Dogan, papá de Plinio Mayorin, cuenta cómo en un desafortunado hecho su hijo perdió una de sus piernas al encontrarse a metro y medio cuanto estalló una mina antipersonal. "Gracias a Dios quedó vivo. Yo estoy muy agradecido con la Defensoría del Pueblo porque fue la que nos dio primero la mano. Yo lo agradezco aún más por lo que hicieron con mi hijo ya que con su prótesis pudo volver a caminar normal", relata Dogan.
Para Plinio su calidad de vida mejoró y ahora junto a su padre sigue compartiendo la vida que casi les fue arrebatada.
“Es necesario que, como Estado y sociedad, hagamos todo lo que esté en nuestras manos para poner un fin definitivo al uso de este tipo de artefactos prohibidos", afirma Carlos Camargo, Defensor del Pueblo.
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