La corrupción al detal: la pauta que da la Policía en las calles
Opinión

La corrupción al detal: la pauta que da la Policía en las calles

Entre sus excesos y las pequeñas extorsiones su imagen se va al suelo, con 59 % de opinión desfavorabale

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enero 17, 2022
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La corrupción en grande es rampante y genera ira y desconsuelo en la ciudadanía. Odebrecht y Reficar son palabras mayores. De la que poco se habla es de la pequeña corrupción, al detal, que ocurre a diario frente a nuestras narices. Una de las de ocurrencia cotidiana corre a cargo de miembros de la Policía.

Algunos agentes de tránsito, muy efectivos, contribuyen al deterioro de la imagen de la institución, la peor librada dentro de la Fuerza Pública. En la última encuesta de Invamer (enero 6/22) se salvan en favorabilidad las fuerzas militares mientras la rajada de la Policía es soberana: 38 % tiene opinión favorable mientras que para el 59 % es desfavorable. Entre sus excesos y las pequeñas extorsiones su imagen se va al suelo.

El viernes de la semana pasada, durante mi jornada laboral en una oficina de trabajo compartido en la capital, el portero  subió al segundo piso donde tengo mi espacio y que da directamente a la calle, a preguntarme si el vehículo  que estaba parqueado al frente era mío. Un asunto de invasión del espacio público, entendí. Que había llegado la policía y se lo iban a llevar. No, no es mío, le dije y miré por la ventana. En efecto, dos agentes de tránsito vestidos de azul estaban al lado del carro. Alguien que parecía ser el dueño, acompañado de una persona que trabaja en la compañía del co-working, llegó a los pocos minutos. Autoridades e infractor conversaron unos veinte minutos, al cabo de los cuales el segundo partió en su coche. Más tarde supe por la persona que estuvo presente, que unas y otro “habían arreglado por las buenas”, es decir, con 100.000 buenas razones.

 - La corrupción al detal: la pauta que da la Policía en las callesLos Agentes Civiles complementan acciones de la Policía de Tránsito

Desde finales de noviembre del año pasado los llamados Agentes Civiles, vestidos de azul y que portan botas (parecidos a los policías de tránsito que regulaban el tráfico hasta la época de Antanas Mockus) complementan las acciones de la Policía de Tránsito. Por lo visto, los hay que complementan también la experticia que algunos de los verdes, quiero suponer que una minoría, poseen: salir a pescar billete apelando a la amenaza de la inmovilización del vehículo  por razones que, por regla general, son válidas.

Es obvio que nadie que pague dinero a la autoridad para evitar el comparendo tirará la primera piedra denunciando. El cohecho es una cuerda con dos puntas y la maestría de los agentes radica, justamente, en el chantaje que pudiéramos decir, es una construcción de dos pisos: el primero, el cobro de billete por la no inmovilización del vehículo y el segundo, “usted no puede decir nada porque es igual de culpable a mí”. Tienen razón y de ahí que su modelo de operación debe reportarles a los miembros de esta pequeña fracción corrupta jugosos extrasueldos a cada individuo.

Desde el punto de vista de los conductores los hay quienes aceptan la sanción y que jamás ofrecerían dinero a la autoridad. También hay muchos que, ante la disposición de la autoridad a escuchar razones convincentes, realizan un simple análisis costo - beneficio. De lejos, vale más el comparendo sumado a los ingresos que se pierden y los perjuicios derivados de los días de inmovilización del vehículo, que los 100, 150 o 200 mil pesos que se pagan al o la agente. El cuento que echo arriba es, lo sabemos, uno de los numerosos casos diarios en una ciudad como Bogotá y que se reproducen en todo al país.

Recuerdo un debate entre Peñalosa y Mockus, en el 93, compitiendo por la alcaldía de Bogotá, cuando el periodista les pregunta si alguna vez habían pagado un soborno a un agente de tránsito. Peñalosa respondió que no, que jamás infringiría la ley. Mockus, en cambio, se disparó en las encuestas al responder que sí, que había pagado una platica para que no le quitaran el pase por una infracción que había cometido.  Quizás muchos se identificaron con él, no porque el acto fuera meritorio sino porque les había ocurrido en carne propia.

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Los agentes corruptos han decidido optar por sus extrasueldos. Una, de maravilla, consiste en pescar los vehículos que trabajan con la plataforma Uber

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Hay varias vetas ricas para el mejoramiento de los ingresos de los agentes corruptos que han decidido optar por sus extrasueldos. Una, de maravilla, consiste en pescar los vehículos que trabajan con la plataforma Uber. A muchos conductores les quitan el vehículo y a otros, también, les reciben sus cien mil o más razones para dejarlo ir. Cuatro, cinco al día, por seis a la semana por cuatro: más de diez milloncitos al mes…

Otra veta, facilita, es la del certificado técnico mecánico. Como los conductores lo saben, después de seis años de la fecha de la matrícula, hay que contar con él y renovarlo periódicamente. Como la información está disponible en internet, la pesca es facilísima: entre dos o tres policías, incluyendo motorizados, trabajan en red. Detectan un vehículo que no ha renovado el certificado, lo detienen más adelante y ¡zas! a los patios y comparendo, a menos que…

Hay otras modalidades más sutiles de abuso. Personas con peluqueado militar que, al lado de policías uniformados, en carretera, detienen, de manera selectiva, a los vehículos que, por supuesto, acatan la orden. Después del saludo y la solicitud de la licencia de conducción, viene el sablazo: la venta de una o más boletas (la más barata puede ser de $ 30.000 pesos) para no sé qué causa emprendida por no se sabe qué organización y que juega con los números de la lotería XXX en la fecha tal. La gente, atemorizada, las compra…

Los gobiernos de las ciudades colombianas, el de Bogotá, deberían hacer encuestas periódicas por parte de entrevistadores anónimos, sociólogos, antropólogos que, en forma presencial, averigüen acerca de ocurrencias similares. Pueden seleccionar una muestra representativa, garantizar la anonimidad del entrevistado y proceder a indagar. Al consolidar, nos sorprenderíamos de la magnitud de la corrupción al detal promovida por parte de algunos miembros de un cuerpo que debería ser el más pulcro dentro de las instituciones públicas.

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