Mauricio Leal no nació en cuna de oro. Ni fue famoso de la noche a la mañana. Se convirtió en uno de los mejores estilistas del país gracias a su talento y los buenos pasos que dio a lo largo de su vida, la cual solo duró 47 años. Dejó muchos proyectos andando, entre ellos una peluquería que estaba montando a las afueras de Bogotá, entre Chía y Cajicá.
Su reconocimiento empezó en Cali, un ciudad cercana al barrio humilde del Cartago donde nació y donde sin saber quién iba a ser en la vida, a sus 10 años empezó a enamorarse del oficio de cortar el pelo y el maquillaje.
Tras el divorcio de sus padres, a los 15 años se fue con sus dos hermanos a la ciudad de Cali. Mauricio, el hijo del medio, se convirtió en el hombre de la casa. Sobré él recayó la responsabilidad económica de su madre y sus hermanos. Sin un peso en el bolsillo consiguió una habitación donde se fueron a vivir los cuatro.
Mauricio trabajó unos cuatro años como empacador de encomiendas y domiciliario. Una amiga de su mamá, la misma que lo metió a la religión cristiana, le consiguió trabajo en una peluquería donde empezó por abajo: Lavaba el pelo de las clientas, barría, trapeaba servía tintos, lavaba los baños del lugar. Según lo dijo, haber pasado por estos puestos de trabajo le enseño a entender el pesado trabajo de todos sus empleados y a respetar sus actividades.
Después de que pasó un mes, le dijo al dueño de la peluquería que él sabía cortar el pelo y que lo que realmente quería era peluquear. Nunca en su vida había cortado cabello. Creía saber hacerlo. El dueño de la peluquería le creyó y terminó contratándolo.
Empezó a estudiar viendo revistas de moda donde encontraba los peinados de moda y se imaginaba la forma de hacerlos. Su talento fue innato. Veía como otros peluqueros hacían su trabajo e intentaba copiar sus técnicas de cortes y maquillajes, las cuales terminaba mejorando.
En solo siete meses se convirtió en el peluquero que mas ganaba, al que más buscaban. Tenía solo 19 años. Le ofrecieron trabajo en la peluquería de Freddy Marín, un reconocido estilista de Cali, de quien aprendió a manejar una empresa y a tratar personal. A los 8 meses salió de ahí, siendo también el peluquero número uno.
Con muy pocos ahorros, a los 22 años alquiló una casa en Cali donde montó su primera peluquería que llamó Mauricio Leal. Lo único que tenía para atender a sus clientes fue una silla Rimax y un viejo tocador rojo que era de su mamá.
Tuvo tanto trabajo que por esa época le dijo a su hermano Jhonier Leal, el mismo que está acusado de asesinarlo, que trabajara con él. Fue en este local donde algunas actrices caleñas, como Andrea Serna y Carolina Cruz empezaron a ser sus clientas.
Mauricio estaba para cosas grandes. Se aburrió en Cali, empacó maletas y llegó a Bogotá a vivir en la casa de una amiga caleña. Estuvo tres meses trabajando en la peluquería de Franklin Ramos y luego montó en Bogotá su primera peluquería Mauricio Leal.
A los ocho meses buscó otro local y se estableció en Cedritos. Las actrices Andrea Serna y Carolina Cruz siguieron siendo sus clientas fieles en Bogotá, quienes lo tenían como su peluquero y maquillador oficial. Así empezó siendo reconocido por personas de la farándula criolla y su crecimiento no se detuvo.
Fue el maquillador de Fanny Lu, cuando ella trabajaba en La Voz Kids y de Andrea Serna cuando presentaba el reality Factor X. El nombre de Mauricio Leal fue un eco que no se detenía dentro de los camerinos de los famosos. Hasta el futbolista James Rodríguez se cortaba el cabello en su salón de belleza, cuando estaba en Colombia.
Mauricio Leal fue el maquillador de 1003 portadas de revista. Las modelos lo escogían a él para que las dejara aun más bellas. El estilista llevaba 27 años trabajando de manera ininterrumpida, tiempo en el que amasó su fortuna y se convirtió en la estrella de la belleza en el país.
