442 mil bolívares ($9.590.000) y llevarlo a operar a otra parte porque era de vida o muerte; en este país está prohibido enfermarse”, relató.
Julio Camargo, estudiante de cuarto año de Medicina, contó también que durante sus prácticas en el hospital se ha encontrado con que no hay elementos básicos como suturas para coser heridas, agua oxigenada y suero fisiológico.
“Nos toca trabajar con lo que haya, pero cuando no hay nada para curar a los pacientes, nos toca decirles que los consigan ellos mismos”, reveló.
La escasez de medicamentos en farmacias, centros ambulatorios y clínicas ha llegado a tal punto de que muchos ya recurren a los remedios caseros como el uso de la clara de huevo para quemaduras porque no hay cremas dermatológicas en el mercado.
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, denunció hace dos meses que el 97 % de los hospitales de todo el país solo tienen entre 2 % y 4 % de los insumos necesarios para trabajar.
Recientemente, el presidente Nicolás Maduro, anunció la donación de cinco millones de dólares para combatir el Ébola en África mientras que Venezuela pasa por la peor crisis hospitalaria y de salud de su historia reciente.
La economía tampoco encuentra remedio
“Con un bolívar completamente devaluado, Venezuela podría llegar a la estanflación, una mezcla de inflación y estancamiento”, advirtió el presidente de Fedecámaras Táchira, Daniel Aguilar.
De acuerdo con Aguilar, “de seguir así la economía, la situación que se va a presentar es que la gente va a tener dinero en su cartera pero no va a tener absolutamente nada que comprar”.
Debido a los diferentes controles impuestos por el gobierno, muchos propietarios han decidido cerrar sus empresas voluntariamente y a otros se las ha confiscado el Gobierno. Otros han dejado de producir porque no tienen acceso a divisas para importar las materias primas.
“Las leyes creadas en Venezuela no permiten fomentar la productividad ni el empleo, y entonces usted no puede montar una empresa porque está expuesto a que llegue cualquier funcionario vestido de rojo y tome decisiones por usted”, resaltó el presidente de Fedecámaras Táchira.
Lea en la tercera entrega de nuestra serie Venezuela en Ruinas:
El contrabando, forma de vida y tabla de salvación
En medio de la crisis que ha llevado a Venezuela al colapso y a equiparar su miseria social con la de Haití y Cuba, solamente deja unas pocas actividades para sobrevivir, la mayoría ilegales. El contrabando es una de las principales.
Por @dianalzuleta