Pocas veces en la historia tendrá la oportunidad una generación de ser testigo presencial en primera fila de que una potencia mundial rica en arsenal nuclear y otros artilugios bélicos de última generación sea puesta de rodilla, casi implorando su presidente, ante la superimétrica acometida de la cepa ómicron del covid-19. El coronavirus ya tumbó a Trump el histrión; y parece que va a por Biden si no se aprieta los calzones.
Obviamente ninguna de esas armas letales le hace mella al virus, cuya naturaleza, estamos ahora entendiendo, dije arriba, es supersimétrica: si ya era claro que no respetaba pinta ahora se sabe que ni siquiera respeta a los ya vacunados. Por lo pronto, esta cepa no ha desarrollado, al menos todavía (eso sostiene la información oficial dominante) capacidad más letal que la delta. ¿Qué nos tendrá deparado una cuarta cepa? ¡Brrrrr! ¡Brrrrrr! ¡Agh! ¡Agh!
Cito: “Ómicron es la última cepa del coronavirus en apoderarse del país desde que comenzó la pandemia hace dos años. Es incluso más transmisible que la variante delta, que arrasó el país el año pasado, y también es más probable que cause infecciones entre las personas vacunadas”.
Pudiera ser que ómicron prefiere ser más infecciosa que mortal. Aunque nunca me he creído la apreciación oficial que pudiera estar sesgada, filtrada y colada en aras de defender primero la economía que la gente, se habría transado por un término medio que le permitiría coludirse e intentar pasar desapercibida; tal por haberse dado cuenta que la humana fuera una especie dura de roer y nos ofreciera gratis una tregua a medias. Aunque alguien se imagine que estoy suponiendo alguna inteligencia viral, sostengo que no lo dudo ni un instante.
La inteligencia nunca será un atributo simplemente humano. Es más, devenimos de un mundo donde nunca hubo humanos y eso no sucede gratis. Sí: los virus nunca serán capaces de diseñar aviones, y ni falta que les hace; se valen de ellos para propagarse más rápido. Eso es inmanente a su simetría.
Y entonces el virus tiene a Estados Unidos postrado. El virus podría decir, con Mao Tse Tung, el imperialismo es un tigre de papel. O mutar sabio hacia: la humanidad es un tigre de papel. De aceptarse todo eso, es necesario producir un cambio en la concepción que hasta ahora teníamos de la defensa estratégica del mundo. Debemos decir: el mundo es inmundo.
El virus ha borrado el epicentro de política del mundo. La política podría estar quedando atrás. El mayor riesgo de la humanidad no son las guerras nucleares. Las armas más estratégicas para su supuesta defensa (los Estado Unidos hegemonizan sostienen con más hipocresía que empeño que se centra en defender la democracia) no estarían en el desarrollo de armas nucleares, ni siquiera, más sofisticadas, de defensa planetaria.
La ciencia ficción se habría equivocado. Incluso la clave de los programas de desarrollo de la propia NASA, o de la Agencia Espacial Europea, ni de sus concomitantes rusos y chinos, no serían los viajes estelares. Tampoco hasta ahora existe un celular antiviral vital, pero sería una increíble idea implementarlo: un emisor de ondas antiviral a la mano.
El virus ha demostrado, sin ningún género de duda, que discernir de qué va el Universo pasa por conocer de qué va la simetría del mismo, ahora puesta en evidencia a un nivel que todavía no llega, deja lejos el nivel de las partículas atómicas. Y ya eso es mucho decir: podría haber virus mucho más pequeños, más letales y de vacunas más inextricables de lograr.
La asimetría que supuestamente se hizo manifiesta al darle paso a la materia, tal como la conocemos en su 5 % de vigencia, ahora se sabe, convive con la simetría primigenia que la habría dado origen, según las teorías científicas en boga. Entonces cabe preguntarse, ¿cómo es que se cuela la simetría del Universo primigenio, en la asimetría de la Materia y, mucho más acá, en la asimetría de la Vida, incluso de los seres aparentemente si vida, o prebióticos, como los virus.
Al parecer el Universo prebiótico, anaeróbico, tiene formas de propagación que desafían la inteligencia humana e incluso la dejan postrada y a su población inerme. El mundo del oxígeno que nos es propio queda más acá de un universo de sucesos planteado por la amenaza viral que creíamos ajeno.
Sabemos que el capital privado de las farmacéuticas globales nos ha estado minando la información más privilegiada sobre el asunto. El capital privado y la gestión privadParece que laa de la producción vacunal antipandemia no da la talla. Los gobiernos de los estados nacionales sucumben tras los increíbles intereses de las farmacéuticas transnacionales.
Ante tales expectativas debemos regresar a cambiar nuestra visión geoestratégica global.
El epicentro de la política global geoestratégica no es la ONU. Nuestro problema clave no es político. ¡Nuestro eje gravitacional es la OMS! El porvenir de la humanidad consiste en salvar su salud. Es más, si el avance de la salud va por delante de la defensa de las empresas, las empresas no tienen porqué ser defendidas de forma deferente y selectiva.
Y, consecuentemente y de entrada, sin ceder un ápice al respecto, todo el asunto tremebundo de las tremebundas patentes debe ser reformulado. No pude ser que se desarrollen patentes con aportes de capital público y luego las transnacionales farmacéuticas globales se queden con las utilidades sin que nos revierta a todos. Eso es una injusticia global de la misma dimensión de cómo existen beneficios globales, simétricos hasta ahora, del uso del oxígeno y el nitrógeno del aire, del CO2 para beneficio de las plantas, la radiación solar, el agua del mar o de los ríos, etcétera.
Ahora bien, hasta ahora hemos estado contando con relativa suerte, que pudiera acabarse en un dos por tres. Imaginemos que las próximas cepas ataquen el ganado de cualquier especie que nos sirva para alimentarnos. Si no estoy mal los virus aviares, algunos ya conocidos por su letalidad, son parientes cercanos del covid-19. Y aunque no lo fueran. ¡Valiente la gracia que les hace!
Entonces si nos hemos visto a gatas para financiar vacunas para los humanos qué de líos enfrentaríamos con las dosis para animales. Se conoce de gente que se niega a vacunar a sus ganados. Y no hablo de solo ganado doméstico. Pudiera haber cepas, aceptemos que de coronavirus por ahora, que ataquen a leones, a tigres, a elefantes, etcétera.
Obsérvese el siguiente nivel de frustración: “Me frustra que todavía estemos atrasados en temas que son tan importantes para las familias como las pruebas y el apoyo a las escuelas”, dijo la senadora Patty Murray (D-Wash.) durante una audiencia esta semana. “Eso no quiere decir que no hayamos progresado, está claro que no hemos hecho lo suficiente”.
La senadora podría estar pensando que las pruebas alguna vez alcanzarían cierto nivel de utilidad. Las pruebas no tienen mayor vigencia que un día. Mañana tendrá que hacerse otra y eso en una población, incluso de la gran potencia mundial, los Estados Unidos de América, es absolutamente insostenible. Lo dicho: el virus los tiene de rodillas y confundidos. Biden se equivocó y quizás eso le cuesta la mayoría en el Congreso. Y allí será Troya con Trump jodiendo.
La senadora expone el asunto de las escuelas y allí es donde la puerca pueda dar a torcer el rabo: también podría ser insostenible la presencialidad escolar, universitaria, de los centros de investigación, etcétera. Y se sabe que esta es clave para el desenvolvimiento de las familias en el trabajo.
Nótese el siguiente nivel de desesperación: “Biden reconoció que las personas vacunadas y no vacunadas están dando positivo por el coronavirus, pero enfatizó que los estadounidenses que recibieron sus vacunas tienen muchas menos probabilidades de enfermarse gravemente o morir. Lo más importante para determinar su resultado en esta pandemia es vacunarse”, dijo.
Y mientras tanto, acá en Sincelejo estamos pensando en urdir a favor de quien sabe qué interés privados que se llene los bolsillos (¿Sí irá la gente?) con unas fiestas en Corralejas que, por supuesto, no nos metamos los dedos a la boca, no soporta ningún protocolo de bioseguridad sin que medie la más absoluta hipocresía. Ni el gobierno central, ni la Gobernación, ni la Corte Constitucional birlada en sus fallos, nadie se inmuta.
Es necesario que el gobierno municipal establezca desde ya una línea de base a partir de la cual se puedan medir los efectos letales de su sinvergüencería. ¡Y que se comprometa el alcalde a pagar de su bolsillo! Debe recordarse que luego de 1980 cuando se cayeron las corralejas, el municipio fue declarado culpable y, si no estoy mal, todavía el Ministerio de Hacienda le descuenta los pagos mensuales derivados de los aportes de la nación.
Ojo, sin saberse cómo, nada menos que la Cruz Roja Internacional estaría avalando un supuesto comité de bolsillo, que acolitaría la decisión demasiado retardada del alcalde. ¿De cuándo acá la Cruz Roja Internacional puede ser un organismo consultivo de semejante espectáculo que se atreve a retar al ómicron, algo que no hace ni siquiera la potencia mejor armada de la Tierra.
Nota. Las citas son tomadas de Los Ángeles Times que se intitula: "Todos estamos frustrados: Biden despliega equipos médicos militares en respuesta a ómicron".