¿Ya hiciste Emaús? Esta pregunta, aparentemente sencilla, viene siendo, desde hace un par de años una de las más compartidas en algunos círculos sociales de las principales ciudades de nuestro país. El asunto se relaciona con la adhesión de hombres y mujeres al Movimiento Emaús como una nueva alternativa de fe, que según algunos testimonios es una verdadera oportunidad de despertar espiritual y compromiso religioso con Dios y los demás. Para quienes hoy se autodenominan “Emaús”, la experiencia va más allá de pertenecer a una religión; se trata de una significativa vivencia de los valores evangélicos al estilo de Jesús, quien representa al verdadero caminante dispuesto a vivir su existencia desde la mirada de un Dios que es amor, perdón y solidaridad.
¿Qué es propiamente Emaús?
Se identifican como un grupo o movimiento de personas cuyo trabajo consiste en evangelizar por medio de retiros de conversión; de esta manera su vinculación está determinada por la vivencia de dicha experiencia inolvidable que marca para siempre la vida de quien esté dispuesto a alejarse del mundanal ruido para acercarse a Jesús y meditar seriamente su palabra.
La iniciativa surgió hace más de 20 años cuando a Myrna Gallagher, movida en gracia de Dios, se le ocurrió crear la idea de un retiro espiritual diferente a los demás, donde ellos y ellas (por separado) se concedieran el regalo de vivir unos días donde, guiados por la gracia divina, todos pudieran conocerse para posteriormente testimoniar el amor y la misericordia desde Dios.
Según ellos mismos, la diferencia con otros retiros radica en que el testimonio de vida de los participantes juega un papel importante; igualmente el material que reciben es determinante para llevar a la práctica un compromiso de fe a la altura de su vocación cristiana. Otro elemento esencial de la experiencia es la gran variedad de símbolos que se utilizan como la forma pedagógica privilegiada para dar un mensaje contundente. La idea es que ojalá nunca se olvide lo que han vivido, por eso el conocimiento entre si y de sí mismos juega también un papel preponderante. En todo caso el objetivo final es AMAR a Dios, y en él – por él amar a los demás.
¿Voluntad de Dios o veleidad humana?
A pesar de la gran acogida y el interés suscitado entre sus simpatizantes, el movimiento EMAÚS ha sido visto (incluso desde el interior de la misma Iglesia Católica) con cierta sospecha. Algunos sacerdotes han sido fuertes críticos a la hora de dar sus opiniones al respecto:
- Lo han catalogado como la nueva moda espiritual de los ricos, pues la mayoría de quienes viven la experiencia gozan de una condición social muy favorable.
- Les llama la atención lo hermético del Movimiento, en el sentido que tienden a ser clasistas y cerrados, lo cual significa excluyentes a la hora de aceptar a otros que no son de su misma condición.
- En cuanto al sentido original y doctrinal del Movimiento, EMAÚS no es más que una réplica de lo que ya la misma Iglesia ha venido enseñando desde hace más de 20 siglos; y en este sentido no hay “nada nuevo bajo el sol”.
- Muchos de los que pertenecen al movimiento ya han hecho parte de otras propuestas religiosas, demostrando así que su participación por un lado, responde a una búsqueda por satisfacer su dimensión espiritual; y por otro, a un afán por pertenecer a cuanto grupo o movimiento aparezca como tendencia dentro de la Iglesia.
- Algunos participantes se han adherido al Movimiento carentes de la convicción y exigencia necesarias para ser un verdadero caminante. Se conocen de testimonios de algunos que han estado en el retiro sin tener ningún tipo convencimiento en relación a lo que se busca y se debe vivir.
- Para muchos hacer EMAÚS es ponerse a la orden del día con respecto a su círculo de relaciones sociales, como si se tratara de alguna moda o un estilo que se impone a otro que ya no responde a sus intereses.
- Varios han pertenecido a otros movimientos que en su momento tuvieron incluso la misma fuerza y acogida, verbigracia “Cursillo de Cristiandad”, “Renovación Carismática”, “Lazos de amor mariano”, “Jornadas de vida cristiana”, entre otros.
No obstante, existen otros clérigos y laicos que creen, asumen e incluso acompañan al movimiento en sus parroquias valorándolo como una alternativa espiritual valida que le ha dado sentido a muchas personas que en su momento no tenían ningún tipo de orientación espiritual. Parten del reconocimiento de que la Iglesia es rica en dones y carismas, y que Dios tiene un plan para cada uno; en este sentido él se puede valer de cualquier propuesta para ofrecer felicidad y realización a todo aquel o aquella que se acerque con fe a sus caminos. Para ellos EMAÚS es una propuesta convincente, que valora al ser humano de forma integral, y permite que éste descubra el plan que Dios tiene para su vida; el Movimiento en cuestión no tiene intención ni mucho menos la pretensión de exclusividad, por el contrario reconoce que todos somos hijos de un mismo padre el cual se debe amar, y por el cual todos debemos amarnos.
Lo cierto es que, a favor o en contra, el movimiento cada día toma más fuerza en Colombia; día tras día crece el número de personas que están dispuestas a vivir su EMAÚS como esa real alternativa de la cual Dios se valdrá para mostrarles el camino de la salvación y de la felicidad plena en una sociedad que necesita hombres y mujeres realizados e íntegros interiormente con la capacidad de brindar amor en un país que exige a gritos reconciliación, perdón, tolerancia y solidaridad.
